Por vigésimo segundo año consecutivo, las caras de los jóvenes malagueños se ven surcadas de lágrimas. Y no sólo porque llegue el frío, sino debido a que el festival de cine fantástico de la UMA ha dado su último suspiro. Una ceremonia llena de nada ha puesto punto y final al Fancine de este año.
“¿Que aún había Fancine de ese?”, os preguntaréis algunos. Pues a partir del 29 de noviembre, no. Los recortes, una vez más, han sido los protagonistas del festival de cine universitario. A pesar de que otros años la promoción ha sido bastante activa (regalaban ¡GLOBOS!), este año la información se ha basado en la página web. Pero todos sabemos que los estudiantes malagueños la consultan a menudo esperando su momento favorito del año.
La ceremonia de clausura del Fancine ha sufrido notablemente la crisis. Tanto que, a pesar de que los presentadores eran los mismos que en la ceremonia de inauguración, faltaba uno de los miembros. Una chica, para más inri. Quizás por eso la Sala 1 del Cine Albéniz no estaba a abarrotar. El trío (no este) hizo hincapié en que, aunque la falta de dinero ha hecho que se prescinda de actividades y presencia de directores, el Fancine es un festival de cine, y “en un festival de cine, lo esencial es el cine”. Valga la redundancia. Y es que durante una semana, se ha proyectado un total de 42 películas (podéis ver la reseña de cada una de ellas en La Taberna Global), de las cuales 30 optaban a concurso.
Para despedir el festival, se proyectó el mismo vídeo de presentación (básicamente, un recopilatorio de las películas) a cámara rápida, con planos de la ciudad de Málaga de noche. Y es que el Fancine es un festival universitario. Y los universitarios somos muy nocturnos.
Pero no todo fue tan soso. La clausura contó con el cortometraje Hibernation de Jon Mikel Caballero. Un corto español, con actores españoles, rodado en Barcelona y Huesca, con la colaboración de Navarra y la UMA… Y en inglés. Sí, tanto los créditos como los diálogos en inglés. Porque lo más normal es que si un español acude a un cine español a ver un metraje español hecho y financiado por españoles tenga que estar leyendo subtítulos. Que sí, mucha internacionalización, pero cuando tú ves anime(como ejemplo general con el que todo el mundo se sienta familiarizado) lo ves en japonés subtitulado. No en inglés.
El cortometraje dio paso a la película que pone el broche de oro (o más bien de metal tintado) al Fancine: The butterfly room. Para ello, por primera vez en la semana, se contó con su director, Jonathan Zarantonello, para “presentarla”. Sí, con comillas. Porque la presentación consistió en un discurso sobre el miedo al rechazo que evolucionó en lo que hacen los hombres para conseguir sexo con las mujeres (si estás de Erasmus, tienes tu propia guía). Los españoles, no sabiendo mucho de inglés, sólo conseguíamos captar las palabras “sex”, “women” y “bitch”. Sí, había una traductora. Pero como si no, ya que de cada 10 palabras del director, ella traducía 3. Además, no se sabe exactamente cómo, hubo numerosas referencias a Carly Jae Raspen y su Call Me Maybe.
Auténtico cine de terror, sobre todo por el chirriante sonido que hacía el micrófono de la traductora. Agradable y armonioso.
Tras el largometraje, se produjo una charla sobre el mismo con su director. Sin embargo, La Taberna Global no pudo quedarse a contarlo. Porque nosotros también somos universitarios. Y era jueves. Y hay que ir pronto al Ágape, que al día siguiente se madruga.
El Fancine 2012 se despide por todo lo alto,
Acerca de Sara Brox
Estudio en Hogwarts, pero estoy de Erasmus en Málaga. Fotos, dibujos y lo que me echen. Soy la que más cobra aquí. Tengo un perro.