La primera victoria del Unicaja confirmó lo que los más optimistas pronosticaban tras los partidos de pretemporada. Joan Plaza devolvía a una ciudad volcada con el baloncesto la ilusión de volver a estar en la élite de la que nunca tenía que haber salido.
Málaga, domingo 13 de octubre. 12:15 horas. El balón está a punto de ponerse en marcha en el Martín Carpena con el salto entre dos. Los más de 7.000 aficionados que allí estaban respiraban un aire fresco. Pero no todo era de color rosa. Horas antes se había confirmado la lesión del máximo anotador, Ryan Toolson. Dragic pasó de estar en la puerta de salida a salir de titular.
Todo aquel aficionado al club malagueño sabe ya el final de la historia. Pasados 15 minutos, el Unicaja ya le había ganado el partido al Estudiantes, a pesar de que Miso no quería que todo fuesen risas en Málaga. Una plácida victoria en el primer partido y a descansar pensando en el Olympiacos.
Pero no estoy aquí para hablar del partido en sí, sino de las sensaciones que me dejó, principalmente en la primera parte. La intensidad defensiva subió con respecto a lo hecho hace cinco meses. Todos presionan, no importa la altura. Como si de un equipo de mini-basket trabajado se tratase. Y eso es culpa directa de Joan Plaza.
La ilusión de la cantera en el primer equipo es una realidad este año. Sabonis, un viejo anhelo del conjunto de Los Guindos, juega para los verdes. Pero no es el zar que dominó Europa y encandiló a los estadounidenses, sino su hijo pequeño, Domantas. Pequeño de edad (todavía no ha llegado a los 18 años) porque de planta anda sobrado, así como de calidad. El domingo se convirtió en el más joven en vestir la camiseta cajista. También debutó en ACB Luis Conde, un ejemplo de que la cantera sí contará este año.
Pero lo mejor vino en el ataque. Sin Toolson, máximo referente anotador, y con un Caner-Medley algo errático en el tiro, el Unicaja consiguió meter 97 puntos, algo impensable hace apenas unos meses. Pero lo espectacular vino cuando al descanso el marcador era de 57-30.
Pero si hay que destacar tres novedades, esos fueron Granger, Dragic y Stimac. El base uruguayo no mostró su mejor nivel en los partidos preparatorios. Sin embargo, parecía que estaba cobrando una deuda ante su ex equipo cuando, especialmente en los primeros 20 minutos, con una clase magistral de puntos y asistencias. También fue el protagonista de la jugada del encuentro, cuando a falta de 5 segundos para el descanso convirtió una canasta desde fuera del terreno de juego.
Por otro lado, Dragic resurgió cual ave fénix tras su rendimiento del año pasado, mermado por la lesión. Si hay alguien que haya evolucionado en el periodo estival ese es el esloveno, que aprovechó el fin de temporada prematuro para mejorar su tiro. El paso por el Eurobasket no hizo sino mejorar más aún la confianza de Dragic, en plenitud ahora.
El tercero en discordia es el último fichaje verde, Vladimir Stimac. Sin ser una figura en sus movimientos, fue su actitud la que se ganó los corazones de los aficionados cajistas. Los problemas de falta de Hettsheimeir unido a un gran rendimiento del serbio fueron claves para que jugase aún más. Un tapón en el último cuarto fue el culmen de su juego, espoleado por los fans. Cuando el técnico lo cambió, Stimac agradeció los aplausos locales. Un jugador que regala intensidad y felicidad allí por donde pasa.
No hay que olvidar al joven Sabonis, al que el Martín Carpena ya le ha mostrado su eterna admiración. Sólo se han jugado 40 minutos oficiales, pero este Unicaja parece otro distinto al de mayo. ¿Será este el año en el que el conjunto verde vuelva a sus fueros? Un servidor así lo desea.
Acerca de Javier García Márquez
Sí, soy el hijo secreto de Gabriel García Márquez. Baloncesto en La Taberna Global y en La Cumbre Deportiva.