Al fondo, a la izquierda, después de atravesar un edificio kilométrico. Como todo buen despacho que se precie. Es casi la hora de almorzar, pero Antonio aguarda a La Taberna Global para estrenar la sección #tuprofefavorito. “Es la primera vez en diecisiete años que alguien me dice que soy un buen profesor”, admite con humildad Antonio. Mapas, banderolas y recuerdos de otros países pueblan los rincones de su habitáculo. Compagina su faceta de profesor universitario de la ETSII en la UMA con la de cooperante internacional. Es buena gente. Puede que del 15M. Y muy viajado. Por Inma Montes y Leo Rama.
Antonio González-Herrera posa para sus fans en su perfil de Linkedin.
¿Qué te llevó al mundo de la ingeniería?
Yo di muchas vueltas antes de llegar aquí. En su momento, se me daban bien las ciencias. Empecé haciendo TELECO, ya que mis padres no podían permitirse que me fuese fuera. Cuando salió Industriales me di cuenta de que me gustaba más la parte mecánica de la ingeniería.
¿Los ingenieros os sentís superiores al resto de titulados, como pasa con los periodistas con el resto de titulados?
¿Los periodistas se sienten superiores? (Risas, tendríais que haber venido). La carrera, obviamente, tiene dificultad. Yo no sé si eso hace que los ingenieros se crean más o menos, pero es verdad que la carrera es dura. También es verdad que la hace más dura la adaptación del antiguo título, cuando el de 5 años es ya una adaptación de una carrera que tradicionalmente era de 6 años.
¿Estábamos preparados para Bolonia?
¿Qué es Bolonia? Bolonia establecía cosas muy básicas: facilitar la movilidad y unificar los estudios. La gracia de Bolonia era facilitar que un alumno hiciese primero aquí, hiciese segundo en Alemania, volviese en tercero y terminase cuarto en Italia. Y que no perdiese años. Eso a día de hoy no se consigue ni a nivel estatal. Si un alumno de Málaga se va a Sevilla, tiene que hacer una convalidación de créditos muy compleja, que debería ser mucho más fácil. En España, Bolonia se ha gestado durante muchos años y se ha parido durante minutos. Cuando te planteas un objetivo, tienes que tener en cuenta los recursos que tienes. Yo creo que tuve una buena formación. No estoy seguro de que los nuevos planes de estudios fuesen capaces de darme una formación mejor.
Como antiguo alumnos de la UMA y actual profesor, ¿cómo crees que ha progresado la universidad?
Las instalaciones son mejores y ahora hay una plantilla mucho más amplia. Yo era de una primera promoción, y una primera promoción tiene que saltar obstáculos curso por curso. Por eso no se pueden comparar las condiciones con las que yo entré en la carrera y las de ahora. En cuanto, por ejemplo, a planes de estudio, ha habido tres cambios de planes de estudio desde que yo empecé hasta ahora. Yo pienso que no ha mejorado. Se puede interpretar que han empeorado.
¿Qué te sugieren las palabras “campus de excelencia”?
¿Juntas o por separado? Yo creo que la palabra “excelencia” se ha malgastado mucho. No se puede poner un adjetivo antes de ver el resultado. Se ha tendido a definir un objetivo en lugar de hacer una valoración.
Tú has estado haciendo proyectos de cooperación en países como Cuba, Bolivia, Marruecos… ¿Churras y merinas? ¿Ingeniería y cooperación?
La cooperación es, por definición, transdisciplinar. En paralelo cuando yo empecé aquí, empecé una carrera en temas de cooperación. Me ha ido llevando a colaborar, siempre desde un plano voluntario. No he alimentado mi currículum académico con esto. Tengo claro que la ingeniería no te da una especial capacitación, pero puedes abordar las cosas desde tu especialidad.
Tú tienes un máster en cooperación. ¿Qué se siente al tener un máster?
Nada especial. Lo hice aquí en la UMA, y no es un máster para posicionarme académicamente, sino meramente para aprender. Pero he aprendido más cuando he estado en contacto con los proyectos y con la realidad más que con cursos.
Leo Rama, preparándose la entrevista en una clase de Industriales.
¿Es frívolo hablar de crisis en el primer mundo si se compara con los países tercermundistas?
Cada uno tiene sus problemas. Porque uno tenga un problema mayor, no se pueden ignorar los problemas del primer mundo. Obviamente no hay escala para comparar la crisis económica mundial con la del primer mundo. Hace tres años se incrementó la demanda de biodiesel a nivel mundial. Íbamos todos en plan ecológico. Es correcto sustituir combustibles fósiles por combustibles renovables. Pero eso generó un aumento de la demanda de los cereales, cuando había una mala cosecha. Eso tuvo como consecuencia que productos de alimentación básica, como el arroz, sufrieran un incremento del precio que fue una barbaridad, del orden del doble. El arroz es el alimento básico del mundo. Aquí no se habló. La crisis económica actual les perjudica también a ellos, porque tienen una alternativa menos al no poder emigrar, pero no les va a implicar un cambio grande. Los problemas de aquí son también muy serios. Una cosa no quita la otra.
Parece que hay corrientes que quieren que se establezca un nuevo orden mundial, con el sistema de libre mercado rigiendo la economía. ¿El liberalismo puede solucionar los grandes problemas del mundo?
Yo estoy convencido de que el liberalismo teórico es bueno. Por supuesto, debe estar moderado por una serie de principios éticos muy rígidos. El hecho de que todos tengamos la posibilidad a defender plenamente nuestros intereses tiende a lo que yo entiendo que es el desarrollo: la generación de oportunidades, aspirar a lo que nos apetezca aspirar. En principio no es ilícito que uno quiera tener dos casas y otro no quiera tener ninguna. Ahora, lo que sí es ilícito es que alguien tenga más poder para tener dos casas que otro. Desde el punto de vista teórico, el liberalismo es muy razonable. Cuanta más capacidad de decisión tengamos todos, llegaremos a acuerdos más beneficiosos para todos. Lo que hay ahora, en mi opinión, no es liberal. Hay grupos con una gran capacidad de acción y otros que no. Un buen ejemplo es el de las preferentes, donde hay un libre acuerdo entre la persona que adquiere esos productos y el banco que se los ofrece. Es un acuerdo de mercado, pero indudablemente el que las vende tiene mucha más información que el que las compra. Eso no es libertad de negociación. No podemos decir que ese sistema sea ni liberal ni justo.
¿Crees que los estudiantes españoles son conscientes de la oportunidad académica que se les da en la universidad pública?
Los estudiantes han sido muy inconscientes. La universidad pública española, no siendo muy buena, es muy barata para el alumno. El Estado se ha dado cuenta de que es demasiado barata, y se ha subido de golpe. Yo he tenido alumnos matriculados siete u ocho veces en mi asignatura, y no se han presentado. En térmicos económicos, es bastante más barata en comparación con otros países desarrollados, tanto en recursos destinados por el Estado como por matrícula pagada por el alumno. El esfuerzo que le supone a los universitarios de EEUU juntar el dinero de la matrícula, hace que estudien a muerte. En España nos hemos relajado con eso. Veo lógicas las protestas de los alumnos, pero deberían centrarse más en la calidad, más que en el aspecto económico. Una cosa no es cara porque te cueste 100. Una cosa es cara porque te cuesta 100 algo que vale 10. Si ahora resulta que cuesta 200 y te siguen dando 10, el problema era que te estaban dando 10. Estoy exagerando mucho, pero las asociaciones estudiantiles deberían haber presionado más en términos de calidad. Llevo 17 años trabajando aquí y esta [con esta entrevista] es la primera vez que alguien se dirige a mí porque soy buen profesor. Siempre he salido en las encuestas por encima de la media. Todavía nadie se ha acercado a darme la enhorabuena.
Te quejas de que las asociaciones universitarias no han reivindicado una mejora de la docencia. ¿No crees que es más importante tener un microondas en la cafetería?
Tener un microondas en la cafetería es bastante importante para la vida universitaria, pero obviamente es secundario. Yo he sido jefe de estudios de esta escuela, y he tratado con representantes estudiantiles muy responsables, que intentaban mejorar las cosas. Yo escuchaba las protestas, pero han fallado a la hora de canalizarlas. Quizás se haga ahora que estamos más irritados.
Tú has sido voluntario de Ingenieros Sin Fronteras. ¿Eso existe de verdad? ¿Para qué sirve?
Sí, pero hace ya bastantes años. Es una organización con perfil técnico, orientada a la promoción del desarrollo. También del desarrollo sostenible. No podemos decir que en el primer mundo tengamos un sistema de desarrollo sostenible. Tenemos unos hábitos de consumo que son poco sostenibles.
¿Qué huella ha dejado Chávez, aún de cuerpo presente, en Venezuela?
Yo estuve en Cuba un tiempo. Allí me metía con Castro y aquí lo defendía ante los anticastristas. A mí me gusta ver las cosas positivas y las negativas. Chávez ha provocado en Venezuela un cambio social, que se podría cuantificar, pero ha destruido cierto tejido productivo. A mí me cuesta mucho posicionarme, y eso es algo que la historia valorará. Eso ha tenido un efecto inspirador en América Latina en algunos dirigentes, unos más tendentes hacia la honestidad que otros. Otros han utilizado banderas para adjudicarse adjetivos progresistas que no tienen sentido. Yo conozco el caso de Bolivia, que se ha desarrollado mucho. Creo que el pueblo ha adquirido más capacidad de decisión gracias al movimiento de Evo Morales. Allí, desde 2010, han aparecido algunos casos de corrupción que le están quitando un poquito de valor a lo que hace Evo Morales. En ese sentido, como en todo, hay partes positivas y negativas.
Entrevista a Antonio González-Herrera: #tuprofefavorito y cada día el de más gente,
Acerca de Leo Rama
Corresponsal de La Taberna Global en Madagascar, entre otros muchos enclaves.
