El Unicaja ha honrado al primero de sus grandes equipos en la corta historia, desde que se uniesen los dos clubes. La grada malagueña tuvo la oportunidad de homenajear a uno de sus grandes jugadores, Mike Ansley, y a la plantilla en la que estuvo. El mito volvía a casa y, agradecido, no tenía más que palabras bonitas para la ciudad y el club.
18 de mayo de 1995. Un servidor estaba, con apenas tres años recién cumplidos, en la grada de Ciudad Jardín. Sin ser consciente de lo que aquello significaba para el deporte y para la ciudad de Málaga. Todo aquel que conozca un pedazo de la historia cajista sabe de lo que hablo. Los que no, se trata del no-triple más famoso de la historia del club.
19 años después, en otro pabellón y con un presupuesto mayor que el de antaño, el Unicaja lucha cada año en la Euroliga por estar entre los mejores. En un antológico partido ante el todopoderoso Fenerbahce, el club de Los Guindos se impuso con el espíritu del 95, aquel que casi gana la liga siendo un desconocido.
Por allí pululaba Michael Antonio Ansley. Fue el protagonista de aquel subcampeonato. Dicen las lenguas que no era un jugador que se cuidaba, pero que cuando estaba en la pista no había nadie mejor que él. “Soy el mejor cuatro de Europa todavía. Dadme unos meses”, decía en la rueda de prensa a su llegada a Málaga.
La afición no olvida al hombre que estuvo a un tiro de llevar al Olimpo al Unicaja. Con una sonora ovación, la grada del Martín Carpena recibió a Ansley, que sólo era capaz de decir “gracias, gracias”. No había pisado Málaga desde que abandonase la ciudad en 1996. “Tenía miedo de ir. Pensé que me iban a odiar”, dijo.
Ante el Gran Canaria, en otro gran triunfo espoleado por el ala-pívot de Birmingham, Estados Unidos, tuve la oportunidad de hablar con él un par de minutos. No tengo constancia de verle jugar en directo, aunque sí lo he visto cientos de veces en VHS, qué tiempos. Sólo tengo palabras de admiración para él, y el pasado domingo me hizo confirmar esa admiración.
Sus palabras las escribí para el periódico Málaga Hoy. Sin embargo, más allá de lo que me dijo, me quedo con haber podido hablar, aunque sólo fuesen dos minutos, con uno de los ídolos de mi infancia.
Muchas veces los aficionados se quejan de sus clubes porque no los tratan adecuadamente. Sin embargo, hay que felicitar al Unicaja y a su departamento de comunicación en especial por hacer posible que se le rindiese tributo al germen del equipo, a la generación que dio la primera gran alegría y que llevó a Europa la ciudad de Málaga.
Por ello, por mirar al pasado, se ganan los clubes la admiración de aquellos que le siguen día tras día, partido tras partido y año tras año. Porque para ir hacia el futuro hay que rendir homenaje a los que lo hicieron posible.
Mirar al pasado,Acerca de Javier García Márquez
Sí, soy el hijo secreto de Gabriel García Márquez. Baloncesto en La Taberna Global y en La Cumbre Deportiva.