Los nuevos alumnos de la UMA comienzan el curso con demasiadas expectativas

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El inicio oficial del año académico y la desorientación postvacacional aturde a los estudiantes primerizos: creen que pasarán los apuntes a limpio cada día, que no se aburrirán de las infinitas presentaciones en Power Point porque les interesará el temario y que atenderán sin pestañear al profesor de turno al cual admiran y les inspira. Vamos, lo de todos los octubres.

Todos los que (aún) podemos llamarnos alumnos hemos sido inocentes alguna vez, sobretodo antes de pasar por la UMA. Es por ello por lo que queríamos saber qué esperan de la Universidad de Adelaida Málaga los párvulos que comienzan su primer año en la facultad.

Elena V. G., estudiante de primero de Enfermería, ha pasado ya la primera semana de prueba, que se resume, por lo menos en Comunicación, en dar media horita de clase para presentar las asignaturas y pasar el resto del tiempo haciendo nuevos colegas tomando el solecito en cafetería (aunque a ella le han tocado nubarrones). Por ello, todavía cree honestamente que no puede quejarse del método de enseñanza-proyector: “Ya no somos niños, la universidad te exige un nivel de atención e interés, de ahí las diapositivas, para que te busques la vida”. Y tanto que hay que buscársela, nos partimos la espalda para encontrar apuntes de ese alguien del año pasado. En cuanto a las clases prácticas, Elena es totalmente consciente de que no son suficientes y que donde aprendes de verdad es en un hospital, por eso los abuelos son sabios, de pasar tanto tiempo en las salas de espera. Bromas tabernistas aparte, la novel estudiante de enfermería afirmó que “con la vida real por delante es cuando aprendes, porque no tienes más remedio y el peligro depende de ti y de tus conocimientos”. Eso sí, piensa que los exámenes no van a ir a pillar porque así no se demuestra el esfuerzo y la constancia de los alumnos, angelita.

¿Por qué en la UMA no hay novatadas?

La opinión de Elena sobre los profesores coincide con la de Irene C. F. y Fernando M. B., compañeros de licenciatura aunque no de curso. Ambos estudian tercero y cuarto de Enfermería y también son nuevos en la UMA. Tras la concesión del traslado desde la Universidad privada de Ronda esperan que los profesores, no por salirles más baratos, les transmitan las mismas ganas y pasión por la profesión y les conviertan en personas competentes. “En el mundo de la sanidad no se puede ser mediocre, a mi parecer”, nos dijo Irene.  Los exrondeños sí que encuentran ya bastantes diferencias entre las dos universidades, concretamente en las clases teóricas en las que se les ofrecía mucha más materia. Aunque no sabemos si eso es una queja.

Cambiando de campo, encontramos a una persona que vive al límite y que estudia primero de Arquitectura a pesar de convertirse automáticamente en enemigo mortal de Esperanza Aguirre. Pablo F. R. sueña con una universidad no elitista y sin favoritismos y, aunque no se imagina esa sala gigante repleta de gente con un profesor erudito en la materia que le acompañará durante los mejores años de su vida, “que eso es una americanada” dijo, sí espera toparse con profesores a los que todos atenderán responsablemente -cosa que sólo ocurre en matemáticas, según fuentes contrastadas, y porque no quedan más cojones-, catedráticos que despierten su imaginación y no coarten la libertad de creación haciéndoles disfrutar de la carrera.

Posiblemente, Pablo encuentre ese tipo de profesores que fomentan la imaginación, pero no exactamente como piensa. Su tocayo, Pablo O. R., licenciado en Traducción e Interpretación en 2010, coleccionó unos pocos de ellos durante sus años de carrera: “La de Francés nos amenazaba con que acabaríamos de cajeros en el Mercadona”. ¿Os imagináis? el sueldo mínimo de dicha línea de supermercados es de 1.200€ al mes, ¡ya quisiéramos algunos!. Si eso no es avivar los sueños…

Pablo, el licenciado, se ha armado de valor (y dinero) para volver a ser alumno de la UMA dos años después. Tras ejercer como profesor de español en un pequeño pueblo inglés, se dispone a realizar un máster de profesorado de secundaria por lengua. “Lo hago porque no tengo más remedio si quiero ejercer de maestro, no porque crea en el sistema educativo de la UMA”, ha afirmado, “en mi carrera sólo di dos asignaturas que tuvieran que ver con la interpretación y había muchas que eran de relleno. La Universidad de Málaga es totalmente consciente de que no va a formar intérpretes per se, así que imagínate“. Declarado oficialmente como no simpatizante del imperio Adelaida, no espera encontrarse con “profesores a los que les guste su trabajo y se les note en la cara” se sorprendería mucho. Así que, como consejo para los nuevos alumnos que se desesperan con los lentos ritmos de secretaría, Pablo confiesa que ha llegado a encontrarse a todo el personal administrativo desayunando mientras uno, que suponemos que estaba a dieta, no daba a basto solo. Sed conscientes de ello siempre para conservar el juicio en la UMA, que más sabe el diablo por viejo…

 

 

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Acerca de Beatriz Rojo

Licenciada en Periodismo en la UMA: estoy ahorrando 200€ para pagar el título. De esas personas pluriempleadas para sacarse un sobresueldo, sólo que gratis. Lo mismo te hablo de pitos que de flautas. También busco oportunidades para escapar del país.

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