Málaga ha tenido que esperar once años para ver al Dover grunge. La sala Paris 15, como si de una maquina del tiempo se tratara, reunió a distintas generaciones que amaron al demonio y odiaron el “Let me out”.
TEXTO: Beatriz Álvarez de Perea. FOTOGRAFÍA: Isabel Vargas.
Dover no defraudó. Es más, supo a gloria. A pesar de que Cristina, voz de la banda, se encontraba enferma, según nos informó Jesús (batería), y tuvo que ir al hospital la mañana del jueves porque se sentía mal del estomago. Durante el concierto Cristina lo disimuló bastante bien. Era inimaginable pensar que la chica que nos hizo disfrutar de tal manera estaba indispuesta. Su actuación dio de sí, berridos incluidos.
La mayoría de los asistentes, de edades totalmente dispares, no se imaginaban de nuevo saltando y gritando con Dover, ¿Qué digo la mayoría? Todos. Que tendrían la oportunidad de escuchar un disco tan mítico como el de ‘Devil came to me’. Ese volumen de guitarras y esa voz que amansa a las fieras con un Sick Girl o las revoluciona con La Monja Mellada.
El espectáculo comenzó tras una hora de espera dentro del local. La sala pequeña de la Paris 15 estaba a abarrotar y los pitos no tardaron en escucharse. Los silbidos se transformaron en gritos cuando los cuatro componentes de la banda subieron al escenario. Amparo Llanos (guitarra), comenzó reseñando el tiempo que había pasado desde que vinieron por última vez. Alguien del público le contestó: ¡Demasiado! Y es cierto, pero no hizo mella.
El disco protagonista sonó en su plenitud tras algún que otro problema técnico al comienzo del concierto. Con Serenade empezaron los saltos y los móviles en el aire. El sonido de los instrumentos retumbaba por la sala para el agrado de los asistentes. Ya nos lo recomendaron en la entrevista que le hicimos: “Llevaos tapones”. Amparo, entre canción y canción, recordó que siempre tocaron así, incluso en los ensayos. Algún que otro día, decía, fueron ellos los que se pusieron los tapones para ensayar, los altavoces eran intocables. Y Jesús, entre canción y canción, prefirió, en lugar de enseñar su “minúsculo” brazo, satisfacer todas las miradas con un maravilloso calvo.
Sorprendieron con canciones de otros discos, tales como Dj y Cherry Lee. Pero la gran sorpresa vino cuando tocaron King George. Nadie se lo esperaba y fue bien recibida. Muchos de los asistentes se dejaron la voz tanto o más que Cristina. La ocasión lo merecía, es poco probable que un concierto así se vuelva a repetir.
El plato fuerte se reservó para el final. El tan esperado single Devil came to me volvió loca a toda la sala. El demonio realmente estaba allí e invadió el cuerpo de los asistentes. Loli Jackson fue la última canción y era imposible creer que el concierto ya había acabado. Han sido muchos los años que Málaga ha tenido que esperar para poder escuchar a Dover. Realmente, esta gira es un regalo para todos aquellos que no tuvieron la oportunidad de disfrutar el directo de su grunge o para recordarles a los que sí les vieron que Dover sigue existiendo. Que el tiempo, a pesar de todo, no ha cambiado nada. Que el demonio aún sigue dentro y se manifiesta.
El demonio aún vive,Acerca de Beatriz Álvarez
Estudiante de Periodismo en la UMA. Por poco tiempo...