El Málaga planteó su más firme candidatura a puestos de Champions. Fue en Martiricos ante un inoperante Levante que, pese a la estrechez que refleja el marcador final (1-0), apenas hizo meritos para evitar la derrota.
La afición reclamaba un paso en firme de su equipo hacia los objetivos marcados, y los blanquiazules respondieron en intensidad y maneras. Al césar lo que es del césar… Se demandaba un cambio de actitud en el equipo, un plus de coraje y profesionalidad que posibilitara amarrar la ficticia situación clasificatoria de la que gozaba y la plantilla mostró el grado de compromiso esperado – casi que exigido – por una afición ávida de fútbol.
El partido, como viene siendo la tónica habitual cuando juegan en casa, fue un soliloquio malaguista. Pellegrini premió el buen hacer de su equipo en la segunda parte de la jornada anterior poniendo de inicio a los jugadores que revolucionaron el partido: Demichelis, Eliseu y Joaquín. Si el del central argentino era un cambio lógico y previsible por su evidente aportación y mejora en las últimas jornadas, los otros dos constatan un cambio de mentalidad en el técnico chileno, que parece haberse dado cuenta tras meses de inflexibilidad que los esquemas están para romperlos, y que al fútbol se juega con los pies. Y que donde mejor lo hacen el del Puerto y Eli es junto a la línea de cal, donde sus habilidades técnicas y físicas cobran mayor trascendencia y sentido.
Con todo lo dicho, cabe reseñar que la victoria fue mucho menos sufrida de lo esperado. Un hiperdefensivo Levante estuvo a años luz del aplaudido e inesperado nivel mostrado a principios de temporada, cuando llegaron a ganar a los de Pelle por un contundente 3 a 0 en el Ciutat de Valencia. Aquí los de Juan Ignacio Martínez cedieron clamaremente el esférico y el gran beneficiado fue Isco, que gracias al constante esfuerzo de los extremos anduvo con algo más espacio en la mediapunta que de costumbre. Esa libertad de movimientos amparó un excelso repertorio de pases, regates y disparos a puerta del futbolista del Arrroyo de la Miel, que había bajado algo el rendimiento y se ahogaba en el horizontal y presumible juego malacitano.
Pero si a alguien le tiene que agradecer Isco la libertad de actuación de la que goza es a Toulalan. Se nos llena la boca de fútbol cada vez que hablamos del francés, pero es inconmensurable el derroche de pundonor y habilidades técnicas que ofrece cada partido el galo en la medular. Absorbe casi todas las tareas defensivas de los malagueños en el centro del campo, liberando así a su acompañante en el archisabido 4-2-3-1 del “Ingeniero”. Ayer su contrapunto en la media volvería a ser Cazorla, retrasando su posición natural, mostrando así la predilección de Pellegrini por esta última opción, que hace tiempo que dejó de ser un parche.
Si bien hemos defendido antes un necesario cuidado en la ubicuidad de los jugadores para un mejor rendimiento (Isco, Joaquín, Eliseu), en este caso hemos de hacer una salvedad. Probadas y reprobadas todas las alternativas posibles, ni Camacho, ni Recio, ni Duda, ni Maresca, ni Apoño cuando estaba… han conseguido rayar a la altura de las exigencias del club. Y aunque no haya llegado al mejor nivel que marcó durante su andadura en Villarreal, Santi ha demostrado que ya sea en un puesto que le es antinatural, ya sea con una pierna… presenta un mayor rédito que el resto de aspirantes al puesto. La calidad técnica y las tablas del asturiano palian sus deficiencias en las arduas tareas de contención. Y, teniendo al lado a Toulalan, parece la mejor salida posible para un Manuel Pellegrini que lleva meses obsesionado con cubrir tal puesto.
De todas maneras, aunque el Málaga lleve meses peleado con su identidad, el Levante no sería rival alguno y facilitó en demasía la tarea. Los de JIM intentaron jugar sus bazas al contraataque sabiendo que el dominio del esférico sería local, pero todo quedó en eso: un vano intento. Koné quedó aislado en la punta, y de los contados balones que le llegaron apenas germinó ocasión alguna.
El Málaga por su parte ofreció un buen nivel en ataque y durante la primera parte se contaron hasta quince disparos blanquiazules, amén de múltiples internadas por la banda y de tres o cuatro jugadas de moviola por manos en el área granota. Se mostraba una vez más que la afección principal de este equipo es su falta de gol. Hasta de cinco ocasiones (algunas muy muy claras) dispuso Salomón Rondón para deshacer el empate. Al final lo hizo en el minuto 56, de cabeza tras una falta botada desde el costado izquierdo por Joaquín.
Es a todas luces increible lo del venezolano con el gol, y resulta paradójico ver como se encuentra en su mejor racha anotadora de la temporada (5 goles anotados desde que empezara 2012) cuando vemos encuentro tras otro como falla infinidad de ocasiones cantadas. Es algo similar a lo que le sucede a “Papelito” Fernández, que ayer volvió a malograr una preciosa oportunidad nada más salir del banquillo, redemostrando su inoperancia en ataque y la falta de recursos cara a meta. La escasa aportación ofensiva de los puntas, unida a la más que probable baja de Baptista para el resto de campaña, obligará al entrenador sudamericano a reconvenir sus tácticas, ya que la pelea se presenta ardua y un equipo aspirante como el Málaga no puede asustar a nadie con sus tijeras de punta redonda.
El resto del partido fue albiazul, y apenas en el último suspiro se sintió un acceso de preocupación en el estadio, cuando Cabral hizo aparecer a Willy por primera y única vez. La Rosaleda demostró ser mucho campo para los valencianos, que se dejaron algo más que los tres puntos: la codiciada cuarta posición que marca puestos de Champions League. A la espera de lo que haga esta noche el Athletic, el jeque se frota las manos pensando en los derechos televisivos, y los aficionados rezan para que el genial trabajo realizado en casa obtenga algún tipo de rédito lejos de la Costa del Sol, ya que 29 de los 40 puntos malaguistas han sido conseguidos en nuestra ciudad. Tan sólo Barcelona y Madrid, que son cascarilla y juegan en otra liga, lograron llevarse los tres puntos de un estadio que, colosos aparte, se muestra inexpugnable. Ahora, más que nunca, se hace necesario puntuar lejos de casa para aferrarse a las plazas europeas…
Si observamos el próximo partido vemos que se trata del… Santiago Bernabeu…
Europa pasa por La Rosaleda (1-0),
