Ante los beligerantes recortes protagonizados por la nueva campaña de Mariano, grupos de “indignados” vuelven a asaltar las principales calles del país. La policía no da abasto con la gran cantidad de gente a la que golpear
Ser revolucionario está de moda, y está bien. Desde el fallecimiento de nuestro querido Generalísimo, no se veía una actitud tan libertaria entre el populacho español. Por aquel entonces manifestarse era divertido. Y es que, a ciencia cierta, valía la mínima excusa para dejar el trabajo o la escuela y salir a pegarse tortas con la Guardia Civil, como quien se va de cañas.
Sin embargo, como cantaba Dylan en uno de sus temas, ‘’los tiempos están cambiando’’, pues desde que el movimiento 15-M, creado por un grupo de internautas de extrema izquierda antisistema, decidiera poner en jaque al capitalismo y la democracia en España, la recurrencia a las manifestaciones pro pacifistas para conseguir los objetivos, en su mayoría carentes de sentido, se ha tornado en una caprichosa fuente de entretenimiento y violencia entre la nueva generación Ni-Ni. Así, lo que comenzó siendo un novedoso planteamiento ideológico, orgullo de Stalin, a favor del cambio como ocurriera durante la Transición Española, no ha hecho más que degenerar hasta crear un enfrentamiento directo contra el Gobierno y la Policía Nacional, siendo este miembro acusado por abuso de poder.
Un policía intentando ligar
Recientemente, las protestas de manifestantes radicales, derivadas de las supuestas acciones violentas producidas en Valencia, han creado un enorme descontento dentro del cuerpo policial. Según el informe entregado en el juzgado de guardia por la Unidad de Intervención Policial (UIP), los manifestantes de la Primavera Valenciana, ocultos bajo capuchas y pasamontañas, protagonizaron altercados callejeros ante la mirada de los antidisturbios, a los que acabaron agrediendo con insultos, palos y botellas. De igual manera, estudiantes barceloneses provocaron graves incidentes en la ciudad condal al destrozar parte del mobiliario urbano mientras cortaban la circulación del tráfico, incitando a los Mossos d’Esquadra a responder de forma violenta. Además, un periodista sufrió el maltrato de algunos estudiantes, quienes lo golpearon en la cara y destrozaron su cámara. Por supuesto, todo ello producido en un marco de revolución pacífica.
Así, la violenta y apasionante reciprocidad que existiera entre la Guardia Civil y los manifestantes en el ínterin de la etapa post-franquista ha quedado obsoleta ante una novedosa ideología democrática, basada en una determinada serie de derechos y libertades de las que muchos abusan actualmente. ‘’Parece que los jóvenes de ahora son más débiles que en nuestro tiempo. Quizás porque no toman tanta leche’’ nos cuenta Javier Alonso, quien observa frustrado el paso de la manifestación contra los recortes en educación en Madrid. Además, nadie parece percatarse de la situación de malestar de los antidisturbios, quienes, agobiados por la presión producida por la continua manipulación de información favorable a los indignados, ven como sus derechos como defensores de la ley quedan vulnerados ‘’por una panda de giliprogres que esperan ser tratados con compresión mientras toman las calles y se atrincheran en universidades de forma ilegal’’ concreta Alonso.
‘’Que no te voy a hacer ná, coño’’
Pero no todos los radicales comparten la misma opinión a la hora de manifestarse. Pese a la incorrecta forma de plantear una revolución como está ocurriendo, los hay que todavía agradecen el abuso de la fuerza policial, y haciendo acopio de valor, buscan su oportunidad para sentirse en igualdad de condiciones, como ha protagonizado la foto de portada del diario estadounidense The New York Times (a la izquierda).
A todo esto, Rubalcaba ha expresado hoy su ánimo y apoyo al derecho a manifestarse, declarando que los socialistas se unirán a las protestas preparadas para marzo. Veremos si el líder del Partido Socialista acude a la manifestación con la tan aclamada pancarta ‘’No hay pan para tanto chorizo’’.
Poli bueno, poli “malo”,
Acerca de Nacho del Río
Chico guapo y timido. 21 para 22. Llevo casi 3 años yendo a la UMA sin estar matriculado en ninguna carrera. Colaboro en la sección de Cultura de La Taberna Global.
