Una ocasión única

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Los movimientos estudiantiles claman contra los recortes en Educación en la UMA. Pero cabe preguntarse cómo lo hacen. ¿Es mejorable el modus operandi para conseguir mayor adhesión a su causa?

Tras la llegada al poder de Mariano Rajoy, llegaron los recortes. Y tras los recortes, llegaron las protestas. En la UMA no iban a ser menos. Las movilizaciones en la Universidad se suceden desde el 20-N e incluso antes con más o menos éxito, convocadas y apoyadas en su mayoría por la comisión de universitarios del 15-M en Málaga, asociaciones como Foro de Estudiantes de Derecho y demás plataformas de defensa de los alumnos. Cada  viernes, la educación pública se enfrenta a un nuevo y mayor desafío y las manifestaciones se suceden cada vez con mayor frecuencia. La Estrategia Universidad 2015 palidece en comparación a las nuevas medidas del ejecutivo, que ponen en peligro los estudios superiores de miles de ciudadanos. Ante el aumento del precio de la matrícula en hasta un 66%, entre otras reformas,  el movimiento estudiantil debe pulir, mejorar e incluso refundar la manera de conseguir adeptos y, por consecuencia, aumentar su fuerza. Es una ocasión única.

Una ocasión única porque ya no hablamos de privatizaciones, falta de apoyos a la investigación o demás causas ajenas a la mayoría del educando. La subida de precios afecta directamente a todo aquel que pretenda sacarse una carrera, lo que convierte a gran número de alumnos en potenciales simpatizantes de todo movimiento que se oponga al tasazo. Sin embargo, para conseguir estos apoyos no se puede caer en el recurso fácil de la demagogia y la simplificación. Toda búsqueda de seguimientos masivos queda deslegitimada con el uso de la propaganda. La difícil situación exige respuestas de alto nivel, no gritos basados en sentimientos y faltos de razón. Apelar a la lucha continua contra el enemigo de derechas está bien sólo si va acompañado de razones de peso para protestar. Explíquenles a los chavales el porcentaje de matrícula que pagan ellos y el que paga el Estado, explíquenles cuándo el tasazo se hace efectivo y con qué requisitos, explíquenles por qué la Universidad pública es sostenible, por qué es el cimiento de la sociedad que conocemos, explíquenles sin rabia pero con inconformismo el daño que los recortes pueden ejercer en nuestro futuro. Hablen de democracia, de conocimiento, de justicia social. Todo ello teniendo especial cuidado en recoger todos los aspectos de la realidad, sin ocultación, con argumentos, con cifras más allá del dinero de más a pagar. ¿Por qué no se reparten más panfletos en vez de gritar inútilmente “no nos mires, únete”? ¿Por qué no se conversa más con los alumnos en vez de aporrear las puertas de sus aulas? El fondo y la forma de los mensajes pueden ser perfeccionados. Con un mínimo de empatía se puede conseguir una rebelión realmente visible que haga reflexionar al Gobierno central acerca de lo adecuado de sus tijeretazos.

Esta empatía de la que hablo es vital para lograr manifestaciones masivas. Es simple: si quieres algo de un tercero, adéntrate en sus procesos mentales, su comportamiento, y modifica tu mensaje. Simple persuasión. Y como no se puede ir estudiante por estudiante, es necesario unificar las protestas en torno a un mínimo, una reivindicación justa y estudiada a la cual la adhesión sea máxima. La subida de tasas es un ejemplo perfecto de este mínimo. Las alusiones agresivas en contra del capital, calificaciones de partidos como “fachas” y demás críticas al sistema, aunque puedan tener razón, lo único que consiguen es alentar que el grueso de la población estudiantil no se sienta identificada con la reivindicación o que incluso etiqueten y prejuzguen. El inusual tijeretazo convertirá a individuos de toda ideología en reacios a la situación actual: incluso votantes del PP podrían ser carne de revolución, unos votantes que rechazarán cualquier movimiento si las consignas, en vez de incitar a la reflexión, son incendiarias.

Si precisamente el movimiento 15-M tuvo tanto éxito en sus primeras semanas de vida fue precisamente por una reivindicación justa y básica: la oposición al bipartidismo y la injusticia de la caída de las consecuencias de la crisis sobre las clases media y baja. Personas de toda condición, estatus e ideología abarrotaron las plazas. Ahora nos encontramos ante un momento similar. Un simple concepto de márketing como el de adecuarse al público al que se dirige el discurso puede conseguir tres objetivos básicos: convertir una manifestación exitosa en una manifestación multitudinaria (y poder renovar a los cabecillas de las protestas en la UMA, cuyo esfuerzo y omnipresencia es digna de admiración, pero quizás contraproducente), mejorar la imagen de los movimientos sociales estudiantiles y canalizar de un modo visible la frustración derivada de una educación superior cada vez más inaccesible. No nos engañemos: el estudiante universitario medio se preocupa de sus estudios, sus amigos y sus fiestas. Si la respuesta a la crisis o la crisis misma le cierra la puerta a su tren de vida, protestará si se le atrae de la manera adecuada. Es vital para que la respuesta a los recortes sea efectiva olvidarnos de sectarismo y eslóganes radicales y construir un espacio de contrapolítica respetuoso, racional, informativo, reflexivo, con objetivos definidos y, sobre todo, plural.

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Acerca de Javi Skan

Anarcosindicalista. Igualdad, fraternidad y socialismo. Me duele la cara de ser tan GRAPO. ¡Venceremos! No, es broma. Dirijo este medio mientras hago como que me intereso en mi último año de Periodismo en la UMA. Vuestras opiniones me parecen una mierda.

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