Anoche se dieron un salto por Málaga Santi Balmes y sus chicos de Sant Vicenç dels Horts para recordar a los congregados en la sala Paris 15 que siguen dando guerra y que la Noche Eterna, como es obvio, aún no se ha acabado.
TEXTO: Javier Martínez. FOTOS: Carlos Preil.
Love of Lesbian saben de esto. Y nos lo demuestran cada vez que pasan por nuestra ciudad, con un directo contundente pero, sobre todo, medido. Medidos los ritmos, medida la distribución de la intensidad, medida la interacción con el público, medido y estudiado hasta el detalle cada “uoooooo” o cada “parapapapa”. Una mezcla de sensaciones que hizo no querer despertar al ya denominado “club de fans de John Boy”, que anoche casi abarrotó la sala Paris 15 para ver, de nuevo, a Love of Lesbian en Málaga.
“Vamos a dejar vuestros problemas a un lado”. Con un profundo conocimiento de las sensaciones que genera en el público. Así incitaba Balmes, el vocalista de la banda catalana, a adentrarse en la Noche Eterna, la primera canción del concierto y un recorrido por las pequeñas historias tras el atardecer propuesto por el séptimo álbum de estudio del grupo. Manos al cielo, misticismo e, incluso, ojos cerrados. Y es que es imposible cortar el torrente de recuerdos y vivencias personales asistiendo en vivo a la lírica de Love of Lesbian. Ellos lo saben. Y nos manejan a su antojo. Nos ponen el micro para que cantemos en nuestras canciones, nos señalan un significado de esa letra que no habíamos percibido… fue así en “Si salimos de esta”, de su último trabajo, donde incidieron en que sí, joder, que sí que salimos. Pero eh, que hicimos una promesa. La crisis se quedó a las puertas de la sala a partir de entonces y así fue.
Sin embargo, las reivindicaciones sociales siempre tienen un hueco. “El hambre invisible” sirvió de preludio para un concierto donde Balmes no se cortó un pelo. “Lo del Prestige… ningún condenado. ¡Me cago en la puta!”, llegó a gritar en un momento de la noche. Pero fue realmente con “Los seres únicos” cuando realmente empezó a aflorar la conexión de la banda catalana con sus fans durante toda la noche. “Puede que en realidad seáis únicos”, cantaron. Y puede que cada recuerdo a flor de piel con cada tema fuera, realmente, único. Se notó en “Noches Reversibles”, uno de los temas insignia del grupo, donde hubo que hacer un esfuerzo para no cantar con voz quebrada “creo que voy a empezar a romperme”. Se notó también en una pareja de canciones que son ya un icono no sólo de los Lesbian sino del indie en español: “1999” y “allí donde solíamos gritar”, con letras sencillas pero de alto voltaje emocional. Y es que, ¿quién no ha vivido alguna vez un ritual de enfados y canibalismo estúpido? Los chicos de Sant Viçent del Horts respetaron los silencios, alargaron los acordes y nos dejaron berrear sus composiciones.
Ayudó a la experiencia una mejora notable del sonido de la Paris 15. El rasgueo de la acústica de Julián Saldarriaga se transmitió completamente limpio, así como el piano, pieza fundamental en las composiciones. El mismo piano que, tras el paso sin pena ni gloria de “Nadie por las calles” y “Las malas lenguas” y el estado de coma inducido de “Belice”, se encargó de anunciar que venía “Club de fans de John Boy”. Coreada y bailada hasta la extenuación por un público que, como presagia la canción, dejó a un lado todo escepticismo para entregarse hasta el final del concierto. Balmes lo sabía y hasta los últimos tres temas no abandonó ni por un segundo la intensidad. “Pizzigatos” y su extremadamente pegadizo rollo bailable, las reminiscencias disco de “Si tu me dices Ben, yo digo Affleck”, y, en una referencia continua a su disco “Cuentos niños para chinos del Japón”, “Me amo”. El punto álgido del concierto se alcanzó durante este tema, con la banda catalana entregadísima, con sombreros y cuernos de demonio, con versiones casi improvisadas de Raphael, con pasos de charlestón por parte del guitarra…
El surrealismo intenso de “Toros en la Wii” y su “Fantástico” y el escenario iluminado de verde de “Algunas plantas” parecían ser el broche perfecto para una noche que, en términos de potencia, parecía ir de menos a más. Sin embargo, Love of Lesbian decidió alargarlo, bajando y atemperando los ánimos del público asistente. “Domingo astromántico” -que sin Zahara es la mitad de virtuosa- y la sentida pero somnoliente “Oniria e Insomnia” se encargaron, esta vez así, de hacer de despedida de la banda catalana, que volvía por tercera vez a la provincia de Málaga y que dejó un buen sabor de boca en el “club de Fans de John Boy”, que anoche se reencontró con sus fantasmas y, con suerte, quizás pudo superarlos.
Miles y sincronizados rituales de canibalismo estúpido,Acerca de Javi Skan
Anarcosindicalista. Igualdad, fraternidad y socialismo. Me duele la cara de ser tan GRAPO. ¡Venceremos! No, es broma. Dirijo este medio mientras hago como que me intereso en mi último año de Periodismo en la UMA. Vuestras opiniones me parecen una mierda.