El primer ministro italiano se ve forzado a prometer su dimisión tras la una encerrona por parte de los diputados de su propio partido. La oposición apuesta por un gobierno técnico de transición.
Berlusconi irrumpió como un rayo de luz en la política italiana hace más de 17 años. Un rayo de luz que aún hoy no se ha extinguido y cuyo orificio de entrada está sometido constantemente a la amenaza de ser tapiado por una izquierda demagógica (como siempre, todo hay que decirlo) e inquieta por su sequía de poder.
Corría el año 1994 y la Península Itálica se encontraba devastada por una mala gestión política que había tocado techo con la operación Manos Limpias, en la que la mayoría de las fuerzas políticas se vieron manchadas por tramas de corrupción. En este contexto de incertidumbre social apareció Silvio Berlusconi, que con el odio a la clase política por bandera prometió a los italianos el mismo éxito para su país que el de sus empresas.
Aunque a día de hoy no se hayan cumplido todos los objetivos planteados, como se observa en la exigua deuda de 2 billones de euros que carga Italia a sus espaldas, lo cierto es que la labor de Il Cavaliere al mando de la República Italiana ha sido intachable.
Sin embargo, hay quien se empeña en continuar sacando los trapos sucios de Silvio. Se ha conseguido que lo primero que venga a la cabeza al pronunciar la palabra ’Berlusconi’ sea “prostitución”. Pero en Berlusconi absolutamente todo tiene un trasfondo y una buena intención oculta. Y es que el primer ministro pertenece a una generación de italianos, cuyo máximo exponente es el ex ciclista Mario Cipollini, que considera que tener sexo es la mejor manera de rendir en el trabajo. No es ningún secreto.
Otra cosa que se achaca al gran líder milanés es el excesivo control mediático, que según sus detractores es el responsable de haberse alzado con el poder en tantas ocasiones. No obstante, nos encontramos con un hombre que ha luchado por ofrecer a los habitantes del planeta una televisión de calidad y Telecinco. Cada euro invertido ha sido por el bien de Italia y los italianos.
Su filantropía no termina ahí. El AC Milan, también de su propiedad, reúne a los mejores jugadores de todos los hospitales geriátricos del globo para que gocen de la pensión que su país en quiebra no les puede conceder.
Podría seguir enumerando cada una de sus obras caritativas, así como mencionando cada exposición pública de sus grandes dotes para el humor. Pero en su lugar daré un dato tranquilizador para sus más fieles seguidores, entre los que me encuentro: Berlusconi ya ha dimitido en dos ocasiones (1994 y 2005) y a día de hoy sigue en el poder. ¿Quién dijo que a la tercera va la vencida?
Berlusconi, quédate con nosotros,Acerca de Manolo García
Fui becario en SUR para ganar experiencia y poder trabajar aquí. Ahora mismo no tengo novia, y estaría interesado tanto en una relación seria como en algo esporádico. Mis opiniones no me representan a mí, sino a otra persona. Ahora mismo tengo llamadas entrantes gratis.