A las 20:30 h comienza, decían. Puntualidad, decían. La séptima edición del Canela Party, el singular festival de música y disfraces, empezaba con retraso. Este fue el único suceso que se alejó de lo paranormal en la noche del 10 de agosto.
La sala París 15 estaba aún medio vacía, había que darle un respiro. Con Cuello arrancaba el Canela 2013, ‘agárramelo que me crece’. La fuerza de la banda valenciana empezó a atraer los primeros disfraces, todavía discretos y tímidos, mientras el resto prefería pasarse por el fotocol antes de convertirse en una masa de harapos, cartón y confetti. Temas como ‘Te veo sin valorarte’ o‘Mosquetero débil cisne’ fueron el detonante. Como Luis J. Menéndez señaló en la revista ‘Mondosonoro’, ‘‘Cuello son punk-rock en estado puro, ese estilo musical que de cuando en cuando patea culos y nos convierte en energúmenos gritones pero felices’’.
El trío de Las Ruinas era el siguiente en animar el cotarro con sus pelucas, su ‘Cerveza Beer’ o con un ‘Cubata de Fairy’. Estas canciones forman parte de su repertorio heavy pop molón, con el que la sala se empezó a llenar de peculiares seres disfrazados de humanos. Y a partir de ahí sucedió todo muy rápido.
Salieron al escenario unos tal Metz. Los canadienses, cabezas de cartel, supieron atrapar a los allí presentes, adueñarse de sus cuerpos y hacerles saltar como locos con el punk rock más duro de la noche. Noise y ‘Headache’, dolor de cabeza del que nadie pareció quejarse. Muchos fueron los atrevidos que se subieron al escenario y se lanzaron al público. Les sujetaban y todo, lo nunca visto. En palabras de Chris, bajista de Metz: ‘Craziest show I’ve ever played’.
Llegaba el ecuador de la noche, y había quienes tenían que hacer popó pipí. Lo más raro y emocionante de la fiesta fue sin duda que [chan chan chan chaaaan] no había que esperar cola para entrar al servicio. Siempre había váteres disponibles.
Después de esta grata sorpresa, qué mejor que el paraíso folk de Wilhelm and The Dancing Animals para reponerse del todo. Su primer y único disco, ‘The War of the Species’, que ya tocaron a finales de 2012 en la sala Velvet, explotó aquí. Pero para muchos el clímax llegó con Mujeres, gritando ‘Salvaje’, maldiciendo ‘Aquellos Ojos’. Los rabiosos garajeros de Barcelona pisaron fuerte.
Después del paraíso de Wilhelm y el clímax con Mujeres, el Culoactivo Canela tenía una sorpresa preparada: el infierno de los Skirmish Society. Bendito infierno. El grupo hardcore germen del Canela, que abrió esta edición del festival el jueves 8, repitió para aquellos que no pudieron estar. Y no la cerraron, porque aún quedaba la sesión bailonga de Josh (aka Tiger Teeth) bajista de Wilhelm and the Dancing Animals, que no dejó descansar a nadie.
Recordad, hay vida más allá del Canela Party. Lesiones, moratones, y mucha vida. Los chicos del Culoactivo cuentan que vuelven en septiembre, con ganas de más música en vivo y grandes pitotes.