Estamos en el año 2013 después de Jesucristo. Toda la UMA está ocupando Teatinos … ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles economistas resiste todavía y siempre al invasor…
He intentado emular el principio de Asterix y Obélix. Si no os habéis dado cuenta, probablemente seáis unos posers sin infancia. Si siempre habéis querido ir al campus del Ejido pero os da miedo la Cruz Verde, sois futuros economistas todavía en bachiller u os pensáis que estudiamos en Almería… ¡Esta es vuestra guía!
En el campus del Ejido, ubicado en un monte que cuando lo subes te dan ganas de quemar el anillo único, sólo quedan economistas y arquitectos. Los dos gremios que más daño han hecho a España en esta crisis estamos castigados contra la pared. Los economistas, además, somos los más numerosos de la Universidad de Málaga (unos 4.000), y como digáis eso de “cantidad no significa calidad” os reviento la cabeza.
A continuación desgranaremos los pros de un campus como el del Ejido…
En cuanto a los contras podría escribir un libro pero como probablemente esperaríais a que saliera la película, os contaré lo más característico.
El aparcamiento. El no-aparcamiento, quiero decir. Unos 5.000 estudiantes aproximadamente luchan por alrededor de 250 plazas de parking y, en palabras del decano Eugenio Luque “es algo que no se va a solucionar nunca”. Suerte tienes si encuentras doble fila según que día, sobre todo un jueves. Que para salir luego por el centro sí que venimos todos a clase.
La doble fila tiene sus peligros, eso sí. Beatriz Sánchez, alumna de Arquitectura, recuerda un día en el que se quedó encerrada “una media hora” por un coche en doble fila mientras una chica le ayudaba a buscar a la dueña. “Al rato, la chica se dio cuenta de que era suyo el coche”, concluye Beatriz entre lágrimas.
A este problema hay que añadir la aparición de una figura temida por todo ejidense: el gorrilla, ese adorable hombre que se encarga de cobrarnos un euro a cambio de guiarnos con un “ahí, ahí, ahí… peeeeerfecto”. Menos de lo que cobra un controlador aéreo por lo mismo, todo sea dicho.
El césped de la Facultad de Económicas. Dotado de un magnetismo especial, de ése que si te sientas te es magnéticamente imposible levantar el culo, es probablemente lo más cerca que esté un alumno de ver los brotes verdes. El tiempo que pierdes en él es el germen de los cambios a Magisterio o Empresariales, y cuando llueve se moja como los demás.
La Facultad de Económicas tiene el honor de ser la primera en la historia de la UMA. Es por eso que para que seamos consciente de ello, llevamos unos veinte años con el mismo mobiliario. Veinte años, el tiempo que por término medio tarda un alumno de ADE en aprobar Control de Gestión.
Comer en el Ejido. Fuera de los despachos, no seáis cerdos. Hasta hace bien poco una de las pocas opciones que tenías es ir a la plaza Lex Flavia y elegir una de las dos tiendas que en sana competencia (tan sana como lamer el suelo del Ágape) ofrecen diversos bocatas, ensaladas y camperos. Tras incontables protestas (porque el cero no se puede contar, ¿no?) la cafetería de Económicas empezó a ofertar un menú en el que por el módico precio de cinco euros (sin bebida, a engolliparse) puedes degustar, en palabras de Eduardo Gironda, alumno de Administración y Dirección de Empresas (ADE), “dos platos que ni juntos hacen un primero”. Lo que Chicote llamaría un entremés.
La biblioteca de la facultad de Económicas. Aunque esté vacía, escucharás el murmullo constante de gente hablando que superan en decibelios al Aeropuerto de Castellón, y así no hay quien descubra la vacuna contra la crisis. Los enchufes crean un paradigma: faltan en la biblioteca pero sobran en las becas de colaboración.
Después de este superficial análisis del campus del Ejido, espero que si pensabas estudiar aquí, le des un par de vueltas. Y si estudias en Teatinos, que no nos veas como esos galos irreductibles. No somos ni la Cataluña ni los Ringo Starr de la UMA. Sólo queremos ser chulos de Teatinos como vosotros.
Campus del Ejido: ese gran desconocido,Acerca de Eduardo Alarcón
Estudio economía y administración de empresas. Animaba a la gente a invertir en sellos, estuve en Lehman Brothers, y ahora ando por la Taberna Global. Ahí lo dejo.