Unicaja vuelve a caer estrepitosamente, esta vez ante un Asefa Estudiantes que llevaba más de un año sin ganar fuera de casa. Sólo Abrines y Peric se salvaron del ridículo cajista.
Decimocuarta derrota en 15 partidos del Unicaja. Otra derrota más que complica el pase a la postemporada del equipo malagueño. Un conjunto sin alma, en el que sólo dos personas, un Peric combativo, y un superlativo Abrines, dieron la cara.
Se enfrentaban dos conjuntos con la misma racha. Unicaja venía de perder en casa el miércoles ante el Lagun Aro GBC y sumaba otra derrota más. El Estudiantes, de cambiar al entrenador (llegó Poch por Pepu) y el fichaje de dos jugadores (Dean y Kirksay). Unicaja luchaba con la presión de ganar, y ganar en casa (desde la victoria ante Murcia no lo consigue) y Estudiantes coqueteaba con el descenso con 6 victorias y ninguna fuera de casa.
En principio, un partido soporífero, perfecto para dormir la pre-siesta de antes de comer. Dos equipos aburridos en ataque y sin defensa alguna. Los 7.000 espectadores que se congregaron en el José María Martín Carpena esperaban con ansia la reacción de coraje y orgullo de los verdes. Pronto se vio que no iba a ser así. Con la duda hasta última hora del supuesto jugador franquicia (Freeland), Unicaja contaba con las suficientes armas para batir a los colegiales.
Pero este Unicaja no se parece en nada al de 2011. Es un conjunto sin alma, que se hunde cuando el otro equipo mete 3 canastas seguidas. Y así fue. Tras un buen comienzo, los locales se hundieron en cuanto Zoric se fue al banquillo. Si no hay ataque, lo mínimo es saber defender. No, este Unicaja no sabe lo que es atacar ni lo que es defender.
Poco se puede hacer cuando tu entrenador no confía en ti y en otro compañero. Fitch y Sinanovic fueron señalados por Mateo como jugadores que no cuentan con su confianza para jugar. Si tienes dos lesionados, y dos jugadores en los que no confías, además de los numerosos “tocados” por partido, el Unicaja se planta con 8 jugadores sanos (como mucho). Y con 8 jugadores con la calidad (a veces nula) que tienen no se puede hacer nada.
Estudiantes se marchaba en el marcador, con un juego interior de risa pobre, pero que fusiló al Unicaja desde la línea de triple. El público se empezaba a hartar del equipo. Muchas derrotas sin luchar lo precedían. Pero ahí apareció un chaval de 18 años. Sí, ese chaval del que hablé justo hace 2 partidos, justo antes de que deslumbrase con 15 y 31 puntos respectivamente. Y es que Abrines mantuvo a su equipo en el partido con 3 triples en los últimos minutos de la primera parte y hacía soñar a los malagueños con su presente y futuro.
Nada más lejos de la realidad. Si un equipo de élite (porque sus objetivos así lo dicen) se tiene que apoyar solamente en un jugador de 18 años y en otro que estaba descartado antes de empezar la temporada, mal vamos. No porque los dos jugadores no tengan calidad (que la tienen), sino porque hay jugadores con mayor peso que deben dar un paso adelante en su aportación.
Estudiantes basaba su juego en el basket control, ideal para mantener su ventaja de 8-13 puntos. Los pequeños destellos en ataque de los cajistas eran contrarrestados por las lagunas defensivas y las continuas pérdidas de balón. Se acercaba, pero no conseguía dar el paso para meter miedo a un Estudiantes que, recordemos, llevaba más de un año sin ganar fuera de casa.
El partido se acababa pero no por ello la emoción. Álex Abrines, quién si no, volvía a meter a su equipo en el partido con otros 3 triples, y conseguía poner a Unicaja a 3 puntos, un regalo para el partido que estaba haciendo. Sin embargo, tras un tiempo muerto pedido por Mateo, una jugada (por llamarlo de alguna manera) acabó con varios tiros intentados por los jugadores cajistas, el último de ellos un triple errado de Rowland. ¿Dónde estaba el jugador enchufado? Puesto en una esquina por órdenes del entrenador, en vez de diseñar una jugada para buscarlo.
Condenados una vez más a la derrota, el público apuntó a la directiva, y con una pañolada hacia el palco, los aficionados mostraron su disconformidad hacia el banco, que ha cerrado el grifo de dinero y no piensan hacer ningún movimiento. Sin movimientos y con el mismo entrenador y jugadores, no se esperan atisbos de reacción. Sólo queda esperar que Darden y Garbajosa se recuperen lo antes posible para ampliar la nómina de jugadores.
Sin atisbos de reacción,Acerca de Javier García Márquez
Sí, soy el hijo secreto de Gabriel García Márquez. Baloncesto en La Taberna Global y en La Cumbre Deportiva.