Cuando comes en esta cafetería te embargan unas ganas como de pensar mucho sobre las conexiones neurológicas, tu autoestima por los suelos y la plastilina de color marrón.
Ir a comer a la cafetería de la facultad de Psicología y Educación (en adelante, Psicología, que es la que mola más) es como ir a ver Avatar al cine: al principio vas con ganas, con las expectativas altas, creyendo que vas a disfrutar de un autentico orgasmo sensorial, y luego te das de bruces con la realidad en cuanto profundizas. El mostrador de la comida, sobre todo en los primeros platos, es maravilloso. Variedad y pintaza. Ensaladas donde la salsa brilla con luz propia, platos exóticos, spaguettis a la carbonara con bacon en cantidades ingentes… Couscous, hay hasta couscous. Los segundos platos, pese a ser algo más mundanos -el pescado con una salsa verde inidentificable, patrimonio inmaterial de la UMA, volvió a hacer aparición- también ofrecían un aspecto apetecible. El mostrador de los postres era, sin duda, el mejor que hemos visto en esta sección de críticas gastronómicas. Una enorme variedad de dulces caseros, todos ellos bien empaquetados y ordenados por colores y sabores, entre los que destacaba las natillas de vainilla con cobertura de chocolate -grandioso invento-. Nos sentamos a la mesa con un hambre de tres días y la sensación de que Psicología iba directa hacia el 10, mirando de reojo a ver si aparecía Ferran Adriá para la guinda final. Pero no es oro todo lo que reluce. Y menos mal, porque el oro es difícil de masticar.
Menú elegido: migas, lenguado con berenjenas fritas y tarta de queso
En el momento en el que una cafetería de la UMA intenta diferenciarse ofreciendo platos caseros y típicos, de compleja elaboración, ya se merece nuestro aprobado. Acogimos con satisfacción la entrada de las berzas en el menú de Derecho y en esta ocasión debemos aplaudir las migas de Psicología que, además, son servidas con un huevo frito. Un detalle al nivel de las mejores ventas de los Montes de Málaga. Tanto el sabor como la textura estaban conseguidísimos, destacando la fusión en el paladar de la yema del huevo y el pan frito. Sin embargo, pese a que este plato admite una gran cantidad de ingredientes diferentes, los cocineros-psicólogos fueron a lo básico: pimiento y cebolla. Aun así, fue una sorpresa muy grata encontrarse con un plato tan de pobres en una facultad clásicamente de izquierdas. La mano del decano se nota, vaya si se nota.
A partir de entonces todo fue cuesta abajo, como cuando los personajazos de Avatar follan conectando sus colas y sientes unas ganas terribles de abandonar la sala. El pescado verde de salsa inidentificable, en el resto de facultades analizadas, suele presentarse desprovisto de espinas. Aunque su sabor es completamente genérico y es probable que haya sido capturado en algún río del sudeste de Vietnam, es fácil de ingerir. El lenguado de Psicología es colocado en el plato sin que el camarero haga el esfuerzo de rebañar en la bandeja para echarte un poco de salsa y, además, de pescado tiene poco. Más de la mitad del alimento servido no es alimento y el esforzado estudiante es obligado a mantener una lucha grecorromana con el pescado con el fin de extraer algo mínimamente comestible. Un timo al nivel de las patatas de bolsa medio vacías o a las entradas con copa que luego son fanta de limón con aromas de vodka. Para un renegado del sabor y la textura de la berenjena original como el que escribe, la guarnición de berenjenas, fritas y en tiras, no resultó tan agradable como las de Comunicación, en las que realmente te comes la cobertura de aceite frito y harina: sin embargo, debemos reconocer que estaban bien preparadas.
El chof total, el final digno de Los Serrano, fue la tarta de queso. Ya nos hizo sospechar la ausencia de la base de galleta tan admirada por los fanáticos de la tarta de queso. La “tarta”, resultó ser una especie de leche desnatada cuajada por los pelos que sabía a nada, absolutamente a nada, y una mermelada de fresa que era más bien agua rosa. La ingesta de este postre evoca sentimientos de vacío y paz interior, de ausencia total de entusiasmo, de desconexión emocional, al nivel de la ensalada mustia de Comunicación. Probablemente estemos ante una colaboración del ya famoso cocinero de CCCOM sin ganas de vivir.
Lo mejor
-La presentación y variedad de los platos
-Las migas, de lujo
-El dispensador de servilletas está boca arriba, lo que evita situaciones incómodas
-El trato de los camareros, muy aceptable
Lo peor
-Eso ni es pescado ni es comida ni es nada, no me jodas
-Eso ni es tarta de queso ni es comida ni es nada, no me jodas
-Hay una sala fuera medio al aire libre medio al interior en la que parece que se puede fumar pero no
NOTA: 7 DE 10. La cafetería cumple su función y, además, a veces ponen platos realmente deliciosos.
Hoy comemos en: Psicología y Educación,0: No ofrecen comida, de hecho, nos hemos equivocado y hemos ido al Copicentro
1: Comer aquí implica un grave riesgo para tu salud
2: El menú básico consiste en “pan y agua”.
3: El menú básico consiste en “pan, agua y un plátano”.
4: Comida de mala calidad. Los macarrones recuerdan a los de una granjaescuela.
5: La comida podría estar muchísimo mejor. La cazuela de patatas es agua y patatas
6: No está mal si necesitas comer para aportar a tu organismo los nutrientes esenciales
7: La cafetería cumple su función y, además, a veces ponen platos realmente deliciosos
8: Todo lo que puedas comer aquí es comida casera, de calidad y bien elaborada
9: La cafetería casi perfecta. Buen servicio, variedad y platos dignos de un buen restaurante
10: Ferran Adriá te practica sexo oral debajo de la mesa al terminar
Acerca de Javi Skan
Anarcosindicalista. Igualdad, fraternidad y socialismo. Me duele la cara de ser tan GRAPO. ¡Venceremos! No, es broma. Dirijo este medio mientras hago como que me intereso en mi último año de Periodismo en la UMA. Vuestras opiniones me parecen una mierda.