Todo comenzó con una rabieta infantil. Pueril. Un lloriqueo, la necesidad de decirle al mundo alto y claro un ‘eh, aquí estoy yo’, y por eso no tuve mayor ocurrencia que proponerle a Javi -quien fue (y aún es) el primer amigo que hice en Málaga- que hiciésemos algo distinto. Distinto a lo que veía, cuando a quién veía era solo a mis compañeros de clase hacer blogs en los que contaban los disparatados momentos de una vida rutinaria. A veces lo hacían sin necesidad de recurrir a la prosa. Hasta Javi escribía poesía, ¡anda ya! A mí nunca me ha gustado, nunca he sabido enfrentarme a la sensibilidad de los versos, y le propuse a mi amigo hacer algo zafio, rudo y tosco: un programa de radio en línea. Zafio por su humor, rudo por sus formas y tosco por su realización. No teníamos ni pajolera idea. Cuando nos bajamos por primera vez el Audacity pensamos que era un programa de mierda porque era gratis. Luego me enteré de que ese programa de mierda tiene un uso casi universal en los medios, y mi vida se volvió un poco más gris: yo no valgo para la posproducción en radio.
El caso es que así empezó lo que aquí delante tenéis. Fue una rabieta de un mayor de edad con los 18 recién cumplidos y mucho acomodo en el cerebro. Un ‘vamos a hacer un programa de radio para brillar’ y acabamos brillando sin pudor ni vergüenza (ni sentido común) delante de una audiencia de familiares, amigos y compañeros de clase. Nunca me sentí plenamente orgulloso de lo que hacíamos, pero me lo pasaba muy bien. Así contamos hasta cinco programas que fueron aderezados con noches de magia, poesía, rockanroll (eufemismos fantásticos para decir ciegos tontos y ciegos gordos) en lo que fue mi primer año de carrera. Aún recuerdo el 11 de febrero de 2011 con un orgullo ingenuo y absurdo. Aquél día Javi y yo hicimos un poema con aforismos de Manuel Alcántara que teníamos que estudiar para el examen de Teoría General del Periodismo, asignatura que aún hoy imparte el profesor Teodoro León Gross. Aquél día lo llamamos día T de Teo, T de Teoría, T de Taberna y T de Troll. Fue una simple casualidad: yo cómo iba a saber que los profesores te leen cuando te siguen en Twitter. Yo que iba a saber si Teodoro iba a acabar leyendo esto.
Tengo muy vivos los recuerdos de las mañanas en las que los compañeros de clase llegaban y decían con una sonrisa “os he escuchado”, y procedían a imitar algún chiste, como los que hicimos con la entrevista de Ana Pastor y el presidente de Irán. Qué sé yo. No nos lo tomábamos muy en serio pero de repente, un día, Javi dijo que hiciésemos un portal web de información sobre la universidad. Y la primera noticia que escribí fue sobre cambios en Facebook. Con dos cojones. Luego la cosa mejoró: nos especializamos más en la información de la Universidad, tanto, que fuimos a todos los mítines de la campaña electoral de 2011. En el del PP nos colamos y en el del PSOE no nos dejaron salir hasta que Rubalcaba abandonó el palacio, vaya a ser que hubiese disgustos o líderes increpados, como cuando le pedimos unas declaraciones a Javier Arenas por “la regeneración de España” o el presidente del Gobierno nos declaró en exclusiva unas palabras: “Estupendo todo, gracias”.
Lo que había empezado siendo un programa de radio ha acabado siendo una revista universitaria en la que nos han insultado, amenazado, gritado por un titular, pero en la que hemos aprendido más que en los cuatro años de facultad. Así que esto va por quienes nos han dado oportunidades, apostaron por nosotros, va por aquella jefa de cultura que ahora habla mal de nosotros, va por esas asociaciones que confiaron en nuestro soporte, va por los trabajos de investigación, por la controversia de segundo, por Tecnología de la Comunicación Audiovisual, por los administrativos cabreados, por el PCPE, por el caso Espaciu, por el Do It In Seven, por Destino UMA, por las chapas de Cospedal y la botella de Rajoy en los congresos del PP, por Sony Vegas, por las asambleas en Educación, por el Consejo de Estudiantes, por los videorreportajes, por Conecta, por Progreso, por Reforma, por Eureka, por el 15-M, por la rectora, por nosotros, por vosotros. Gracias.
Carta del director: de aquellos polvos estos lodos,Acerca de Alberto R. Aguiar
Estudio y dirijo todo esto. No quiero acabar en Sálvame.