El maestro del periodismo español inauguró el nuevo curso del Ateneo de Málaga con una reflexión sobre el sistema.
Málaga no faltó a su cita con el saber, la cultura y la reflexión el pasado lunes 17. El Ateneo volvía a abrir sus puertas con el fin de inaugurar el nuevo curso 2011/2012. No es de extrañar que casi una hora antes de que diese comienzo el acto el salón se encontrase abarrotado. Y es que se contaba con un invitado muy especial: el mismísimo Iñaki Gabilondo, un maestro del periodismo español contemporáneo.
Entre preguntas suspicaces de los demás asistentes (“¿Estudiáis Periodismo? ¿Sois chicos de Teodoro?”), arrancó el acto con unas palabras de agradecimiento por parte del presidente de la asociación hacia las entidades patrocinadoras entre las que aparecían Unicaja, Novasoft, la Universidad, el Ayuntamiento o la Junta de Andalucía. Después de una introducción al siguiente ponente, tomó la palabra Antonio Hernández Rodicio, director de informativos de la cadena SER, para presentar, al fin, a Iñaki Gabilondo.
El reconocido periodista nos llenó los oídos de todas esas cosas que cada vez percibimos más y mejor a través de todo aquello que nos rodea. Este sistema falla. No vivimos una crisis, sino un “haz de crisis”. El comercio, la industria, las finanzas, el medio ambiente, la teoría de la guerra, la juventud, la vejez, el PSOE… (bueno, este último no lo mencionó) están en crisis. Crisis provocadas por otras crisis, crisis que provocan otras crisis. Vamos, que España iba bien cuando lo decía Aznar. Hoy día “los seres humanos hacemos un enorme esfuerzo para que parezca que no nos pasa nada”. Y la culpa la tiene, como siempre, la banca. En el Monopoly nunca cayó bien. Ahora resulta que en el mundo capitalista tampoco. Resulta ser un poder superior al político, “una gran nube financiera que se burla de nuestras decisiones”, “un tren que se pone en marcha a una velocidad uniformemente acelerada e imposible de parar, insostenible”. Vamos, que tenemos que quemar la banca cual comando de la Kale Borroka y para ello la sociedad y la política nos tenemos que unir, más que nunca. El problema es, desgrana Gabilondo, que los políticos y en muchos casos, los ciudadanos, no están por la labor.
“La democracia está oxidada”. De modo que, para Gabilondo, lo último que debe hacer el 15-M es debilitarla aún más. Hay que conciliar política y ciudadanía. Pero para ello, son los propios partidos quienes deben actuar. Son ellos los que deben estudiar las nuevas coyunturas del sistema, dejar de cerrar filas en torno a estructuras cuasi militares y abrirse a la sociedad. No han de cuadricularse en torno a la figura de garantes del derecho a la democracia de los ciudadanos sustentándose “en principios eternos”.
El periodismo no se salvó de la crítica del ex periodista de la SER y Cuatro. “Los ciudadanos han de saber exigir a los periodistas su responsabilidad. Tienen derecho a la información. Los periodistas son gestores de ese bien común”. Pero no se están haciendo las cosas bien. Hoy día se llaman “Congresos de Periodismo” a aquellos lugares a los que la gente va a hablar, según Iñaki, “del cacharrito A, que da paso al B que innova respecto al C”. Pero eso no quita que, en declaraciones exclusivas para este medio, afirmase tener mucha fé y creer aún en el oficio.
El periodismo necesita ser más periodismo que nunca. Iñaki Gabilondo está seguro de que lo será. Aún tuvo palabras de ternuras para la radio. Un medio de comunicación que “aún no le ha perdido la temperatura al ser humano”, un medio al que “se le puede querer”. Y es que, según dijo, “todo aquel que ha trabajado delante de un micrófono es, asombroso, mágico: puede casi tocar a su público”. Desde La Taberna Global no nos queda más remedio que estar de acuerdo con el galardonado periodista: nosotros somos muy capaces de ver y tocar cuando queramos a nuestra audiencia. De cincuenta personas.
En definitiva: el curso 2011/2012 del Ateneo de Málaga queda inaugurado, y de qué manera. Ya sólo nos queda entonar eso del “seguiremos informando”.
Acerca de Alberto R. Aguiar
Estudio y dirijo todo esto. No quiero acabar en Sálvame.