La poesía novel en España no es sólo un grupo de personas que decide si publicas o no. Hay mucho más detrás de ellos, colectivos desconocidos con verdadero talento y muchas ganas de ser parte del mundo.
Hoy he encontrado mi primer poema, habla de pupitres y cuartos de baño. Es estéril, sí, pero no va a ser publicado. Al fin y al cabo todo no es poesía.
Todo se remonta a un tiempo no muy lejano. En algún momento de la historia de la literatura española alguien decidió que el futuro de la poesía eran tres o cuatro, que ellos publicarían y que ellos decidirían quién entra y quién sale, condiciones: admirar. No importa lo malo que sea un poema, lo mal que lo recites o quién haga más gilipolleces (y perdón por la expresión) para leer un poema. Ya lo he dicho, gana quien más veces recuerde lo bonito que es. Y así, sucesivamente.
Como si toda la sociedad hubiese vuelto a crear en la teología, ahora existe de nuevo un Dios. Un Dios que elige si eres o no apto y te expulsa de la academia. Asignatura pendiente: hipocresía. Un Dios que te dice cuántos kilogramos de cola debe caer por tu cuerpo mientras gritas un verso, cuántas noches al mes tienes que desnudarte para estar dentro o cuántos amigos debes llevar. No es una secta. Porque Dios sabe de economía y forma bucles infinitos. Dios sabe que si cobra por llevar gente a recitar (cualquier cosa se llama recitar, últimamente) y esa gente no cobra, todo el dinero se queda dentro. Y los bucles existen, claro.
Los seres humanos somos ingenuos. Y se nos olvida que los hay creyentes y ateos. Que dentro de los creyentes hay muchas religiones y que, otros, ni siquiera creen. Y no necesitan un Dios que elija quién llega al cielo y quién se queda a las puertas porque son capaces de crear el suyo propio con pensamientos no estériles, trabajados cuando no te regalan nada y no te importa no ser nadie por no ser amigo de.
Porque esta noche voy a rezar para recordarte, Señor, que la poesía no es decir gilipolleces gritando, con voz de interesante, de post-adolescente marginado. Hoy voy a rezarte para que sepas que, nosotros, los que no creemos en ti, creemos en la poesía como forma de vida y no como club hipócrita donde tu opinión no cuenta y, si cuenta, te quedas fuera.
Amén.
Acerca de Rocío García
Parte de la generación PAPEL, del libro 'Dorian ha muerto' y 'La vida por delante''. Buscando un futuro en la UMA, Periodismo. Rompiendo ordenadores se aprende a usarlos, también internet. Buscando a Oliveira con una cámara de fotos la mano. Y ahora, lo que faltaba: (In)culturizando La Taberna Global.
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