Si alguna vez has pensado en hacer una canción sobre marcianos, que sepas que no eres el primero. En los 80 ya lo hicieron, con resultados cuanto menos extravagantes. Miqui Puig y Kiko Amat dan un repaso a la música de ciencia ficción en el salón de actos del Rectorado.
Piensa en ciencia ficción. Ya sabes. Extraterrestres sanguinarios, zombis arrastrándose, mundos devastados, más extraterrestres, un hombre-araña salvando a su amada, la estatua de la Libertad en una playa… todas, o casi todas las escenas, están relacionadas con el cine o con el cómic. Sin embargo, la música también formó parte de este género. Sí. Lo sé. Hay que ser friki para hacer música con temática de Mars Attack. Pero se hizo. Allá por los gloriosos 80. Y Miqui Puig, ex-vocalista de los Sencillos, y Kiko Amat nos la enseñaron anoche en el salón de actos del Rectorado.
Para dar una conferencia como la que escuchamos el miércoles no sólo hay que saber de música. Hay que ser un poco rarito, y, sobre todo, tener sentido del humor para interpretar a un género fuera de lo común. Puig y Amat demostraron reunir todas esas cualidades. La presentadora ya lo avisaba, leyendo una descripción de Miqui que estaba escrita con amor, como mínimo. “Histriónico, fiel y generoso”, lo calificaba. Pero sobre todo histriónico. Kiko Amat, al contrario que Cela, habló de su libro: “Mil violines y una crónica sobre pop y humanos”, en el que afirma que la crítica musical debe ser pasional y subjetiva. “No me interesan las crónicas que hablan de los arpegios, sino las crónicas que hablan de las emociones”.
La influencia de la ciencia-ficción no se ve a simple vista, afirmó Kiko Amat. Sintetizadores, distorsiones, y una actitud “de incontinencia”, que pretendía rechazar lo pasional en la música y separarse emocionalmente de lo que cantaban, como si estuvieran realizando un tedioso trabajo. Sin embargo, el crítico musical insistió durante toda la charla en que este género intentaba representar el más imaginativo futuro, con naves espaciales, escafandras y pantalones ceñidos, y a su vez miraba al pasado para inspirarse. Una dicotomía que demostró esta curiosa pareja con un vídeo de Stereolab, grupo influenciado bpor los alemanes Harmonia de los 60, o con el famoso Walter Karlos, que realizó la banda sonora de la Naranja Mecánica aplicando a un tema de música clásica los muy socorridos sintetizadores.
Sin embargo, Amat no cree que la influencia de la ciencia ficción venga por arte de magia. “Tiene que haber un suplemento”, sugirió, “drogas o algo así”, mientras un grupo de afroamericanos cantaba “We need the funk” con una vestimenta, cuanto menos, llamativa. Tanto él como el ex-vocalista de los Sencillos se mostraron durante toda la conferencia defensores de ese tipo de excentricidades en la música de los 80. “Puedes creértelo a muerte o puedes reírte de ello”, sentenció, mientras que Amat se quejaba de la mofa continua de este género tan peculiar. “Parece que si haces temas de ciencia ficción ya eres un cantante de segunda”.
Los artistas terminaron explicando por qué el género de ciencia ficción en la música industrial de los 80 tuvo tanto éxito. Una vía de escape, “tanto si te gusta la parte hedonista como la parte oscura de esta música”. Y tanto si anoche reflexionó sobre la evolución de la cultura occidental y el cambio del significado de la palabra “ridículo”, como si sólo fue para reírse un buen rato con los pirados en pantalla, el público salió satisfecho de la sala de actos del Rectorado. Un servidor, personalmente, salió pensando acerca de lo mucho que se van a cachondear en unos años de la Casa Azul.
Acerca de Javi Skan
Anarcosindicalista. Igualdad, fraternidad y socialismo. Me duele la cara de ser tan GRAPO. ¡Venceremos! No, es broma. Dirijo este medio mientras hago como que me intereso en mi último año de Periodismo en la UMA. Vuestras opiniones me parecen una mierda.