La mítica banda gallega liderada por Yosi Domínguez visitó la ciudad costasoleña este viernes y dejó claro que los grupos rockeros de antaño pues dar mucha tralla tres décadas después.
FOTOGRAFÍA: Hugo Espresati, Isabel Vargas. TEXTO: Isabel Vargas.
La noche es joven cuando hay conciertos de rock a los que asistir. Los Suaves junto al conjunto local Karkoma se citaban en el refugio sonoro La Trinchera este fin de semana. Ya sonaban clásicos de Asfalto, Burning o Los Porretas para calentar el ambiente. El grupo malagueño arrancaba con el tema homónimo del primer disco ‘Buenos recuerdos’, grabado en 2008. Un sonido a rock callejero proveniente de sus más destacadas influencias como Extremoduro o Platero inundaba la sala. “Vamos a apoyar a los grupos malagueños, que son muchos y muy buenos”, reivindicaba Raúl, el vocal de Karkoma. A la consigna les seguía canciones del segundo disco como El jardín de la pobreza, en la que la voz del cantante emulaba a un Robe que no existe, porque Robe sólo hay uno.
Karkoma seguía animando al personal con una versión de Vicio, la conocida pieza de la banda madrileña Reincidentes. En cuestión de segundos Raúl se cambia y aparece orgulloso con una camiseta del Málaga C.F, que disputará la vuelta con el FC Porto el 13. Tras la curiosidad despertada por la vistosa indumentaria malaguita desembarcaba En lo más hondo del mar, una desgarradora canción con sabor a Marea pero con un toque crudo al llegar el solo de guitarra. El conjunto de Málaga, que en su día fue una banda tributo a Extremoduro, daba sus últimos coletazos con So payaso haciendo que los asistentes cantaran a grito limpio. Ponían el broche a la noche con el single que da nombre a su último EP, ‘2000 rieles y cuatro perras’. Un sonido contundente, que brilla por su calidad y técnica, pero que no posee grandes señas de identidad. Fundamentalmente, el problema es que ha sido tan grande la influencia de otros grupos -como Marea o Extremoduro- que las canciones no terminan de identificarse con una marca propia “made in Karkoma”. Se despedían dando las gracias a la sala y resaltando el papel de La Trinchera, ya que “siempre apuesta por los proyectos locales”.
Poco después, una toma de contacto con temas de Black Sabbath y Pantera para situar a los asistentes anticipaba Los Suaves. Una entrada digna de un largometraje de la Metro-Golwyn-Mayer agitaba los ánimos de los fans que allí se encontraban. Sería una cita que todos recordarían meses después, y para gozo de algunos, quedaría grabado para el DVD especial por el tour de ‘los 1000 conciertos’. Para calentar al público Los Suaves abrían el espectáculo con No puedo dejar el rock. Sobredosis de rock para los asistentes, que estallaban en gritos y pateos. La voz de Yosi, figura viva del rockero eterno, y las guitarras afiladas de Alberto Cereijo y Fernando Calvo, guitarra solista y rítmica respectivamente, junto a la crudeza del bajista Charly Domínguez harían de La Trinchera un garito de rock. Suaveros o no, era inevitable no disfrutar del contundente directo de la mítica banda. Le llegaba el turno a Los sueños se van y Palabras para Julia, enternecedora balada heavy en donde se musicaliza un fragmento del poema de José Agustín Goytisolo. Pelos de punta. La poesía maldita de Yosi se deja entrever en el tema que titula su quinto álbum, ‘Maldita sea mi suerte’. Entre tanto duelo de guitarras y batería acelerada.
Volvían con un tema más cercano al hard rock, Una ciudad llamada perdición, perteneciente al segundo disco que fue la continuación del primero. La masa de gente ya había entrado en caliente, el alcohol corría por las venas y el rock aún más. Los Suaves, aún firmando en el año 1993 un contrato con Polygram Ibérica, siempre han sido fieles a sus principios. Pues sí, ni las multinacionales paran el rock de Yosi, y eso se ve reflejado en los dos temas del sexto disco que interpretaban a continuación. Le llegaría el turno a ¿Sabes? ¡Phil Lynott, Murió!, un tema que la banda gallega le dedicó a Phil Lynott, líder de Thin Lizzy, porque ha sido y es una de las mayores influencias del grupo. También, hacen sonreír a más de un fan con temas estrella como Viajando al fin de la noche o Mártires del r´n´r. Yosi, cigarro en mano y voz gastada por los años, aprovechaba para coger la guitarra acústica y deleitar a los fanáticos con la desgarradora letra de Pardao. Una historia que describe a la perfección la trayectoria del cantante. Después de la emotiva interpretación tocarían un par de clásicos como Dulce castigo.
Llegaría el punto álgido de la noche con Dolores se llamaba Lola. Una de los mejores temas del rock patrio que podía hacer vibrar en cuestión de segundos a un público ya extasiado del rock más duro y contestatario. En seguida, Yosi sacaría la bandera de Andalucía y la de su tierra, Galicia, arrodillándose encima de ambas. Además, al igual que Raúl de Karkoma, el cantante también se pondría una camiseta del Málaga FC animando al público. Tras esto, Los Suaves continuaron con San Francisco Express y El Afilador: guitarrazos de Alberto Cereijo y golpes de bombo de Tony, el batería, hasta llegar al himno de Galicia. Anticipando el final rechina a contratiempo la batería y los quejíos de las guitarras, sonaba Ya nos vamos. La noche se muere, que no el legado sonoro de Los Suaves, mezcla de rock estatal, hard rock inglés, heavy metal, rock and roll de antaño y punk de los 80. Se alargaba la canción con una sección instrumental impecable. Mientras Yosi subía las escaleras de camino al camerino casi desfallecido a causa de la alta ingesta de alcohol. Los Suaves acababan de hacer historia en Málaga. No se podía dar crédito a los que veían sus ojos, la leyenda del viejo rockero que nunca muere había estado allí, sumado a un reparto de músicos excepcional.
Málaga revive los 80s con el rock de Los Suaves,Acerca de Isabel Vargas
Nacida allá por el verano del 92. Melómana indecente. De pequeña quería ser corresponsal de guerra, lo sigo intentando. Redactora de Cultura en La Taberna.