El Málaga fue preso de su impotencia
El colegiado leonés borró de un plumazo la posibilidad malaguista de encaramarse a la tercera posición liguera, anulándo un gol legal de Demichelis en el descuento. Isco adelantó a los locales y Xabi Prieto empató el partido cuando la Real Sociedad contaba con diez jugadores. Quiere, quiere, quiere… pero no puede.
El Málaga no es un equipo grande y se le nota, no está ducho en estas lides… Los de Pellegrini han sido presas del pánico a la victoria, del miedo a hacer historia. A priori, los cinco puntos dejados por el camino ante dos rivales manifiestamente inferiores (Real y Villarreal) pueden llegar a ser definitorios a final de temporada, más aún teniendo en cuenta el complicado calendario que aguarda a los de Martiricos. Los blanquiazules han sido incapaces de soportar la pesada losa del éxito, algo esperable de un equipo hijo de nadie, que asemeja la figura e idiosincrasia del flamante soldado de academia que jamás partió a la guerra ni olió la pólvora de cerca.
Los de Pellegrini pagaron justos por samaritanos. Al equipo de La Rosaleda le ha temblado el pulso en ambos partidos a la hora de ajusticiar a sus rivales, y la falta de mordiente se ha revertido en su contra en los dos encuentros. Con esta bisoña actitud, el Málaga ha dejado pasar la oportunidad de hacerse con un dilatado colchón de puntos con el que escudarse del vendaval de complejos partidos que se avecinan.
La salida al siempre beligerante Reyno de Navarra y la posterior visita del Valencia a la Costa del Sol tendrán una trascendencia categórica para los objetivos malacitanos, pues supeditarán decisivamente el sino de los malagueños, especialmente teniendo en cuenta qué dos complicadas salidas completan el calendario albiazul: Calderón y Camp Nou. Incluso la -a priori balsámica- llegada del Sporting en la última jornada se puede tornar un arma de doble filo, si los gijonenses llegan al partido con la salvación en juego.
El Ingeniero era consciente de ello, y muestra de esa necesidad fehaciente de victoria fue la acumulación de hasta seis jugadores de ataque en los últimos minutos de choque. Pese a la ansiedad y al carrusel de ocasiones perdidas (la más clamorosa una de Van Nistelrooy tras un saque de esquina), el Málaga consiguió anotar un segundo gol, pero el árbitro invalidaría la jugada por un supuesto fuera de juego de Demichelis, volviendo a elevar un ya conocido sentimiento de impotencia.
Tal impotencia se vio reflejada en el juego durante todo el envite, y aunque la Real no entrañara demasiado peligro en fase alguna del encuentro, los pupilos del chileno se ahogaron en la convicción de su inconvicción, la certeza de sus titubeos. El gol malaguista no llegó hasta el minuto 30, gracias a una afortunado rebote que desvió la trayectoria de un lanzamiento de Isco desde el vértice izquierdo del área. Bien ha aprendido la lección el técnico chileno, que desde que ubica al canterano en el interior izquierdo ha conseguido multiplicar sus ocasiones de gol, en su mayor parte por disparos a pierna cambiada desde la media distancia. Inútil fue entonces la estirada de Claudio Bravo, compatriota de Pellegrini, aunque a la postre acabaría siendo el mejor jugador del encuentro, ya que respondió sobresalientemente al resto de las embestidas blanquiazules.
Las fulgurantes e intermitentes (demasiado) acciones de Isco no fueron lo suficientemente desequilibrantes como para rematar a los de Montanier, y ni en superioridad numérica fueron capaces de noquearlos. Toda la segunda parte permaneció la Real Sociedad con un jugador menos por la expulsión (justa) de Mikel González por doble amarilla, pero de nuevo acabó pagando un excesivo precio por la candidez de la delantera malaguista.
Tras el descanso, y apenas asimilada la expulsión del central txuri urdin, Xabi Pietro se encontró un tímido rechace de Mathijsen a la salida de una falta, conectando una certera volea contra la que nada pudo hacer Rubén. El ex portero del Cartagena, que había sido especialmente criticado esta semana tras su actuación en El Madrigal, respondió a sus detractores con un genial partido, salvando al Málaga en un par de ocasiones de sus ya más que habituales despistes defensivos.
Con 1 a 1 en el marcador transcurriría el resto del tedioso encuentro, y ni siquiera la desacertada actuación colegial de González González supone justificación alguna para este inesperado empate ante un rival de otra liga, con unas aspiraciones diametralmente opuestas a las malagueñas. El Málaga no dió ese paso adelante y lo puede acabar pagando. A día de hoy, el club de Martiricos permanece en cuarta posición, a un punto del Valencia y tres de un Levante que ocupa puestos de Europa League.
Después de una gran temporada, sería una lástima haber nadado tanto para morir ahogados en la orilla. Si ocurre tal cosa, “Papelito”, Ruud “Van Gol” (?) y Rondón habrán de entender que, como la sardina que se despista, serán carne de espeto…
