Igualdad mínima en La Catedral entre Athletic y Málaga. Un encuentro tedioso en el que ningún equipo logró hilvanar una jugada de más de tres pases consecutivos. Exento de ocasiones de gol, el envite fue un cúmulo de pérdidas de balón y continuas interrupciones. Mucha intensidad y poco fútbol.
Pellegrini dio entrada a Toulalan, lesionado en los últimos minutos, en lugar de Portillo para reforzar la medular albiazul en un partido que se preveía muy exigente física y tácticamente. El conjunto andaluz comenzó algo desdibujado, roto en el medio campo, lo que dificultaba las transiciones tanto ofensivas como defensivas.
La asfixiante presión de los locales dificultaba la salida limpia de balón desde la zaga, provocando que el Málaga incurriese con asiduidad en el juego directo con desplazamientos en largo que no llegaban a ningún puerto.
Bielsa quiso evitar que los andaluces monopolizasen el juego y maduraran el encuentro a partir de la posesión e intentó llevar el envite a su terreno, un ida y vuelta constante. Lo que no planeó el técnico argentino fue la imprecisión que asolaba a los futbolistas de ambos equipos, incapaces de elaborar un contrataque medianamente decente.
El Málaga visitaba San Mamés con la vitola de equipo ofensivo basado en la óptima asociación de sus jugadores, pero ayer fue la antítesis de sí mismo: Joaquín, obnubilado, disputó su peor partido con la elástica albiazul; Eliseu y Saviola, desubicados, ni aparecieron ni se ofrecieron; e Isco anduvo torpe, lento y sin ideas. Solo Demichelis y Caballero estuvieron al nivel que acostumbran.
El cansancio y el escenario se postularon como mejores excusas al tedioso espectáculo de anoche en La Catedral, pero la realidad es que ambos equipos estuvieron erráticos, sobrados imprecisiones y faltos fútbol. Puntuar en San Mamés siempre es positivo, lo negativo es la imagen ofrecida que esperemos no sea un completo desastre y, al menos, sirva de mal ejemplo..
Empate a imprecisiones en San Mamés,