Durante este pasado curso que acaba de concluir, La Taberna Global ha estado enfrascada en una serie de entrevistas a profesores propuestos por nuestros lectores por redes sociales como sus profesores favoritos. Qué mejor que la opinión de un alumno para evaluar la labor de un docente, y qué mejor que la opinión de un buen docente para evaluar el estado de la UMA y de la enseñanza superior en general. Mediante estas entrevistas, nuestro medio perseguía un doble objetivo. El primero, hacer un homenaje público a esos profesores que cumplen con sobresaliente su función y que cambian vidas a diario, y cuya importancia en el sistema no suele ser reconocida. El segundo es darles un canal para que digan todo lo que tengan que decir. Su criterio es y debería ser mucho más válido que cualquier comisión de expertos de cualquier ministro de Educación. Ellos viven y sufren las bondades y las carencias del sistema educativo a diario, y debería ser obligación de nosotros los alumnos escucharles para formarnos una opinión antes de lanzarnos a intentar cambiar la situación. Que somos nosotros los únicos que tenemos la palanca de cambios en nuestro poder, por cierto.
Hemos podido entrevistar durante al segundo cuatrimestre a ocho profesores, provenientes de un gran número de titulaciones distintas y que nos han dado mucho más que ocho titulares. Pese a que las preguntas formuladas cambiaban dependiendo del personaje, hemos querido mantener una serie de cuestiones prácticamente idénticas, todas referidas al estado de la UMA, a cómo se ha adaptado a la nueva situación de la Universidad en España y al estado de la educación en general. Y al comparar las ocho entrevistas ya transcritas y publicadas, da un poco de miedo ver cómo hay dos problemas que se repiten en carreras completamente diferentes.
-Bolonia. La opinión es prácticamente unánime. Estando ya asentada la certeza de que eso del “Espacio Europeo de Educación Superior” es una mentira de las gordas, que hasta para irte a Granada tienes que quebarte la cabeza con las convalidaciones, y que la UMA no fomenta precisamente el aprendizaje de idiomas, los aspectos más profundos del nuevo plan siguen siendo motivo de una polémica algo más agria. Los profesores entrevistados coinciden en que es muy bonito lo del seguimiento personal del aprendizaje del alumno, de la bidireccionalidad y de los contenidos prácticos, pero que a la hora de la verdad la organización y la infraestructura de la Universidad de Málaga aún no ha permitido llevarlo a cabo con éxito. Los grupos reducidos, invento “boloñés”, no suelen ser precisamente reducidos. El contacto continuo que se supone que se necesita para la evaluación continua queda reducido a varias tutorías al año. No por desidia del profesor (que también, en muchos casos) sino porque es imposible en una clase con 70 alumnos o más en caso de las titulaciones más abarrotadas como Económicas.
-Calidad de la docencia. Como medio universitario, nos llegan continuamente quejas de alumnos a los que los profesores les hacen jugarretas que, en la mayoría de los casos, quedan impunes. O que simplemente consideran que dar clase en el siglo XXI es llegar, leer documentos con voz monótona y marcharse. O que consideran que hacer uso de las NTIC es poner un Powerpoint con textos sacados de la Wikipedia. Pese a que existen mecanismos para que un profesor que hace mal su labor sea denunciado y descubierto, la mayoría de los casos en los que la docencia no cumple con sus obligaciones básicos no salen a la luz nunca. Los motivos son muchos: la presentación de instancias es difícil que llame la atención a las altas esferas a no ser que un gran número de ellas vayan dirigidas al mismo profesor. Es muy difícil poner a toda una clase en pie de lucha, cuando muchos alumnos aprobados prefieren olvidarse del asunto (aunque no hayan aprendido nada), y, al fin y al cabo, el profesor tiene la sartén por el mango hasta el levantamiento del acta. Para colmo, muchos amiguismos dentro de los departamentos y centros impiden que las protestas prosperen. Algunos de los profesores entrevistados lamentan la minusvaloración de la enseñanza universitaria. Ser buen profesor no importa en nuestro sistema -las encuestas de evaluación del profesorado sólo sirven para la gratificación personal del trabajo bien hecho, dicen algunos- y coinciden en que el problema es que, en nuestro modelo, copiado del anglosajón, para que un docente promocione la investigación cuenta muchísimo y la docencia no cuenta nada. Fernando Ureña, ex coordinador general de Eureka, aporta cifras: para ser catedrático, la investigación cuenta un 95% y la docencia un 5%.
¿Qué es ser un buen profesor? En contraposición a todos estos casos de incompetencia docente de los que nos enteramos a diario, ha sido un auténtico placer para nosotros charlar con profesores responsables, que son un ejemplo para sus colegas y una fuente de inspiración para sus alumnos. Todos tienen, como es obvio, diferentes maneras de enfocar la docencia, pero hay conceptos que se repiten y que deberían repetirse siempre. Respeto hacia el alumno, temario actualizado y expuesto de manera atractiva, búsqueda de feedback y participación, fomento del aprendizaje activo y práctico… desde determinadas esferas se mantiene la creencia de que el estudiante siempre va a sentir resquemor hacia quien le enseña, que sólo busca el aprobado fácil y que no se interesa por los contenidos. Rotundamente falso. La cantidad de respuestas que obtuvimos cuando preguntamos por redes sociales “¿quién es tu profe favorito?” lo desmienten. Y, por la calidad de las entrevistas, se demuestra el buen criterio de los estudiantes que participaron en la selección. Un criterio y una opinión que debería escucharse siempre: al fin y al cabo, el estudiante es el cliente. El único beneficiado y el único perjudicado de la calidad de la docencia en nuestra Universidad.
Sin quitarle importancia a los recortes que la Universidad pública española está sufriendo, y en término local a la enorme cantidad de dinero que debe la Junta a la UMA, desde La Taberna Global creemos que la docencia en nuestra Universidad está pasando de ser protagonista de problemas puntuales a convertirse en una severa lacra y que no se le da la suficiente importancia. Está claro que los “malos profesores” no son mayoría ni mucho menos, y que la investigación en la Universidad es vital -dadas las últimas políticas, uno de los últimos lugares donde se sigue investigando-. Pero urge un debate público, racional y responsable sobre cómo podemos mejorar la calidad de las clases en nuestra Universidad. Es inadmisible que un alumno que religiosamente paga su matrícula no pueda obtener una educación de calidad por incompetencias que muchas veces quedan impunes. No es nuestro papel proponer soluciones, porque carecemos de la capacidad para ello, pero sí que es evidente que pasa por dos posibles vías: mayor gratificación y reconocimiento a los buenos profesores o mayor control. El día en el que las subidas de tasas y la reducción de las becas nos dejen respirar, esperamos que este debate surja. Y que la voz de estos profesores sea escuchada y tomada en cuenta. Pequeños héroes que son de lo poco que tiene excelente nuestro Campus.
Puedes leer las entrevistas pinchando en los siguientes links:
Entrevista a Antonio González-Herrera: #tuprofefavorito y cada día el de más gente
José Francisco Murillo Mas: “¿Y qué es Bolonia? Si me lo explicas, soy capaz de contestar”
María Luisa Moreno-Torres: “Creo que la UMA no tiene buen nivel”
Mª Luisa Gómez: “Me hubiera gustado ser piloto de aviones caza”
Patricia Laurenzo: “El plan Bolonia no es compatible con la masificación universitaria”
Juan Casado, el mejor: “Lo más reconfortante de ser profesor es notar que enseñas”
Bernardo Gómez Calderón: “En la Universidad española se incentiva muy poco la buena docencia”
Salvador Pérez Moreno: “El sistema universitario valora poco la calidad de la docencia”
Excelentes de verdad,
Acerca de Javi Skan
Anarcosindicalista. Igualdad, fraternidad y socialismo. Me duele la cara de ser tan GRAPO. ¡Venceremos! No, es broma. Dirijo este medio mientras hago como que me intereso en mi último año de Periodismo en la UMA. Vuestras opiniones me parecen una mierda.
