La locura se define como “Privación del juicio o del uso de la razón” No es malo, a ellos no le hace falta la razón. Al mundo, tampoco razones para hablar de ellos. Porque su poesía basta, ayer se celebró en la librería La Casa del Libro en Málaga, la presentación del libro ‘Tenían 20 años y estaban locos‘ de mano de Cristian Alcaraz, Enrique Morales y David Leo García.
Una vez demostrado que la poesía no está en decadencia, nació, como antología de Luna Miguel y con las editoras Alejandra Vanessa y Elena Medel (de La Bella Varsovia) este poemario, que recoge a jóvenes poetas que cada día buscan recursos y luchan por lo que desean: la poesía. Ellos, muchos con publiacaciones y otros no, son el ejemplo de que, aunque la red nos hace grandes, siempre sentimos un cosquilleo en el estómago cuando nuestros poemas están sobre el papel. Así que así, se consolida este proyecto, dando lugar a un poemario recoge poemas de todo tipo, poetas locos, cuerdos, enamorados o desentendidos. Poetas entre los veinte y los veintisiete años.
Según Luna Miguel “Los hay traductores, críticos, ensayistas, narradores, músicos, científicos, pintores. Los hay brutos, salvajes: Marina Ramón-Borja y Judit del Río, que tienen sangre entre las piernas y los sesos, muy dulces y muy salidos… Los hay surrealistas: Enrique Morales, que habla desde el desierto, o Álvaro Guijarro, que salta y ríe y salta… Los hay infantilmente crueles: Emily Roberts, Sara R. Gallardo u Odile L’Autremonde, que tienen sonrisa de lolitas diabólicas hablando de sus sentimientos y de sus cuerpos blanquísimos… Los hay que juegan con las palabras: Cristina Fernández Recasens y Eba Reiro, con su particular rayuela…”
La presentación, ayer a las 19:30 en Málaga, tuvo lugar, como ya hemos dicho, en la Casa del Libro de Málaga. Una presentación llena de música imaginaria y magia, que abrió Cristian Alcaraz. Sus poemsa son los de un niño mayor, a la fuerza, como ya vemos desde hace mucho tiempo y ya mostró el poeta malagueño en ‘Dorian ha muerto’, el poema que resultó galardonado en el Certamen Andaluz de Escritores Noveles en 2009. Pero Cristian Alcaraz se ha hecho mayor desde entonces. Ahora, becado en la Fundación Antonio Gala en Córdoba, disfruta de un curso dedicado a crear, imaginar, inventar y seguir formándose como lo que ya es desde hace tiempo: un excelente poeta.
Le sigue David Leo. Lleva esa camiseta que tanto le define, ya la hemos visto en algún que otro recital: David es un gafapasta en pequeñas dosis. Se ríe, hace algún chiste pero él ya sabe lo que le toca: leer un poema, descubrir un poco más lo que es él. David ya tiene dos poemarios publicados: ‘Urbi et orbi’ (Hiperión 2006) y ‘Dime qué’ (DVD Ediciones 2010). Él ya sabe de esto, desde muy pequeño, de versos libres, sonetos y de públicos expectantes.
Bajo aquellos
árboles
Aquellos
árboles
Enrique Morales, sin música (aunque con ellos, es innecesaria) recita el último. Él tiene veintipocos y dos poemarios inéditos Grotesquia y Libro del Autista. Por si a los inconformistas no les basta la poesía, también escribe teatro y es el fundador de “El número de la leonera circense“.
Que sí la locura es esto, no deberían quedar cuerdos. Sólo nos queda pensar que se equivocan, que esta vez sí es tiempo de soñadores. Siempre lo es si nos ponemos de acuerdo. Y volviendo a citar a Luna: “los que estamos mal de la cabeza lloramos. Porque los que lloramos amamos la poesía. Porque no hay nada más bonito que un puñado de soñadores haciendo lo que realmente les gusta”
TENGO UN SECRETO
voy a definirte
arriesgo todo para definirte
ANTONIO PORTELA
tengo un secreto
por las noches soy un perro justiciero
de luces de neón de lubricaciones fuera de tiempo
de cama y cuevas juguetes anti-estrés
me denominan zombi de dedos malformados
espuma de afeitar bolero e imbécil
a viva voz me cuelo bajo tu cama invisible
y piensas en mí como si estuviera vivo
porque eres el único que hace que siga vivo
tus pies forman la textura
de un poste telefónico que se separa en genitales
me gusta beberte
tu ombligo es la micción de mi organismo
tu pelo rapado un exterminio
y tus legañas hologramas de superioridad
porque eres inmortal en este campo de refugiados
hombre ante hombre
mapamundi en dos mitades
si tú deseas ser Europa
yo me transformaré en literatura nazi
y te contaré mi secreto
mientras me fusilan como a un judío
(no se lo digas a nadie)
hombre para hombre
y finCristian Alcaraz
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Dígame un color. El verde. Otro. El verde.
Una parte de la casa. El aire.
Una pregunta. La pregunta. Un escritor.
El misterio. ¿Qué asocia con un pájaro?
El misterio. ¿Y con un pájaro?
La infancia. ¿Y con qué césped?
La infancia. Dígame un color.
No lo sé. Un país. Casi todos.
Una enfermedad. Todas salvo la mía.
A qué ha venido aquí. Las… ya sabe,
las… qué le voy a decir, ya sabe,
lo de siempre.
Un instrumento de cuerda. El pentagrama.
Una parte del cuerpo. Los pulmones.
Una parte de la casa. El deterioro.
¿Un motivo para vivir? Alguno, el deseo.
¿Una enfermedad? La enfermedad.
¿Una cita célebre? “Claro que sí”.
¿Un motivo? Para morir. ¿Un motivo
para morir? Ninguno,
tal vez. El deseo.David Leo García
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FALSA PARÁBOLA DE LA MADRIGUERA
Bajo aquellos
árboles
Aquellos
árboles
cuyas hojas
inundaban el
paladar
de negrura
blanca
y
dulce
Bajo aquellos
arboles
nuestros cuerpos
se transforman
sorda
e irresponsablemente
en sombras
de esto
y quizá también
de aquelloEnrique Morales
Acerca de Rocío García
Parte de la generación PAPEL, del libro 'Dorian ha muerto' y 'La vida por delante''. Buscando un futuro en la UMA, Periodismo. Rompiendo ordenadores se aprende a usarlos, también internet. Buscando a Oliveira con una cámara de fotos la mano. Y ahora, lo que faltaba: (In)culturizando La Taberna Global.
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