(1-1) Un gol in extremis de Onyewu priva al Eibar de la victoria ante un Málaga exento de fútbol. Los locales fueron superiores en intensidad, juego y ocasiones al equipo blanquiazul. La segunda línea de Manuel Pellegrini –dejó a sus máximos baluartes en casa- no pudo doblegar a un conjunto vasco también plagado de suplentes –hasta diez de los teóricos titulares no salieron de inicio- en un Estadio Municipal de Ipurua impracticable. Auspiciado por el estado del campo, el partido fue un tedio en su máxima expresión. Infumable.
El Eibar imprimió intensidad al envite desde el primer minuto, buscando sorprender a los visitantes. El Málaga, por su parte, trató –en vano- de dominar el encuentro en base a la posesión. Frustrado por la irregularidad del barro y la falta de estilistas capaces de hilvanar dos o tres pases consecutivos, el conjunto andaluz recurría al balón en largo para iniciar el juego. A priori lógico, sino fuese porque sus delanteros –Seba, Bounanotte y Saviola- no destacan precisamente por su envergadura física.
No es un descubrimiento que el Málaga no tiene más de 15 jugadores de élite porque ya lo sabíamos; el encuentro ante el Eibar es más una demostración –otra- de las carencias de una plantilla corta que está obrando un milagro. Atendiendo a la normalidad, los suplentes de un 2ªB no deberían revestir problema alguno para los suplentes de un equipo Champions. Dejando a un lado el lamentable estado del campo, la segunda línea del Málaga no ofrece ningún tipo de garantías –y menos soluciones-.
El Eibar aprovechaba su conocimiento sobre el terreno y se acercaba con cierto peligro al área defendida por Carlos Kameni. Los locales dispusieron de varias oportunidades para abrir el marcador, pero la falta de puntería en unas y la habilidad del guardameta camerunés en otras evitaron que los vascos se adelantasen en el marcador antes del descanso. Un primer tiempo horrendo para los de Pellegrini que acumulaban tantos disparos a puerta como ocasiones de gol –ninguna-.
El técnico chileno cambió a Saviola por Juanmi, tratando de revolucionar el partido refrescando la zona de ataque. El problema del Málaga no era el delantero, sino el medio campo. La transición ofensiva era demasiado lenta. Camacho es recuperador, no creador; la falta de frescura convierten a Duda en un jugador errático e impreciso; y Recio…digamos que aporta poco –o nada-. Los laterales –siempre protagonistas en el éxito del Pellegrinísmo- anduvieron desaparecidos en labores ofensivas.
Demasiadas facilidades para un Eibar muy trabajado y sacrificado tanto táctica como físicamente. La zaga local presenciaba impasible la esterilidad de las acometidas blanquiazules. Con todo esto y aprovechando una de las principales bazas ofensivas del equipo vasco, Añibarro envió al fondo de la red una falta botada desde la frontal. El capitán azulgrana remató solo en el punto de penalti ante la pasividad de la defensa andaluza.
Onyewu firmaría el empate en un marcador injusto para el Eibar que fue superior y mereció la victoria. Este resultado es, a priori, favorable al Málaga que no debería tener problemas para vencer en La Rosaleda. Aunque recordando la abulia del envite ante el Cacereño… Manuel Pellegrini necesita algo más que Dudas y Papelitos para mantener el nivel competitivo de un conjunto que alterna el cénit de su juego con la peor de sus versiones de un envite a otro.