La frase, que viene a decir que no todos los musulmanes son terroristas pero sí todos los terroristas son musulmanes, la pronunció el célebre Geert Wilders, uno de los políticos más en boga de la actualidad. De la actualidad holandesa, claro.
Cuentan que a Einstein no se le daban muy bien los idiomas. Que con cuatro años aún no sabía hablar, que uno de sus profesores le dijo que nunca conseguiría nada en la vida. Incluso que era vegetariano, gordo y cabezón. Que no usaba calcetines, que sólo se abrochaba el primer botón de su abrigo, que a veces ni comía ni bebía. Era de un genio incomprendido, lo mismo que ocurre con Geert Wilders.
La propia Wikipedia, referente documental para cualquier periodista de bien, lo tacha de “político neerlandés de extrema derecha con fuerte tendencia xenófoba”. Nada más lejos de la realidad. Wilders no es ni xenófobo ni racista. Ni siquiera ordenado. “Es absurdo. No soy xenófobo ni fascista. Sólo quiero defender mi cultura. ¿Qué tiene de malo?”, arguye.
El ideólogo, causante de la reciente dimisión del gobierno holandés –constituido por una coalición entre su propio partido, liberales y democristianos– tras rechazar de plano el cumplimiento de los objetivos de déficit impuestos por la Unión Europea, se ha situado en el ojo del huracán mediático. “¿Pero qué se han creído esos burócratas? ¡Al cuerno con sus medidas! El paro subiría y no puedo defender eso ante mis votantes”, replica furioso. No le falta razón.
Tampoco le falta razón al comparar el Corán con el Mein Kampf, manifiesto ideológico de Hitler. “La élite los llama marroquíes, pero yo prefiero llamarlos colonizadores. Colonizadores musulmanes”, indica esgrimiendo la refinada retórica aplastante con la que conquistó en su día al 20% del electorado holandés.
En su credo no tienen cabida únicamente los embates contra el Islam. Ya en febrero lanzó una plataforma virtual donde denunciar a los polacos, búlgaros y rumanos que atentaran contra la tranquilidad de los holandeses. Wilders también destaca por su exquisito talante filmográfico. En 2008 rodó Fitna, un documental de 15 minutos acerca de la deforestación amazónica, el maniqueísmo, la terminología de Schopenhauer y el budismo como inhibición de una realidad mundana. O algo así.
Puede, no sin razón, cuestionarse el ideario de su partido, el PVV (Partido por la Libertad como indican las siglas), en el que se incluye la supresión del Ministerio de Viviendas, Vecindarios e Integración. “Es tan absurdo como un Ministerio de Justicia y Baloncesto”, explica con encomiable pedagogía. Sin embargo, y a pesar del panorama tan desolador que pintan los medios ante el auge de la extrema derecha, no hay motivos por lo que preocuparse. Además de un firme vituperador del vetusto régimen nazi, Wilders siempre ha tenido muy claras sus intenciones para con el pueblo neerlandés: “Yo odio la violencia… Lo que busco es el debate”. Faltaría más.
“Niet alle moslims zijn terroristen, maar alle terroristen zijn wel moslims”,Acerca de Manolo García
Fui becario en SUR para ganar experiencia y poder trabajar aquí. Ahora mismo no tengo novia, y estaría interesado tanto en una relación seria como en algo esporádico. Mis opiniones no me representan a mí, sino a otra persona. Ahora mismo tengo llamadas entrantes gratis.