En exclusiva: el aulario VI, situado frente a la cafetería de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, no abrirá sus puertas otro año más. Las instalaciones están construidas demasiado cerca de una torre de alta tensión y toda persona que permanezca por la zona se encuentra expuesta a radiaciones electromagnéticas.
Si es que la UMA no se queda tranquila si no la lía y para este comienzo de curso tenía guardado un as bajo su manga. Nuestra ilustre rectora, Adelaida de la Calle, seguro que ya se encuentra con la posición de las manos a lo Montgomery Burns, esperando la indignación de sus pupilos.
El alumnado que iba a ser trasladado a las nuevas instalaciones seguirá ocupando el sótano del aulario Severo Ochoa. Omitiendo eufemismos: Periodismo, Publicidad y Comunicación seguirán pringando en el zulo. Los horarios del curso 2013/2014 ya se han modificado y se pueden descargar en la web de la facultad. Los de tercero y cuarto grado no se salvan, desde un principio tenían adjudicadas ciertas aulas del aulario VI: por tanto, también les tocará volver al zulo.
Al fondo, el generador de cáncer
La Universidad de Málaga tenía conocimiento de la situación desde marzo de 2012. La Facultad de Ciencias de la Comunicación también, e incluso la revista El Observador publicó un artículo. ¿Si todo el mundo lo sabía, por qué ha construido ahí? Qué iba a importar construir unos metros más pa’cá que pa’llá. Además, cabe mencionar al Ayuntamiento de Málaga, el cual ha otorgado el permiso de obra y apertura. Nadie sale indemne.
El centro ha optado por no arriesgarse y esperar a que se produzcan los cambios pertinentes en el tendido eléctrico. “No se van a impartir clases en el aulario hasta que no se cumpla el reglamento vigente”, comentó el decano, Juan Antonio García, que destaca la propuesta de hace más de un año al rectorado, donde recomendaban soterrar los cables de alta tensión a su paso por el campus. No solo la Facultad de Ciencias de la Comunicación tiene este problema: la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras se encuentra justo debajo de otra torre.
Probablemente, el servicio eléctrico estatal ejecutará las reformas en abril de 2014, cuando la red baje su intensidad. Las obras conllevan el desvío del cableado hacía otro punto. De esta manera, el aulario abandonaría la zona de servidumbre de la torre. La UMA ya cuenta con ese presupuesto y sólo esperan la confirmación de los técnicos. Circunstancia que se podría haber dado el año pasado, pero, al parecer, la burocracia ha sido un lastre.
El edificio va a estar abandonado durante meses. Terminado, pero deshabitado. Parece una broma, pero no, es la UMA.
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El aulario VI continuará cerrado (no es broma),
Acerca de Beatriz Álvarez
Estudiante de Periodismo en la UMA. Por poco tiempo...
