Despacho 4, 2.ª planta de la Facultad de Ciencias de la Comunicación. Bernardo Gómez Calderón, alumno de la primera promoción de Periodismo en la Universidad de Málaga, aguarda sentado en el sillón. Desempeña el cargo de Director de Secretariado de Comunicación en la UMA, pero aún así, nos recibe de buen humor y obliga en todo momento a tutearle. El despacho está lleno de ‘Babelias’ (suplemento cultural de El País) y pósters relacionados con la ciencia ficción y la poesía. Afirma que le encanta el periodismo de opinión y el rock duro, en especial Led Zeppelin, Metallica o Guns’N’Roses. Bernardo, Doctor en Periodismo desde el año 2001, imparte clase a los alumnos de esta titulación con la misma atención y mimo con la que lee su colección de Rolling Stone. Por: Inma Montes e Isabel Vargas.
¿Qué te llamaba la atención del mundo del Periodismo?
Yo estudié Periodismo con la idea de ejercer. Estuve, no mucho, pero sí unos cuatro años. Por un lado, me gustaba estar informado, y por otro, me gustaba escribir. Me encantaba estar en el meollo de lo que sucedía. Tuve la suerte de pertenecer a la primera promoción.
¿Cuál ha sido tu trayectoria hasta llegar a la UMA?
Bueno, yo he salido poco de la UMA. Estaba trabajando desde el 95 en un periódico y seguí ejerciendo. Pero alguien con buen criterio me recomendó –yo tenía buen expediente- que solicitara una beca de investigación, que son las becas que se dan al finalizar los estudios para por un lado, hacer la tesis doctoral, y por otro, empezar en docencia o ejercer en la docencia. Al año siguiente de licenciarme entré como becario. Pasé cuatro años como becario, hice mis tesis, empecé a dar clase y poco después enganché con la primera plaza.
Entre tus obras publicadas, destaca siempre la columna. ¿Por qué ese género y no otro?
Sí, mi campo de investigación fue el periodismo de opinión, porque era lo que me gustaba consumir. Me decanté por Paco Umbral, que ya murió, y trabajé durante mucho tiempo con sus obras. Una vez que terminé pues he seguido trabajando solo de manera intermitente en los géneros de opinión. Son la combinación del trabajo de los medios, sin los cuales la formación de la opinión pública es imposible y desempeñan un papel cuantitativamente no muy generoso, pero intelectualmente importante.
Como sabes, te entrevistamos al ser propuesto como buen profesor por sus alumnos. ¿Crees que ellos aprenden lo que te propones en las asignaturas que impartes?
La mayor parte de los casos creo que sí.
¿Y tú recibes el feedback que esperas por parte del alumnado?
Bueno, depende. Empecé a dar clases muy jovencito y recibía más feedback de mis alumnos porque eran de mi quinta. A medida que pasa el tiempo es más complicado. Ten en cuenta que yo empecé a dar clases con 23 años. Eso sí, cuando uno llega a clase eso no es el club de la comedia, uno va allí a explicar lo que tiene que explicar (risas).
¿Qué sensaciones tienes cuando das clase?
A mí la docencia me gusta, o sea, yo normalmente tengo una sensación, en general, bastante placentera. Hay de todo, cada año he tenido gente más o menos receptiva. Depende de los alumnos que te toque.
¿Ha habido casos en los que te hubiera gustado hacer algo más como profesor en las clases y no has podido, o al contrario?
Tengo más problemas con la teoría porque la gente vaguea un poco a la hora estudiar. Con las prácticas yo creo que al final consigo sacar algo positivo de algunas personas. Hay gente que es más complicado, depende de las actitudes, del interés… En general tengo sensaciones positivas dando clase, raramente tengo una mala clase.
Si fueras el alumno, ¿qué cambiarías de su asignatura? Un poco de autocrítica.
Seguramente aligeraría la teoría, o sea, encorsetaría menos la teoría. El problema es que mi asignatura es la unión de dos, con lo cual tengo muchas cosas que explicar. Para mi gusto daría menos teoría y haría más práctica. Con lo cual, haría otro tipo de prácticas, el problema es que yo solo no puedo encargar más prácticas porque no me da tiempo a corregirlas.
¿Crees que tu asignatura se ha amoldado a ese Plan Bolonia?
Este es el primer año que la he dado y estoy bastante satisfecho con el resultado. Incluso estoy más contento que otros años. En mi caso, aunque de más horas de clase, pienso que el Plan Bolonia ha tenido un efecto positivo en los estudiantes.
¿Piensas que a partir de la implantación del Plan Bolonia la enseñanza se ha mejorado?
En algunos casos sí. Bolonia está muy bien si tenemos gente para hacer todo lo que quiere el Plan. Está muy bien subdivir los grupos por un millón si tenemos quien se ocupe de esos grupos. Si no tenemos personas suficientes entonces es una implantación de Bolonia muy precaria, eso es una faena. Aquí la gente le echa buena voluntad.
Hablando del Plan Bolonia, con él los estudiantes disfrutan de una parte práctica más completa. ¿Hasta qué punto son importantes estas prácticas?
Son fundamentales, porque es lo poco que los alumnos van a sacar. Yo agradecí cuando empecé a trabajar haber tenido algunas clases prácticas. Lo cierto es que cuando empiezas a trabajar al mes ya has cogido lo básico. Así que si los primeros palos te los puedes llevar aquí y no en la calle pues siempre es mejor. Si te has rodado en la facultad eso se nota.
Cuando fuiste estudiante en Martiricos hace 20 años, ¿había algún profesor “mejorable”?
Sí, claro, había muchos mejorables, un montón (risas). También había muy buenos docentes. Esta Facultad se ha profesionalizado desde el punto de vista académico. Yo estudié en un centro donde la mayor parte de las asignaturas las impartían profesores que nunca habían dado esas materias.
Entonces, ¿estás de acuerdo con que un profesor que no se ha especializado en una asignatura pueda impartirla?
No es lo ideal. Si la Universidad puede pagar un especialista para cada asignatura estupendo, pero eso no es así. De hecho con Bolonia tenemos más horas y la Universidad, desde hace dos años, no contrata. Al final acabas dando lo que sea porque lo primero es garantizar vuestro derecho a la enseñanza.
Preparados para hacerlo estupendamente no. Depende de las carreras, hay carreras que tienen una vertiente práctica muy clara como la nuestra.
¿Pero respecto a las de Comunicación?
Yo por mi parte estoy satisfecho. Creo que lo alumnos conmigo aprenden algo y progresan algo.
¿Cómo calificarías la enseñanza de la UMA en comparación con otras universidades españolas?
Según las herramientas que tenemos para medir la satisfacción con la docencia sale bastante bien parada. Sobre una media de 5 la Universidad suele tener 4,8.
¿Y centrándonos en las carreras de Comunicación?
Estamos muy bien situados. De hecho la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) nos evaluó hace cinco años y estamos muy bien situados en relación a índice de satisfacción de los alumnos, medios de que disponemos, atención que se presta a los estudiantes, ordenador por alumno… Todos estos criterios sí que ofrecen una panorámica positiva.
¿Son suficientes las medidas existentes en el caso de que haya profesores que no cumplen verdaderamente con su labor como docente? Por ejemplo, los test de satisfacción que nombrabas.
No, los test de satisfacción no valen mucho.
¿Qué medidas se deberían tomar?
Eso tiene que ser un toque de atención para el profesor. Las encuestas de satisfacción dependen en muchos casos de factores diversos. Siempre va a haber gente que valore bien a un profesor poco exigente y otra que no. Esta gente dirá: “Yo estoy aquí para que me den caña o para recibir la educación por la que pago y no para que vengan y pasen el rato”. Como no es una herramienta científica es complicado a partir de ahí tomar medidas. Pero tendría que materializarse de alguna forma porque nadie nos dice nada y eso es un fallo. Un fallo que procede de lo siguiente: El problema de la universidad española, que copia al modelo anglosajón, lo que se valora es la investigación no la docencia. A nosotros nos contratan aquí para dar clase y sin embargo las clases es lo que menos cuenta, con diferencia.
Entonces, ¿os veis los profesores atados a lo que publiquéis a lo largo de vuestra carrera como docentes?
Para progresar dentro de la Universidad tenemos que acumular méritos. Básicamente el curriculum que nos cuenta, el que nos puntúa, es el de investigación no el de docencia. Si que es importante que yo publique un buen artículo o un buen libro, da igual si das las clases bien o mal.
¿Y por qué no se cambia?
Bueno, porque este es el modelo anglosajón que seguimos. Entonces da igual como des las clases mientras las vayas acumulando. En la Universidad española se incentiva, en general, muy poco la buena docencia… Porque no tiene después un reflejo en nuestra progresión profesional.
Como Director de Secretariado de Comunicación en la UMA, ¿en qué consiste tu trabajo?
He trabajado con el Vicerrector de Comunicación, que también lleva el área de Internacional. Nosotros coordinamos todo lo que tiene que ver con la comunicación interna, empezando por la página web que acabamos de remodelar. También nos encargamos de coordinar la comunicación entre los distintos colectivos, profesorado, PAS, estudiantes… Tanto vertical como horizontal. Eso por un lado. Por otro, tengo que atender a los públicos externos, es decir, medios de comunicación, sociedad, etc.
¿Con cuánto personal contáis en total?
En total unas 40 personas o más contando el CTI (Centro de Tecnología de la Imagen) y el Servicio de Información que también dependen de nosotros. Con 40 lo mismo me quedo corto. El área de Comunicación tiene diseño, prensa, comunicación interna, que es lo que tiene que ver con la web y las pantallas con los mensajes que hay en la facultad (risas)…
¡Ah! Muy bonito el color de la nueva web.
¿Te gusta? Azul corporativo, es un clásico en la UMA (risas).
¿Crees que hay buena comunicación entre la UMA y el colectivo universitario?
Depende de quien hablemos. Sí hay comunicación pero hay que tener el interés de ir a buscar la información.
¿Entonces en parte es culpa del desinterés por parte del alumnado?
Totalmente. Pero entre profesorado también pasa. Hay gente que está aquí, da sus clases, y pasa de todo lo demás. No le interesa la institución y le da lo mismo. También hay gente que está más implicado o gente que se preocupa más por informarse.
¿Recibes presiones por ser el Director de Secretariado de Comunicación en la Universidad de Málaga?
¿Yo presiones? ¿Por qué?
Pregunto. ¿Te llevas bien con Adelaida? ¿Tienes buena relación con ella?
Claro, tengo que tener buena relación a la fuerza, vaya. Ya que me nombra. Presiones ninguna. El Vicerrectorado de Comunicación no está más que para ayudar a que la comunicación fluya en todos los sentidos.
¿Que se debería cambiar en el Gabinete de Comunicación para que mejore?
Creo que funciona muy bien en general. La gente está contenta, puede haber desavenencias puntuales, pero de manera esporádica. Yo llevo dos años allí y hemos tenido muy pocos problemas.
¿Toda la gente que estudia Comunicación tiene vocación?
No, no, no. Pero eso está muy mitificado. No toda la gente que estaba conmigo en la primera promoción, alrededor de 50, tenía vocación. Yo tenía compañeros allí que estaban estudiando Periodismo como podían estar estudiando otra cosa. Medianamente interesados por la información y la comunicación. Sinceramente, veía poca vocación en la clase. En aquellos entonces no había información en la red, no había Internet, y tan solo unos cuantos comprábamos el periódico.
¿El número de personas que acceden a la carrera es muy alto?
Hombre, es complicado. Es cierto que 40 o 50 es el número ideal para una clase. El mercado de trabajo no absorbía a los 50 hace 16 años cuando yo terminé, y no absorbe a 130 que salen ahora. Siempre ha habido un exceso de titulados con respecto al número de puestos que hay en medios de comunicación. También se han abierto otras vías como los gabinetes. Hay otros campos como la comunicación empresarial, organizativa, comunicación por Internet…
Pero, ¿existe una burbuja respecto a las titulaciones de Comunicación?
La verdad que me cuesta decirlo porque hay muchísima gente que está titulada y no trabaja. Es algo que ha pasado, al principio menos, y ahora con la crisis se ha agudizado. Pero, ¿por el hecho de que el mercado no absorba tantas plazas no le ofrecemos a la gente que estudie tal carrera? Obviamente no.
¿Qué fallos o virtudes destacarías del periodismo español actualmente?
Excesivamente prejuicioso en cuanto a cómo tiene que tratar a la fuentes, sobre todo a las fuentes políticas y económicas. El sesgo en España es escandaloso. Poca iniciativa propia en muchos casos, es decir, excesiva burocratización del periodismo, en otros no, hay excepciones. Excesiva dependencia de las fuentes oficiales también, en mi opinión con fuentes de financiación más plurales seguramente estos defectos se corregirían. ¿Virtudes? No sé… Hay medios que me gustan y medios que no me gustan. Hay medios que son asquerosos y que no leo, veo o escucho ni a punta de pistola.
¿Por qué crees que se ha difuminado la frontera entre el periodismo informativo y el de opinión?
Eso es el mal periodismo. Esa frontera está muy clara, lo que pasa es que cada medio tiene su línea editorial. Hay a quien le gusta leer información sectaria si coincide con su punto de vista, pero no es ético.
¿Qué consejo le darías a cualquier alumno para que aprovechara sus cuatro años de formación?
Hay que implicarse. Aunque uno se crea que está haciendo cosas que no puedan tener una utilidad, das tantas vueltas, que luego al final si que te son útiles. El tiempo que estáis en la Universidad es el más plácido de vuestra vida, que luego la cosa se complica. Creo que hay que sacar un poco de jugo a esto, es decir, hay que pasar por la Universidad y que la Universidad te empape un poquito. Porque después eso sirve, mucha gente dice que no, a mí sí me ha servido. Hay que intentar que resulte provechoso y creo que no todo el mundo lo hace.
Hay mucha gente que piensa que con tan solo un título va a conseguir trabajo, ¿qué piensas de esto?
Hay bastante gente que opina esto y se equivoca. Mi experiencia me dice que “da igual” las cualidades que tengas a la hora de estudiar periodismo, como lo que te esfuerces después y las ganas que tengas de trabajar. Al final el esfuerzo es mucho más productivo.
Bernardo Gómez Calderón: “En la Universidad española se incentiva muy poco la buena docencia”,
Acerca de Isabel Vargas
Nacida allá por el verano del 92. Melómana indecente. De pequeña quería ser corresponsal de guerra, lo sigo intentando. Redactora de Cultura en La Taberna.