El viernes llegó una Bocanada de rock a la ciudad. Martín Romero y los suyos hicieron de La Invisible un templo del rock ante los ojos de los Marea, que al día siguiente reventarían la sala París 15. Málaga no olvida a los de Berriozar. Y pide más. Que vuelvan pronto.
Fotos: Rocío García
Las 23:00 de la noche y la Casa Invisible estaba llena. Ambiente agradable. Y una masa homogénea de gente con chaquetas de cuero y cerveza en mano acudían a ver al grupo de Martín Romero. Los Bocanada estaban dispuestos a presentarnos su nuevo disco “Agua y Barro” y dejarnos con la boca abierta. Y aunque la acústica del lugar no les acompañó, supieron remediar esto con mucho entusiasmo, rock del bueno y una voz… una voz que hizo temblar a cualquiera que estuviera dentro del lugar. Las letras sencillamente abrumaban por la calidad y el sentimiento que las envolvía:
“Yo quiero esta vida y no quiero esas
Que se empeñan en coleccionar tristezas
Llevándose cada puñalada a cuestas
Y seguir llenando el cajón de miserias”
Fue un concierto donde no faltaron los solos de guitarra potentes, el bajo suavizando la voz rasgada de Martin y una batería que aunque sonó algo repetitiva, a la vez marcó los tiempos de cada canción. Además allí, entre el público, teníamos a los Marea que vinieron para acompañarnos en esta velada inolvidable. Y en mitad de la actuación, Kutxi Romero (cantante de los Marea) se subió al escenario y cantó con Martín. Una oportunidad única de disfrutar de los dos hermanos en directo. Sin duda nos dejo con la boca abierta y los dientes largos.
Al terminar la actuación nos quedo claro que Kutxi y Martin Romero aparte de ser unos increíbles artistas sobre el escenario, son unas grandes personas y sobre todo muy cercanos con la gente. Así lo demostraron cuando ambos cedieron una pequeña entrevista a este humilde medio. Martín con aire campechano declaró: “A la gente que no nos has visto les recomiendo que vengan a oírnos en concierto y escuchen nuestros dos discos y se den cuenta de lo que hay, de cómo se hace el rock´n´roll de verdad “.
También nos prestó unos minutos de su tiempo Kutxi Romero, el que ya nos adelantaba lo que sería el concierto de Marea: “Mañana va a ser un concierto muy especial, porque soy muy tabletomero. (…) Veremos una serie de cosas especiales en el escenario que no se van a dar en otros conciertos en homenaje a Rockberto”.
Y no se equivocaba. La del sábado 26 de noviembre fue una noche para no olvidar. La sala París 15 colgó el ‘Sold out’ horas antes del concierto. Unas 3600 personas invadieron el recinto. Una auténtica marea humana que a las 22.00 ya clamaban al unísono: ¡Marea, Marea, Marea!
El concierto arrancó con un previsible y acertado Bienvenido al secadero, el primer single del nuevo disco. Un tema muy propicio para abrir el espectáculo que vaticinaba lo que sería una noche inolvidable de rock en Málaga. En cuanto sonó la guitarra de Kolibrí todos sabían que canción era. Toda la sala estalló. “Bienvenido al secadero, ven a ver el desconcierto que tocan a muerto, los quinquis besando con saña a los poligoneros…”. Marea en estado puro. Y una iluminación que hacía de ellos unos artistas de otro mundo. Y sin tregua para Kolibrí, arrancó La majada.
Todo el rock fluía por cada poro de los artistas y nos lo supieron transmitir, se olía, se sentía, Marea estaba deleitando a los malagueños con cada nota y cada acorde. Les siguió Duerme conmigo y En tu agujero, dos temas brillantes del segundo y tercer disco, que fueron la antesala de las demás canciones de su último sencillo. Así les sucedió Canaleros, Petenera y Que se joda el viento… Las guitarras de Cesar Ramallo y David Díaz (Kolibrí) a dúo junto con el bajo en manos de Eduardo Beaumont “el Piñas” extasiaron a todo el público.
Kutxi nos emocionó escupiendo estrofa a estrofa Manuela canta saetas, con un arte más propio de un gitano y la voz de un payo nacido en Berriozar, donde no faltaron las palmas y los gritos a coro: “tiene en los ojos girasoles, que no saben de frases de poetas, no señor…”. Y El maestro Kolibrí, algo “contento”, nos envolvía con su don para tocar la guitarra y transmitir esa emoción al contacto de sus dedos con las cuerdas.
Seguía la fiesta del rock y los Marea nos dejaron bien claro que este nuevo disco que había dando un salto en cuanto a calidad musical, en directo sonaba igual o mejor. La sala hizo todo lo que pudo, aunque a veces la batería sonó algo baja. Así pues le sucedió el aclamado Corazón de mimbre y su letra impecable. Ojalá me quieres libre le puso el broche a la primera parte de la noche, dejando Kutxi al bajista El Piñas cantar Alfileres y Trasegando, dos temas clave para los fans de Marea.
Volvió Kutxi al micro y como nos había adelantado el viernes, hizo un inciso en el concierto para homenajear a “Tabletom de su corazón”, cuyo vocalista, Rockberto, falleció el pasado mes de junio. Así pues recitó unos versos: “No penséis que soy valiente si canto de duelo, yo le cantó a un ángel que está en el suelo “y pidió un gran aplauso en su honor”. Por un instante Rockberto cobró vida en las memorias de todos. Un momento tan emotivo dio paso a Ciudad de los gitanos, Barniz y Sobran bueyes.
Uno de los mejores momentos de la noche sin duda, fue cuando acercaron al público uno de los dos murales que había al fondo del escenario y… se descubrió que bajo esa obra de arte había otra aún más espectacular. Una figura de Rockberto dibujada de la mano y el aerosol de su diseñador gráfico, Mikel Poza. Al momento Kutxi, emocionado, dijo: “Eso de que Rockberto no va volver a subirse a un escenario es mentira, lo vamos a dejar aquí hasta el día que lluevan pianos”.
Un concierto que brilló e ilusiono por el tributo a este gran artista como lo es Roberto González. Seguía el espectáculo con La Rueca, Pedimento y Como los trileros. Cuando parecía que iba a terminar el show, Kutxi pidió una gran ovación para todos los miembros de la banda: Eduardo Beaumont “Piñas”, César Ramallo, David Díaz “Kolibrí” y Alén Ayerdi. Pero también para todo el grupo técnico que hace posible que los conciertos de Marea suenen tan bien. Aún así, todavía quedaba una sorpresa muy especial en honor a Rockberto, la aparición de Perico, el guitarra de Tabletom encima de las tablas. Marea junto con el gran Perico dieron forma a un single del último disco de los de Berriozar; Plomo en los bolsillos.
Kutxi se despidió emocionado. Como su público. Y cuando parecía que la actuación había terminado y todos aclamaban el bis, los Marea volvieron al escenario y desataron a sus fans con El perro verde y Como el viento de poniente.
Un concierto así sólo podía terminar de una forma. Con un clásico. Marea volvió a cobrar vida. Lo último que sabemos de ella es que se las piró a enseñarle los dientes al mundo con Kutxi. Y que se la espera en Málaga, ojalá que pronto.
Los Romero extasían Málaga ,Acerca de Isabel Vargas
Nacida allá por el verano del 92. Melómana indecente. De pequeña quería ser corresponsal de guerra, lo sigo intentando. Redactora de Cultura en La Taberna.