Decenas de proyectores se ponen en marcha esta semana para escribir una nueva página en la historia cultural de la ciudad malagueña, un año más al servicio del mejor cine español. Desde La Taberna Global, como buenos peliculeros que somos, queremos ofrecer un pequeño homenaje a su historia.
Corría el año 98. Declarado Año Internacional del Oceano por la ONU, se dan en él una serie de acontecimientos de gran importancia en el panorama internacional. El Congreso de los Diputados aprueba la supresión de las penas de cárcel para los insumisos (:(), Bill Gates aparece con el tan preciado Windows 98, el Real Madrid alza su 7ª copa de Europa robando y La Oreja de Van Gogh publica su revolucionario álbum ’Dile al Sol’. Sin embargo, aún quedaban unos cuantos años para el nacimiento de la mejor revista digital de información universitaria en clave de humor de España.
La Costa del Sol también acoge este año con especial cariño cuando el grupo liderado por Salomón Castiel -por entonces gerente del Teatro Cervantes- se decide a fundar un festival de cine en la capital malagueña. “En un panorama tan saturado de festivales, de lo que se trataba era de organizar un festival con una identidad propia y hacer de él una cita ineludible en Málaga” declaró en su momento Castiel, y lo consiguió. Algunos malagueños recuerdan con vago interés el discreto éxito que tuvo la primera edición. “El festival fue obra de un montaje político, cuyo único fin era el beneficio económico de la ciudad, y no la difusión del cine español. Eso la gente lo sabía, y al principio pasaba” explica un malagueño viejo con canas, que prefiere no dar su nombre por temor a posibles “represalias”.
Aun con esto, gracias al repentino éxito por la llamada de atención a directores y actores de reconocida fama, que veían en el festival un salto perfecto para mejorar la carrera comercial de sus producciones, se llega a consolidar el Festival de Málaga de Cine Español. El evento, con el ideario de favorecer la difusión y promoción del cine hispano, reúne -desde entonces- cada año a los diferentes sectores de la industria cinematográfica, generando foros, debates y encuentros con el fin de analizar los avances y las necesidades del cine español.
Para el recuerdo de 1998 quedaron los primeros premios -por entonces no se habían instaurado las biznagas de oro y plata- otorgados, bajo el resplandeciente Teatro Cervantes, a ’La primera noche de mi vida’ de Miguel Albadalejo y ‘Subjudice’ de Joseph María Forn entre otros, y el hermoso primer homenaje del evento a un sonriente Fernando Fernán Gómez. Un reducido palmarés que, a partir del año 2000, se incrementaría con un mayor número de galardones a bandas sonoras, fotografía, montaje, guionista novel, etc. Y con más categorías que premiar. Junto a estos, comenzarían a destacar el premio honorífico Eloy de la Iglesia, que reconoce la labor de jóvenes creadores cuya trayectoria se aparta de los cánones establecidos, y el premio honorífico Ricardo Franco, en colaboración con la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.
Dieciséis primaveras han pasado desde su nacimiento, con muchas imágenes para la historia malagueña, algunas quizás un tanto amargas. La sorprendente victoria en 2006 con tres galardones de ‘Azuloscurocasinegro’, de Daniel Sánchez Arévalo, la ovación que le dedicó el auditorio a un emocionado José Luis López Vázquez junto al homenaje que el festival le hizo en 2002 o la grave hemorragia cerebral que sufrió la actriz Silvia Abascal en la edición de 2011 son parte de la extraordinaria historia que ha ido desarrollando la Costa del Sol desde su apuesta cultural más exitosa. Una apuesta que tanto los organizadores como los amantes del cine español desean que continúe por muchos años más.
Dieciséis primaveras para el Festival de Málaga,
Acerca de Nacho del Río
Chico guapo y timido. 21 para 22. Llevo casi 3 años yendo a la UMA sin estar matriculado en ninguna carrera. Colaboro en la sección de Cultura de La Taberna Global.