La sociedad lo necesitaba y la Comisión Nacional del Mercado de Valores nos lo ha traído en bandeja. Que nada te prive de la felicidad.
Las semanas de exámenes son la muerte, el profesor siempre pregunta cosas que no caen, eso no venía en el temario, la tía no sube los apuntes al campus, ¿qué le cuesta?, el tema 1 no entra, ha ido a pillar, ha suspendido media clase. Ya basta de excusas. Los profesores son dulces y, por lo general, no se merecen 1) que se les tache con esos calificativos y 2) tener que leer exámenes tan mal hechos como los vuestros. Por eso os traigo aquí la lista definitiva para aprobar. Siete trucos por los que merecería la pena matar.
1. Estudiar
Todos tenemos derecho a bailar entre los girasoles. ¿Te lo vas a perder?
Tómatelo como último recurso. Lo pongo al principio para que a partir de ahora veas las demás proposiciones mucho más asequibles y realizables :). Estudiar consiste en rechazar todos tus planes para sentarte frente a tus apuntes, subrayar las ideas más importantes, hacer un esquema, memorizar las palabras clave, repetirlas en tu cabeza y tratar de retenerlas para después expulsarlas en el examen.
Lo bueno: cuando terminas de escribir ya se te ha olvidado todo.
Lo malo: el tiempo que pierdes podrías haberlo empleado en cualquier otra cosa mejor.
2. Cirugía estética
Es una de las fórmulas más costosas, pero los resultados están garantizados y el esfuerzo que requiere es mínimo. Entra en InfoJobs y, en el apartado ‘Estudios y Educación’ encontrarás a miles de especialistas dispuestos a transformar su cuerpo y su rostro en los tuyos por una cantidad de dinero simbólica —gran parte del montante se va en la propia operación— y hacer el examen por ti.
Lo bueno: el profesor no se da cuenta y la gestión puede hacerse con un solo click ;).
Lo malo: en la operación pueden surgir complicaciones de difícil solución.
3. Confianza
Sí, la confianza es fundamental :D. Un estudio de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) afirma que el 30% de las lenguas actuales —el francés incluido— fueron inventadas por alumnos españoles en un intento desesperado por aprobar un examen de inglés. ¿Qué quiere decir eso? Que de todo lo malo se puede sacar algo bueno.
Lo bueno: la confianza es gratis y, además, legal.
Lo malo: suspendes el examen.
FUNCIONA.
4. Chuleta
Cuando estaba en 4º de ESO un colega me aseguró que haciéndose una buena chuleta las probabilidades de aprobar aumentaban exponencialmente. A la mañana siguiente me freí una con salsa a la pimienta, huevo, cogollo y soja y aprobé matemáticas. Nunca acabé de sentir el influjo de la chuleta, pero ese amigo del que os hablo hoy es recordado por haber inventado el iPhone, ser CEO de Apple y, bueno, porque está muerto.
Lo bueno: prácticamente indetectable.
Lo malo: altamente detectable; a Alberto Contador lo pillaron por eso.
5. Palabras biensonantes
No tienes ni idea, pero el profesor no tiene por qué darse cuenta. Adorna tu examen de palabras que suenan bien como ‘transversalidad’, ‘sinergia’, ‘vorágine’ o ‘causalidad’ y prepárate para la matrícula de honor. El prefijo ‘trans’ es precioso, sonoro y contundente, por lo que también tienen efecto palabras como ‘transiberiano’, ‘transatlántico’ o ‘portaviones’.
Lo bueno: funciona para todo en la vida, incluso para dejar a tu pareja.
Lo malo: así nunca resolverás una ecuación.
6. Descaro
Según un estudio de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), tres de cada cinco preguntas de examen son trampa en mayor o menor grado, y los profesores demandan rebeldía. Si te piden las cuatro diferencias entre el despotismo y la dictadura, di que lo consideras una categorización simplista y que te parece inmoral reducirlo a cuatro diferencias. Si te preguntan por el funcionamiento de un motor de cuatro válvulas, di que lo consideras una categorización simplista y que te parece inmoral reducirlo a cuatro válvulas.
Lo bueno: de 30 a 60 años.
Lo malo: de 61 a 90 años.
7. El cuentapalabras
Se me había olvidado, pero también te puedes comer el libro.
Lo he llamado así porque consiste en contar las palabras. Todo sería mucho más fácil si tuvieras que estudiar SÓLO una palabra por día, ¿verdad? Pues no esperes más: pega tus apuntes en el Word, cuenta las palabras, calcula cuántos días necesitarías y posterga la fecha de tu examen con cualquier tipo de justificación (médicas, familiares, militares, caninas, meteorológicas… :D) y empieza a celebrarlo. Si, por ejemplo, tuvieses que aprenderte este artículo con ese método, ¡lo conseguirías en apenas dos años!
Lo bueno: la carga de trabajo es mínima.
Lo malo: a partir de las 1.387 todo se vuelve muy confuso.
Estos son mis trucos, y si no te gustan tengo otros. Y lo digo en serio, tengo otros y mucho más desarrollados: uno con claras influencias postplatónicas y otro basado en el estudio de los universos paralelos. “It’s something”, que diría el meme. “Deja de leer gilipolleces y ponte a estudiar”, que diría tu conciencia.
Siete trucos para aprobar los exámenes de febrero,
Acerca de Manolo García
Fui becario en SUR para ganar experiencia y poder trabajar aquí. Ahora mismo no tengo novia, y estaría interesado tanto en una relación seria como en algo esporádico. Mis opiniones no me representan a mí, sino a otra persona. Ahora mismo tengo llamadas entrantes gratis.
