Hoy comemos en… Teatinos

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Noble barriada de niños pijos del Romeral, familias huyendo del ruido del centro, residencias, señores que tocan el acordeón y te piden dinero y estudiantes.

Pongámonos en situación. Digamos que tú y tus compañeros estáis en vuestro piso de estudiantes una tórrida noche de junio. Habéis pasado toda la mañana y toda la tarde hincando los codos para el terrible examen de Derecho Penal/Métodos y sistemas cuánticos/Accesibilidad de las ecuaciones y el cine contemporáneo andaluz, y os entra el gusanillo de salir, cenar algo, y que os de el aire, y ya de paso ventiláis el piso, que huele ya a agua de fregona sucia, desesperación y pies. Podríais bajar al centro, sí, pero coger el autobús da muchísima pereza y todos vosotros sabéis que luego os liáis, os liáis y acabáis en la parada del 11 a las 7 de la mañana con ganas de potar y un rumano a vuestro lado como nuevo mejor amigo. De repente surge una idea que nunca os habíais planteado en vuestras cabezas: “¿eh, y si tomamos algo por aquí?“. TEATINOS aparece como una nueva opción para la diversión y el desenfreno. Esas calles con esos bares que cruzáis casi sin mirar cuando volvéis del Mercadona de repente adquieren un nuevo sentido. Os emocionáis y la nueva opción va tomando forma: “¿y si vamos a cenar?”. La beca ha llegado, por fin, y como nuevos ricos os lo podéis permitir. Bueno, además es que el puto barrio carece de una sola discoteca, así que no hay otra cosa que hacer. LA TABERNA GLOBAL, en su afán de servicio público, te ofrece una recomendación de los mejores locales de restauración para hacer gala de vuestra recién adquirida clase social. No más Ágape. No más kebab de la Uncibay. A partir de ahora, dignidad y estómago lleno. Una nueva época se acerca. Seguidnos.

PLUTARCO

 

La burguesa zona que rodea a la calle Plutarco se ha convertido en el nuevo epicentro de la vida social estudiantil en unos pocos años, y tú no te lo puedes perder. Sitios para cenar, sitios para merendar, sitios para tapear, sitios para ser feliz. A continuación separaremos la amplia oferta existente, según las hipotéticas ganas de comer que tú y tus compañeros tengáis en este momento y que es directamente proporcional al tamaño del porro que os acabáis de fumar.

Mucha hambre

EPIC WIN

EPIC WIN

La primera opción, que no tiene nada que ver con que un servidor haya trabajado allí de camarero dos meses, es la pizzería Hércules (c/Plutarco). No os dejéis engañar por su reducido espacio y sus sillas del Ikea: la carta es amplísima -desde patatas asadas a camperos, bocadillos, platos combinados y pizzas- y te lo ponen todo tan jodidamente grande que, si os lo montáis bien y compartís, podéis comer bien y barato. Es el sitio perfecto para quien prefiere el pragmatismo a la elegancia, y, no nos engañemos, todos vosotros preferís comida en abundancia a servilletas bonitas y manteles de cuadros. Las patatas Superhércules (patatas, queso fundido, kebab y salsa de yogur) causan el mismo efecto de euforia que la heroína, según la Universidad de Massachussets. Sin embargo, si os apetecen pizzas, quizá una mejor opción sea La Pizza (c/Eolo) que, como podéis comprobar, no oculta su verdadera condición. Pizzas de todos los tamaños y sabores, no demasiado desbordantes en calidad pero a un muy buen precio, con un local amplio y limpio y unos camareros buenorrísimos según mis amigas.

Poca hambre

La calle Plutarco está masificada de bares/restaurantes de tapas, que, sin ser Granada, son Granada. Caña + tapa es el nombre de la revolución plutarqueña gracias a la cual podéis comer sin comer mucho y beber sin beber mucho. Todo un homenaje a la moderación. El primer stop lo hacemos en El Refugio (c/Antígona) , que ofrece las tapas más generosas a kilómetros a la redonda. En una pizarra tenéis todas las opciones de platos con los que acompañar tu caña, y sólo necesitaréis dos para saciaros. Destacamos la tortilla de patatas, a veces un poco cruda, a veces seca, pero siempre grande: y la tapa “el nido”, un sándwich entero, solo para ti, con un huevo dentro cuya yema te chorreará por la barbilla de manera muy sensual. Y SI QUERÍAIS ALGO MEJOR HABEROS IDO A GRANADA A ESTUDIAR, GILIPOLLAS. Si preferís beber más a comer más, son paradas obligatorias Tapamanía (avd. José Ribera), con jarras de cerveza baratas y tapas no muy grandes, pero dignas, y La Botellita (c/Plutarco), que tiene una carta algo más reducida en cuanto a comida pero que favorece, a su vez, los efectos etílicos de la jarra.

refugio

 

Y después…

Una vez saciados y con la mayonesa aún en la comisura, os preguntáis, ¿y ahora qué? Desgraciadamente en Teatinos no hay muchos sitios en los que desfasar, así que tendréis que conformaros con un ambiente algo más tranquilo. Nada mejor para bajar las patatas Superhércules que un buen té o un batido ultracalórico: en la tetería Alcazaba (avd. Parménides) podéis acompañarlo, además, con una cachimba más grande que el enano de vuestro grupillo y un rollo árabe que relaja muchísimo. Pero si os agobia la música rara esa y el ambiente cargado, otra buena opción es la tetería El pequeño Buda (c/Antígona), que ofrece casi lo mismo pero quitándole farándulas innecesarias. Si, a pesar de que mañana os tenéis que levantar a las 7 de la mañana, seguís empeñados en el ciegazo madre, recomendamos la sala Premier (c/Plutarco), que a pesar de su nombre cani no os pondrán Pitbull, sino que se trata de un pub bastante elegante. Si, por el contrario, tenéis aún hueco para una tarrinaca de helado, el épico duelo entre Kalúa (c/Plutarco) y Jumais (c/Carmen Laforet) traspasa fronteras. Elegid el que más coraje os de: la heladería Jumais suele tener mejor prensa entre los habituales del barrio, el sabor de sus helados es algo más tradicional, aunque también un poco más elevados sus precios.

 

CIUDAD DE LA JUSTICIA

 

No os dejéis engañar por esos inmensos descampados llenos de matorrales. La presencia de un Mercadona ha revitalizado la segunda gran zona estudiantil de Teatinos que, pese a que aún tiene mucho que envidiarle a Plutarco en cuanto a restauración, cada día que pasa se hace más fuerte. Como el Pikachu de Ash. El enclave mágico es el pub irlandés Molly Malone’s (Bulevar Louis Pasteur), el que fue el preferido de la cúpula tabernista hasta que Wert empezó a recortar y a subir nuestras matrículas. Algo caro, sí: pero cervezas de todos los países y unos platos bastante dignos para ser un pub. Destacamos la hamburguesa de buey. Te la ponen sin pan ni nada pero merece la pena. Una carne perfecta en sabor y textura. Otros sitios reseñables son El Templo Bar y los 100 Montaditos (avd. de Gregorio Prieto), el primero con unas croquetas de espinacas maravillosas y el segundo con la típica misma mierda comercial de siempre. Aunque si tenéis mucha hambre, quizá la solución esté en volver a lo tradicional: EL CHINO DE LA CIUDAD DE LA JUSTICIA (Bulevar Louis Pasteur) es un chino con los mismos menús chinos de toda la vida. Rollo de primavera, arroz tres delicias y cerdo agridulce, bebida, postre, cinco euros, felicidad.

 

¿No te gustan estos sitios recomendados? ¿Prefieres otros? ¿Has descubierto el bar definitivo de Teatinos? Esto no es una ciencia exacta. ¡Usa los comentarios de abajo!

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Acerca de Javi Skan

Anarcosindicalista. Igualdad, fraternidad y socialismo. Me duele la cara de ser tan GRAPO. ¡Venceremos! No, es broma. Dirijo este medio mientras hago como que me intereso en mi último año de Periodismo en la UMA. Vuestras opiniones me parecen una mierda.

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