El ex-agente de la KGB se impone con comodidad a Guennadi Ziugánov, segundo, a Mijaíl Prójorov, tercero, y a Evgeniy Bogdánov, este último inventado.
Vladimir Putin se erigió el pasado domingo 4 de marzo (ayer) como el nuevo Presidente de Rusia, tomando así el relevo de su antecesor en el cargo y APS Dmitri Medvédev. Con más de 45 millones de votos, es decir, 33 más de los que logró Rajoy, lo cual legitima más si cabe su supremacía, comandará la Federación Rusa hasta que le salga de la polla los próximos seis años.
La victoria se produce en un día clave para la antigua Unión Soviética, ya que se cumplen exactamente 93 años de la inauguración de la Tercera Internacional Comunista y 22 años, 3 meses y 25 días desde la caída del Muro de Berlín. Y es que la coronación del petersburgués no sorprende a nadie. Y no porque fuera elegido Personaje del Año 2007 por la revista Time. Ni siquiera porque un laboratorio suizo lo propusiera para el Premio Nobel de la Paz por la búsqueda de nuevas fuentes de energía basadas en la nanotecnología. No.
Putin ha ganado porque Putin es el mejor. “Se quedará por lo menos hasta el año 2030”, certificó el político ultranacionalista Vladímir Yirinovski, uno de sus principales votantes. El destino del pueblo ruso se ha decidido, según las palabras del propio Presidente, visiblemente emocionado y sollozante, en una lucha “abierta y limpia”. “Son auténticas lágrimas de viento”, aseguraba el líder.
La jornada de votación ha transcurrido, según las autoridades, en un clima de normalidad. Debe ser costumbre por tanto que allí, en Rusia, las ecofeministas se desnuden, corran y solivianten los colegios electorales con gritos de “Raputa púcheva” y “Púchet huar”. “Las chicas son tontitas. Creen que eso es romántico”, comenta al respecto el portavoz de Putin, Dmitri Peskov. La verdad es que yo también lo creo.
Sin embargo, los resultados no cuentan con el beneplácito de todos. Así, varios medios de comunicación, entre los que se incluye el diario socialdemócrata y neokeynesiano Público, han denunciado un posible fraude electoral en los comicios. No ha hecho lo mismo el ídolo de masas Carlos E. Cué, que con un discreto artículo sobre el déficit de las autonomías ha eludido magistralmente correr la misma suerte que su homóloga rusa Anna Politkóvskaya.
Las elecciones rusas también han trascendido al Congreso de los Diputados, donde ha destacado la intervención de Rosa Díez. La diputada de UPyD ha reclamado insistentemente la ilegalización del partido Rusia Unida, además de establecer un estrecho paralelismo entre su triunfo y el del nacionalsocialismo alemán en 1933.
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Un nuevo tecnócrata para Europa: Putin gana las elecciones en Rusia,Acerca de Manolo García
Fui becario en SUR para ganar experiencia y poder trabajar aquí. Ahora mismo no tengo novia, y estaría interesado tanto en una relación seria como en algo esporádico. Mis opiniones no me representan a mí, sino a otra persona. Ahora mismo tengo llamadas entrantes gratis.