Hay gente que va a la biblioteca para estudiar. Otros, a leer libros. Pero la mayoría lo hace para pensar, reír, charlar, descubrir, inventar, y a veces, mirarse los apuntes. Te enseñamos el mejor sitio para hacerlo.
Cuando llegan vuestros meses favoritos, febrero y junio, las bibliotecas del campus de Teatinos se convierten en lugares abarrotados como si alguien repartiera algo gratis. Teniendo en cuenta la amplitud de estas instalaciones y la evidencia de que generalmente los estudiantes tienen un techo bajo el que vivir, resulta extraño este éxito de las bibliotecas. Las excusas son inimaginables: no me concentro con el ruido, tengo demasiadas distracciones en mi piso, no sé hacer café… sin embargo, la realidad es que los alumnos de la UMA han descubierto el placer de hacer como que estudias.
No estudiar, no. Hacer como que estudias. Supongamos que, de media, el alumno dedica una semana a estudiar por examen. De esta semana de estudio, generalmente, los últimos dos días son dedicados a memorizar con intensidad los apuntes. La táctica habitual del educando durante los días previos al estudio de verdad es subrayar, resumir y el eficaz método denominado “mirarse por encimilla”, actividades de poco esfuerzo intelectual, con el que, poco a poco, el estudiante va interiorizando, filtrando y asumiendo el tema en cuestión. Al analizar cómo reparte las horas del día, al igual que al analizar las semanas, podemos observar que por cada siete minutos dos de ellos son dedicados a “estudiar”.
¿Y qué pasa con el resto del tiempo? El alumno mira a su alrededor, reflexiona sobre el origen del universo y la genética de Darwin (si estudias genética reflexionas sobre el Romanticismo del XIX), habla con sus compañeros en voz baja, descubre historias en las pintadas de la mesa, y si posee un portátil, descubre páginas del Internet profundo e, incluso y en casos extremos, lee la prensa. Cuando el estudiante se declara “reventado” de ejercer estas actividades, sale a “tomar un café”, extraño ritual en el que se reúne con sus compañeros para charlar, reírse a carcajadas en la puerta, fumar, relatar aventuras sexuales e incluso tomar un café. Ritual para el que abandona su puesto de estudio durante largos periodos de tiempo.
La puesta en marcha de este conjunto de tradiciones, prácticas sociales y reflexiones colectivas supone un inusitado placer para el estudiante de la UMA. Los sociólogos opinan que el alumno profundiza en sus relaciones con los compañeros, aumenta su cultura general acerca de temas no relacionados con su carrera y desarrolla una tolerancia a la cafeína y al sentido de la responsabilidad envidiable. Puesto que la práctica del “hacer como que estudias” arrasa entre los estudiantes y La Taberna Global es un simple servidor de éstos, hemos realizado durante el pasado año un estudio a fondo sobre cuál es la mejor biblioteca para practicar lo que podría ser considerado un nuevo deporte. Realizando un esfuerzo inhumano y poniendo en juego sus resultados académicos, La Taberna se recorrió las distintas facultades para hallar la respuesta a nuestras preguntas. Y el resultado fue claro: la biblioteca de Filosofía y Letras ofrece más facilidades para la distracción.
Esta biblioteca, recientemente reconstruida, se abrió al público el año pasado y podemos afirmar con contundencia que reúne las condiciones suficientes para ser el centro de ocio que reclama el alumnado. Lo que más llama la atención es el diseño: las mesas están pensadas para ofrecer al estudiante un espacio individual de entretenimiento: luces que se pueden apagar y encender, mesas sin inclinación que hacen incómodo el estudio, y lo más importante de todo: enchufes. Para ti sólo. Sin discutir con nadie por su supremacía. Puedes conectar tu portátil y dejar de confiar en tu imaginación como única herramienta para hacer como que estudias.
Sin embargo, carece de un elemento principal, un arma vital para alcanzar la victoria: las firmas, declaraciones de amor, súplicas, reprobaciones y quejas que los estudiantes dejan plasmadas de su puño y letra en las mesas de las bibliotecas. Introducirse en este micromundo supone una gran satisfacción para el estudiante, que puede alargar la lectura durante horas en caso de no tener enchufe como en la Biblioteca General. Desgraciadamente, las mesas de este centro de ocio son vírgenes por su temprana edad y porque son un poco estrechas: los materiales y el color no favorecen la impunidad de esta forma de literatura.
Pero nuestra ética periodística nos impedía quedarnos en lo superficial y profundizamos en busca de respuestas que ofrecieran un mayor servicio a nuestros lectores. Así, descubrimos cuál es el mejor sitio, el asiento que ofrece las mejores condiciones para el desarrollo del hacer como que estudias. A simple vista parecen todos iguales: no te dejes engañar por las apariencias. Intensos estudios de geometría, arquitectura, álgebra, sociología, sexualidad y el visionado de dos capítulos de Física o Química nos ha permitido deducir que el asiento situado al fondo de la primera planta junto a los servicios es excelente. Una perfecta infraestructura especialmente diseñada para el confort y el disfrute del consumidor.
En primer lugar, y al contrario que la mayoría de los sitios en la biblioteca de Filosofía y Letras, este asiento no se encuentra encajonado en pasillos, lo que significa que puedes echar tu silla para atrás sin molestar a nadie. Un plus de comodidad del que no pueden presumir muchas bibliotecas. Por otro lado, y al encontrarse en línea recta con la salida, tus amigos no tendrán que andar como locos buscándote cuando digas eso de “eh, venís a recogerme a la biblio y nos vamos al Ágape a beber como cerdos”. Como podéis comprobar, un elemento a favor de la socialización de los estudiantes. Puesto que está junto a una pequeña pared de madera que conforma el remate de la mesa, puedes apoyarte cuando el respaldo de la silla no sea suficiente. Además, limita la posibilidad de hacer como que estudias con compañeros indeseables: gente que huele mal, incívicos que no aceptan las reglas del juego y hablan en voz alta, o lo que es peor: alumnos que acuden a la biblioteca para estudiar, aumentando en el estudiante la sensación de agobio y de culpa. Este periodista nada manipulador los analiza en su entrada de blog. Por último, que esté cerca de los servicios puede parecer un inconveniente, ya que acorta el paseo de rigor hacia el sublime acto de la evacuación, pero nada más lejos de la realidad. En el caso de que seas un joven heterosexual o una joven homosexual, el chorreo de chicas de buen ver es continuo. Si además te gusta la estética alternativa/jipi/moderna, este es tu sitio perfecto. Y si nuestra lectora es una joven heterosexual o es un lector homosexual… bueno, el baño está cerca. Eso es bueno. Los chicos también van al baño, pero desgraciadamente para ti suelen ir solos y con menos frecuencia.
La Universidad de Málaga, en su incesante esfuerzo por mejorar la experiencia estudiantil, nos ha “regalado” este fantástico espacio de relax y reflexión para nuestro disfrute. Sólo nos queda aprovecharlo al máximo para desarrollar cada vez más el deporte, qué digo deporte, el arte de hacer como que estudias en sus diferentes variantes y posibilidades. Y lo mejor es que sólo queda un mísero mes para volver a poner el documento en PDF minimizado en nuestro escritorio para disfrutar de alternativas que aumentarán nuestra sabiduría sobre el mundo que nos rodea y mejorarán nuestra vida social al máximo. Yo ya estoy deseando que llegue Enero. ¿Y vosotros?
La Taberna Global recomienda un uso moderado de la práctica de hacer como que estudias. Las distracciones en exceso pueden perjudicar tus resultados académicos.
El mejor asiento de la biblioteca de Filosofía,Acerca de Javi Skan
Anarcosindicalista. Igualdad, fraternidad y socialismo. Me duele la cara de ser tan GRAPO. ¡Venceremos! No, es broma. Dirijo este medio mientras hago como que me intereso en mi último año de Periodismo en la UMA. Vuestras opiniones me parecen una mierda.