Cientos de estudiantes llegan cada año a Málaga procedentes del resto de Andalucía, ¿por qué eligen esta universidad? Las palabras de algunos de ellos ayudarán a entender sus motivos.
Cada una de las nueve universidades que tiene Andalucía aspira a tener el mayor número de estudiantes y para eso llevan a cabo una gran labor propagandística dentro y fuera de su provincia, convenciendo a los futuros alumnos de que elegir una de sus facultades es elegir lo mejor.
La Universidad de Málaga no podía ser menos y acoge a cientos de estudiantes que han llegado del resto de Andalucía. Pero, ¿por qué han decidido marcharse de casa e irse a la UMA? Es posible que la candidatura a “Ciudad Europea de la Cultura2016” les hiciese pensar que éste sería un lugar muy culto para empezar su aventura universitaria, o quizá pensaron que la Costa del Sol les daría unas buenas playas donde pasar el rato… Siendo realistas, es fácil imaginar que hayan ‘volado’ hasta Málaga porque la nota de corte no les haya dado para quedarse en el hogar o porque la UMA dispone de carrreras que no hay en toda Andalucía, como Ingeniería Industrial o la rama completa de Ciencias dela Comunicación.
Algunos de estos ‘inmigrantes’ se han prestado a responder varias preguntas para intentar discernir cuáles son los motivos que les han llevado a hacer las maletas y marchar hacia Málaga.
Empezamos por el principio: primer curso.
Selina tiene 18 años y es de Almuñécar (Granada); acaba de comenzar Administración y Dirección de Empresas y confiesa que viene a Málaga por varios motivos: la nota de corte, la ciudad y, por qué no, su novio, que también estudia en la UMA.
Vivirá en un piso “porque es más barato” y, en cuanto a las expectativas con el nuevo curso, Selina revela estar con muchas ganas de empezar la carrera y conocer a gente, aunque, claro, siempre recordando que cree que lo peor de vivir en Málaga será, cómo no, vivir lejos de su familia y amigos, “pues la mayoría se han quedado en Granada”, añade.
La misma edad tiene Noemí, que llega desde El Ejido (Almería) para estudiar Grado en Tecnologías Industriales (nombre dentro del Plan Bolonia para la anteriormente llamada Ingeniería Industrial) ya que ésta es la ciudad más cercana que ofrece dicha carrera. Ella vivirá en una residencia porque es su primer año y no conoce a nadie y, aunque no niega que echará de menos estar con su familia, la comida de su madre y a sus amigos, está entusiasmada por conocer a gente nueva y por empezar la carrera que más le gusta.
Medicina es el grado que más viajes produce: sus notas de corte hacen que los estudiantes tengan que marcharse de casa para poder cursar aquello que desean. Es el caso de Daniel, que ‘aterriza’ desde Granada con ganas y miedo a la vez “aunque tenía preferencia por Granada, la altísima nota me ha impedido estudiar medicina allí. Así, por la cercanía, y por gente conocida, Málaga era mi segunda opción” cuenta ahora que está recién instalado en un piso, donde vivirá solo, “por las prisas no me ha dado tiempo a encontrar conocidos con quien compartir uno, y prefiero no compartir con desconocidos”.
Y después de primero, segundo.
Eduardo vino a Málaga hace un año para estudiar Tecnologías Industriales y ahora va a empezar su segundo curso.
Esta es una de esas carreras que no habría podido estudiar en su tierra (la UGR no la imparte), “de todas las ingenierías, la que más me gustaba era la Industrial, porque está relacionada con todo aquello que siempre me ha llamado la atención; pero no me agradaba la idea de irme a Málaga. Finalmente, una decisión rápida fue la que me llevó a estudiar ala UMA” admite cuando se le pregunta por el motivo de su llegada.
Al igual que Selina, él también vive en piso porque es más barato, además reconoce que la experiencia le ha hecho madurar y ser capaz de “apañarse” por sí mismo. Aún así, no todo ha sido color de rosa, Eduardo cuenta que el edicifio de su facultad “es impresionante, grande, organizado, limpio… pero no tiene ni una sola ventana y, en ocasiones, da la sensación de estar encerrado” por otro lado, dice que la ciudad de Málaga no le ha impactado, algo que justifica porque “viniendo de Granada es de esperar, puesto que es una ciudad, para mi gusto, bastante más bonita que Málaga”.
Gema y María José viven juntas, una es de Melilla y la otra de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz); se conocieron en una de las muchas residencias de estudiantes, “porque los primeros años es más fácil conocer a gente en lugares así y tienes la comodidad de no limpiar ni cocinar” pero también fue la condición que le pusieron a María José para poder irse fuera de casa.
Gema estudia ADE y María José, Magisterio de Educación Infantil. Las dos podrían haberse quedado mucho más cerca, pero prefirieron venir a Málaga y ahora son íntimas amigas.
La hipótesis de que a la ciudad malacitana sólo llegan estudiantes a los que no les ha llegado la media más cerca del hogar o porque la UMA imparte grados que no están en otros lugares queda nula con estas dos chicas de 19 años que querían salir de su tierra y pensaron en Málaga como mejor opción: “me encanta el clima, ni frío ni calor” comenta María José, a la que además le empujó la idea de que su novio también iba a estudiar aquí “llevábamos juntos 2 años y medio cuando vinimos a estudiar,por lo que el amor me hizo seguirle ciegamente”. Ninguna de las dos se ha arrepentido de haberse marchado, ni de llegar a Málaga, ni de la gente que han conocido.
Tercer curso en Málaga
Loja está situada a medio camino entre Granada y Málaga, lo que es una ventaja si quieres formarte en algo que no se da en tu provincia, como le pasó a Rubén, quien estudia tercero de Comunicación Audiovisual, “Granada no impartía hasta el año pasado la titulación que yo quería, Málaga es la que está más cerca, y también ayudan los servicios que ofrece y las facilidades que tengo para desplazarme a diario hasta allí desde mi domicilio”.
Rubén lleva tres años estudiando enla UMA y tiene una visión más crítica: “de la universidad lo que más me ha gustado son los contactos con compañeros, profesores y otras personas relacionadas con el mundo del periodismo y del audiovisual; pero lo peor ha sido que algunos profesores resultan no estar cualificados para impartir las asignaturas, por ejemplo, un profesor – o en mi caso varios – han confesado abiertamente que ellos no tienen ni idea de la asignatura que van a dar, pero que era la que les ofrecía su departamento” además asegura que en su facultad, pese a las buenas instalaciones, hay escasez de materiales y que necesitarían más platós, cámaras, grúas, etc, que ayudarían mucho al estudio y profundización de su carrera, la que esperaba que fuese “más práctica de lo que ha sido en realidad”.
Rumbo a la UMA,Acerca de Ángela R. Bonachera
Interesada en todo. Preguntona, curiosa y muy perfeccionista. No paro quieta. De Erasmus en Londres aprendiendo todo el periodismo que puedo.¿Sonríes?