Mundialmente famoso, joven estrella del pop, atractivo y al parecer muy majo, pero a la vez muy odiado. ¿Está justificado este recelo hacia uno de los iconos populares más relevantes del planeta? No
Hace unos días, paseando por los inmensos y extraños terrenos de la música popera, llegué por casualidad a un tal Justin Bieber, del cual, bien por amistades cercanas o por diversas opiniones leídas en la red, solo había escuchado malas críticas. Yo, que disfruto criticando y tengo un conocimiento superior en la música por el que muchos matarían, aproveché para enfocar la tensión de un mal día en algunos temas de su repertorio musical, ya que únicamente conocía un par de canciones que habían estado sonando de sobremanera en la radio. Imaginen cual fue mi sorpresa al descubrir, pasado un rato, que me gustaba la música que el chico hacía.
Solo te quiere a ti y a tu amiga.
Así, me puse a pensar. ¿Por qué hay tanto odio contra el chico y su música? Al parecer no era el único que se lo preguntaba, pues hasta en los foros de opinión más distinguidos de la red surgía también la misma duda. Al final solo me bastó leer un poco de su biografía para descubrir el porqué de ese sentimiento por el que Jesucristo tan a menudo castiga: Envidia.
Envidia, sí, porque Justin Bieber no es un chico corriente como tú o como yo. Es un joven de 18 años mundialmente conocido, con una facilidad para vender millones de discos y llenar estadios que ya quisieran vuestros Love of Lesbiansss. Un joven que tiene casi ochocientos millones de reproducciones en Youtube desde todas partes del mundo por su single ‘Baby’ (menos en Korea del norte, porque no tienen IntenetJAJAJAJA) y ha reunido, bajo el pseudónimo de “beliebers”, a un ejército de adolescentes kamikaze que dan su vida defendiéndole o se rapan cuando a veces tiene cáncer (BULO, BULO). Por supuesto, si a esta serie de factores añadimos que el chico es asquerosamente rico o que liga más con hombres y mujeres a la vez que tú cuando te pones el traje de boda de tu padre, lo que te crece es un odio y una envidia insana. Por supuesto, para engañarse a sí mismos, muchos se aferran a un escueto “eso no es música” o “es demasiado comercial” para disimular que son pobres o feos.
Uno de los “beliebers” rapado.
Pero, ¿qué se entiende por música hoy en día? La RAE recoge diferentes acepciones para este término, como “melodía, ritmo y armonía, combinados” o “Arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad”. Dos significados que, pese a lo mal o bien que pueda hacerlo un artista, se ciñen al simple hecho de aporrear un instrumento. Cierto es que se puede dudar de la veracidad del concepto, pues algún que otro componente de la RAE carece de la cordura necesaria para pertenecer a esta entidad, ya sea por una inminente inestabilidad mental al bloquear a nuestro medio, La Taberna Global, de Twitter, o por su proclamada rusofobia. Pero, puesto que esta institución lingüística cuenta aún con un renombrado respeto y admiración por gran parte de la población no analfabeta del país, se ha de seguir confiando en su criterio.
En cuanto a lo comercial, Pablo Seijas engloba en el concepto a “aquellas canciones que son fácilmente ‘vendibles’ o que, directamente, se crean con el objetivo de conseguir un éxito de ventas“. Por supuesto, se ha de entender que para crear este éxito de ventas no basta con montar una voz repetitiva sobre tres o cuatro acordes y lanzarla al público, no. Esto no es música Heavy. Convertir una canción en un fenómeno musical en todo el mundo requiere un complejo análisis para identificar el posible éxito de ésta. A destacar, saber qué es lo que busca el público en cuanto a sonido e imagen del artista, cómo crear un nexo de unión directo entre la canción y los temas que preocupan actualmente a la juventud, enfocar correctamente el mensaje que se desea transmitir a través de versos claros y sencillos para que pueda llegar a toda la población, etc. En definitiva, una ingente cantidad de factores que establecen una estructura musical y social muy compleja alrededor de una canción Pop, volviéndola muy comercial, sí, pero porque supera con creces al resto.
Quizás no sea necesario explicar por qué el Pop es el mejor género musical que existe. Quizás sea innecesario preguntarse por qué Justin Bieber tiene casi treinta millones de seguidores en Twitter y Muse un millón y poco. En realidad, posiblemente sólo haga falta una simple pregunta para ahorrar toda esta demagogia barata; ¿rechazarías tus principios, desde gustos musicales hasta orientación sexual, por ser Justin Bieber? Yo sí.
Yo admiro a Justin Bieber,
Acerca de Nacho del Río
Chico guapo y timido. 21 para 22. Llevo casi 3 años yendo a la UMA sin estar matriculado en ninguna carrera. Colaboro en la sección de Cultura de La Taberna Global.
