Ayer las calles se convertían en la excusa perfecta para desempolvar el traje de carnaval y llenarlo de sangre, convirtiendo la fiesta en ‘Halloween’. Nada tiene que ver nuestra particular versión de la festividad americana con la que se celebra al otro lado del gran charco.
Allí, los niños se disfrazan, piden caramelos, las casas adornadas, las familias todas preparadas para salir a la calle y lograr que tanto pequeños como grandes disfruten de la noche.
Aquí, los niños se disfrazan, piden caramelos, nadie les da caramelos. Los mayores se disfrazan, sí. Ayer pudimos ver disfraces de animadoras, bomberas, mariposas, ciclistas, conejitos, angelitos, ¿no era Halloween el día del terror? Era, sin duda, el escenario de ayer, un escenario terrorífico que, como se describía en Twitter anoche, se basaba en ver quién enseñaba más.
Por suerte (o por desgracia para algunos) no todas las alternativas eran vestirse de conejita y gritar por la calle. Málaga reunió alrededor de unas 200 personas en el Cementerio Inglés de Málaga, localizado en la Avenida Pr
ies, muy cerca del centro de la capital, donde tendría un lugar una visita cultural guiada de mano de sus protagonistas..
La vida de Robert Boyd acabó en las playas de Málaga el 11 de diciembre de 1831 a las que llegó engañado, junto con muchos de sus compañeros. Era joven y rico, había comprado un precioso velero bergantín con velas blancas. Pero alguien los delató. Y allí estaban, engañados, en Málaga, listos para ser ejecutados. Incluso con un niño de quince años que solo quería ser marinero. Allí, en el pelotón de fusilamiento, con la cuenta atrás, Torrijos dio un paso al frente, le miró y gritó: ¡VIVA LA LIBERTAD!. Y así acabar con su vida.
Sin embargo anoche revivió Boyd para contar la historia a los 200 visitantes que acudieron a escuchar la historia de los allí enterrados. Así lo cuenta el marinero, con voz firme y heroica, triste pero orgulloso de haber luchado por su libertad. Los visitantes lo escuchan con atención, atónitos, incluso alguno, emocionado.
Se dividieron en cinco grupos, en visitas cada hora, siendo la primera de ellas a las 20:00. Allí, de repente, cobró vida William Mark, el cónsul inglés que guió a los visitantes a través de las instalaciones. Mark, explicó cómo había conseguido encontrar un lugar donde pudiesen descansar en paz aquellos que no eran católicos. Un ejemplo de ello, como ya hemos dicho antes: Robert Boyd.
Seguía con su historia el marinero hasta que el comandante Kretschmann de la fragata Gneisenau, interrumpió su charla para hablar de barco alemán, que naufragó frente al puerto el 16 de diciembre de 1900. Él, enterrado algo más arriba que el resto de sus hombres por cuestiones de rango social, cuenta con dolor cómo aquél barco naufragó y acabaron allí.
Así, acaba la visita teatralizada llevada a cabo por Cultopía Gestión Cultural y la Asociación Teatral Bajo Tierra, en la que se pretendía dar un enfoque más cultural e histórico a la noche de Halloween. “Es mucho arte e historia lo que encierran sus paredes, esperamos que la gente vea que un cementerio no es algo a lo que tenerle miedo, sino un lugar que puede albergar una gran belleza” asegura la organizadora, Maria del Mar Rubio.
La cultura revive en Halloween,
Acerca de Rocío García
Parte de la generación PAPEL, del libro 'Dorian ha muerto' y 'La vida por delante''. Buscando un futuro en la UMA, Periodismo. Rompiendo ordenadores se aprende a usarlos, también internet. Buscando a Oliveira con una cámara de fotos la mano. Y ahora, lo que faltaba: (In)culturizando La Taberna Global.
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