El Salón de Grados de la Facultad de Ciencias acogió el pasado jueves 14 el I Concurso de Canciones Científicas Autumn Festival 2013, organizado por la asociación Empyria. A pesar de la actuación de Leo Rama –sí, voy a nombrarme en tercera persona-, Los Termocicladores fueron los ganadores. Ahora que te has enterado, ya puedes dejar de leer.
Málaga, 17:00, hora española. Kato estaba guapo. La ocasión lo merecía. A las puertas del habitáculo, la muchedumbre se agolpaba inquieta. Podría tratarse de una escena de los 60, pero tuvo lugar el pasado jueves en la UMA. La Asociación Empyria organizó un concurso de canciones científicas para poner fin por todo lo alto a la semana cultural de la Facultad de Ciencias, que comenzó el día 11. Cuatro jornadas de divulgación científica, ponencias, talleres y actividades que no importaban nada, pero que sirvieron de aperitivo para un concurso donde hubo vencedores y vencidos.
Los Ritocinos, que fueron los mejores. Foto: Isa Vargas
El llamamiento masivo de participantes se hizo por medio de las redes sociales, donde se propagó el vídeo que Empyria había realizado para la ocasión. Finalmente, fueron cinco las agrupaciones dispuestas a matarse por los premios. El primero, elegido por el jurado elitista, estaba compuesto por un ukelele; el segundo, otorgado por el público popular, era una armónica. Además, se sorteaban tres accésits para los tres perdedores con una palmadita en la espalda cada uno. Para hacerlo todo aún más divertido, después de cada actuación se hacía una parodia del programa televisivo ‘Tú sí que vales’, y qué risa.
Los primeros en subirse al escenario fueron Los Micropiperones, un conjunto coral que no ganó nada. Pero los siguientes fueron los mejores. El dúo de Los Ritocinos, de guitarra y xilófono, interpretó un tema sobre el amor visto como una reacción química producida en el cerebro, lo que les supuso ganar el segundo premio. Después de hacer aguas en las cavernosas profundidades femeninas, Los Hermanos Brothers siguieron con la fiesta, animando a todos los allí presentes con sus cosas. Los fans de John Boy sabían que era una tarde única, una noche eterna. Especialmente en función de quién cantase. Pero entonces tocó la actuación de Los Termocicladores y todo se fue a la mierda. No contentos con hacer rap, que es de filoterrosistas como Pablo Hassel, tuvieron que ganar el primer premio. El codiciado ukelele cayó en las manos de un grupo de hip-hop, seguramente, para reinventar el género. “Se ha valorado el esfuerzo y el movimiento”, apuntaba uno de los miembros del jurado. Algo tenía que decir.
El último en actuar fui yo, que he decidido mencionarme en primera persona. Yo toqué dos canciones, lo sé de buena mano. La primera fue ‘Canción del científico triste’, una versión de Los Planetas. Para poner el broche de oro a la tarde, finalicé con un tema propio: ‘La carrera espacial’. Antes, durante y después intenté ganarme el afecto del público con mi simpatía, pero como lo que se valora es el talento, pues me fui con lo puesto. Aunque no debí hacerlo tan mal, porque el vocalista ganador se acercó luego para felicitarme con la excusa de pedirme un cigarro. ¿O fue al revés? Todo sea por la ciencia.
El ukelele nigga de Empyria,
Acerca de Leo Rama
Corresponsal de La Taberna Global en Madagascar, entre otros muchos enclaves.
