Un ‘rock and roll star’ pisa el Teatro Cervantes

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Anoche todos teníamos una cita con José María Sanz Beltrán, más conocido como Loquillo o ‘El loco’. Después de más de treinta años dando guerra en los escenarios quería mostrarnos su faceta en solitario más íntima y poética. Y lo consiguió. Un recorrido que abarca desde “La vida por delante”, “Con elegancia”, “Nueve tragos”, “Mujeres en pie de guerra”, “Balmoral”, hasta el más reciente de todos sus trabajos, “Su nombre era el de todas las mujeres”.

Aquellos ya no eran los Trogloditas. Ya no eran los 80, hacía mucho tiempo que la movida madrileña había acabado. Él ya no era el rocker que bebía Jack Daniels, ni siquiera había cocaína y Dom Perignon. Ya no tenía problemas con las mujeres, las historias con prostitutas llamadas Isabel habían quedado en el olvido. Ya no eran los mejores pero sí que podían comprar nuestras almas con un concierto así.

Ahora bebía cócteles caros en el Paseo de la Castellana, vestía trajes negros perfectamente planchados y calzaba zapatos de charol. Estaba impecable y perfilado junto a ese aire de chulería y desparpajo que lo caracteriza para arrasar. Un polifacético frontman que canta (e interpreta) poemas de Mario Benedetti, Jacques Brel, Georges Brassens, Jaime Gil de Biedma, Gabriel Sopeña, Cesare Pavese, Bernardo Atxaga, Jaime Urrutia y, sobre todo, de Luis Alberto de Cuenca, autor de los versos de su última referencia discográfica.

Nos hizo vibrar con una actuación de una hora y cincuenta minutos adulterada con el aroma de un buen tinto como él. Comenzó con una intro en francés que da paso a los aplausos de los asistentes y arrancó con “Balmoral”, seguida de “La vecina” y “La noche blanca”.

Loquillo era magia sobre el escenario y más con esa base instrumental tan potente y numerosa. Para esta ocasión contaba con los guitarristas Jaime Stinus (ex guitarrista de la Orquesta Mondragón) y Jesús García Rodríguez, el batería Laurent Castagnet (especialistas y antiguo músico de Miguel Ríos y Rosario), al bajo eléctrico y contrabajo Alfonso Alcalá, como violinista a Julia de Castro González y a los teclados el maravilloso Santiago Comet.

“Me acerqué por primera vez a la poesía de Luis Alberto de Cuenca en el año 98 con el disco Con elegancia”. Así nos presentaba “Cuando pienso en los viejos amigos”, una sobresaliente ejecución a coro en el estribillo con un toque folk que le dio el violín de la abulense Julia de Castro. Después nos hablaba de paseos a solas en “Cuando vivías en La Castellana”.

A continuación, en nombre de Bernardo Axtaga: “La vida que yo veo”, con una conjunción perfecta entre la voz rasgada de Loquillo y el trabajo magistral del violín y contrabajo. Todo el teatro explotaba en aplausos, estaba dando un magistral espectáculo de rock & roll junto a los diferentes estilos musicales que allí se vieron reunidos. Inspirada en un poema de John Keats, “La Belle Dame sans merçi” siguió con esta línea ascendente que culminaría con un reivindicativo “La vida es de los que arriesgan” de Juan Mari Montes (poeta salmantino).

En seguida llegó “Brillar y brillar”, “Antes de la lluvia” y uno de los momentos cumbres del concierto. Loquillo parecía un auténtico actor dándole voz e interpretando el poema “No volveré a ser joven” de Jaime Gil de Biedma, que afloró alguna que otra lágrima.

‘El loco’ nos contaba uno de los momentos de su infancia que más le marcaron: “Aquel año descubrí que había gente que vivía y moría por defender una idea. Fue el año que mataron a Salvador Puig Antich”. El tema con el mismo nombre se asemejaba al Neil Young más rockin’ in the free world, junto con una afilada armónica al comienzo.

Otros de los momentos más memorables de la actuación fue el aplaudido tema de “La mala reputación” ya versionado también por Loquillo y sus Trogloditas antes. Un poema de Georges Brassens, en su adaptación al castellano de Paco Ibáñez.

“Los gatos lo sabrán”, con un solo de guitarra portentoso da paso al poema “Trangresiones” de Benedetti, cuyo nombre según Loquillo “es sinónimo de libertad y democracia”.

No dudó en regalar unos consejos. «A aquellos grupos que ahora se denominan indies que quieran grabar un disco: que huyan de Ali Babá y los 40 ladrones», dijo refiriéndose a las radiofórmulas. Este crítico discurso se enlazó con “El hombre de negro”, tributo a Johnny Cash.

Aplausos y más aplausos, los espectadores coreaban expectantes “Loco, loco, loco”. Acalló el alboroto con “El Encuentro” de Luis Alberto de Cuenca, exhibiendo la infinidad de registros vocales que puede alcanzar el solista.

Ahora llevaba esmoquin y se paseaba por todo el patio de butacas. Para hacerle los honores al traje que vestía cantó “Caray”, una canción a ritmo de swing y jazz –“¡Apartad por favor, que aquí estoy yo!”. Como un auténtico Elvis Presley (a la española) interpreta la rockabilly “La Roca”.

«Amo la disidencia y a los disidentes, aquellos que no dan nada por supuesto, así que de parte de Luis Alberto de Cuenca y de mí espero que sean políticamente incorrectos». Así nos presentaba la canción con igual nombre que pertenece a su nuevo disco. Paseándose de esa manera por el teatro no podía cantar otra que la de “Con Elegancia” del poeta belga Jacques Brel.

El juego de luces, la acústica, el público deseoso, un maravilloso reparto de guión tanto en lo vocal como en lo instrumental convertían estas casi dos horas en escasos minutos. La velada está a punto de terminar, los compases de “Vintage” anuncian el jazz que corre por cada uno de los instrumentos y un Loquillo en modo susurrante on termina despiéndose con un “Málaga gracias”.

Una gira que ha recorrido ya la inmensa geografía española. Logroño, Murcia, León, Bilbao, Oviedo, Barcelona, Madrid y próximamente Almería, Valladolid y Zaragoza. Esperamos que vuelvas Loco, no solo esta vez sino muchas más.

Todo está a su favor para dejar un buen regusto en la boca de los presentes, tanto al fan incondicional que lleva chupa de cuero al hombro desde los 80 como a sus hijos,

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Acerca de Isabel Vargas

Nacida allá por el verano del 92. Melómana indecente. De pequeña quería ser corresponsal de guerra, lo sigo intentando. Redactora de Cultura en La Taberna.

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