Cocido a fuego lento, con dolor, pena y orgullo, ve la luz el disco de Los Evangelistas, bajo el nombre de “Homenaje a Enrique Morente”, que salió a la calle el pasado 21 de febrero.
Agónico y desgarrador. Y glorioso. Nacido por y para la ausencia de Morente, cuyo mensaje ahora se torna en una mezcla de psicodelia y duende, de la mano sinérgica de la unión de Los Planetas y Lagartija Nick. El sentido de las baladas progresivas de Antonio Arias, unido a la magia sideral que Jota trae de serie, ha dado como resultado un petardazo sonoro de densidad y sentimiento; un disco catártico.
Ellos califican este disco de “histórico y necesario”. Incluso Erik Jiménez, con más de una treintena de álbumes a sus espaldas, ha llegado a afirmar que este ha sido su mejor trabajo, impensable sin su batería explosiva, y sin las guitarras de Florent.
Doce canciones completan este “Homenaje a Enrique Morente”, donde es innegable el sello Planetas. Pero la presencia de Lagartija Nick es evidente, especialmente en ‘El Loco’: versión instrumental de ‘Supercuerda’, contenida en su último disco, con letras inéditas de Morente y de la soleá de Utrera, a su vez empleada en ‘Anoche Soñé Demasiado’. Una traca de canciones que ahondan en la memoria musical del cantaor, adentrándose en su faceta menos conocida, y evitando autoplagio planetero, aunque evidentemente el trabajo se sitúa más cerca de ‘Una Ópera Egipcia’ que de cualquier disco de los Lagartija.
Jota y Antonio se reparten y comparten el repertorio de canciones, contando con la colaboración de la debutante –y qué debut- Soleá Morente en ‘La Estrella’ y en ‘Yo, Poeta Decadente’, y de Carmen Linares en la seguirilla ‘Delante de Mi Madre’. Además, la viuda de Enrique, Aurora Carbonell, ha diseñado la portada y las imágenes que acompañan el trabajo de Los Evangelistas, y la producción del disco ha corrido a cargo de Martin Glover. Por sus manos han pasado grupos U2, Depeche Mode o The Verve.
Los Evangelistas le deben mucho a Enrique Morente, y para homenajearle han hecho lo que mejor saben hacer como mejor saben hacerlo, dando como resultado un álbum de desproporcionadas dimensiones simbólicas. El ronco del Albaicín puede descansar tranquilo en ese cielo en el que no creía –era un ateo como Dios manda-. Su mensaje está en buenas manos. Posiblemente, las mejores para tan difícil tarea.
Los Evangelistas y su disco de proporciones bíblicas,Acerca de Leo Rama
Corresponsal de La Taberna Global en Madagascar, entre otros muchos enclaves.