La empresa en la que trabaja Javier Moral, miembro del grupo malagueño Oh! Trikelians, es de coworking, lo que nos da una pista del modus operandi que estos esteponeros han seguido para abrirse un hueco en el panorama del rock-pop independiente de la ciudad. A escasos días del festival Ojeando, donde harán vibrar el escenario Plaza junto a un puñado de grupos noveles, Javier nos cuenta cómo han logrado autoproducir su último disco gracias al crowdfunding, método de financiación en el que los seguidores se convierten en mecenas y hacen posible un álbum 100% alejado del circuito de grandes sellos discográficos. No les faltan ganas, aunque según su opinión, despegar como grupo en Málaga es una misión bastante complicada. Por Javi Skan.
Este fin de semana participáis en el Festival Ojeando. ¿Cómo afrontáis la oportunidad?
Siempre que se acerca un festival de estas características se afronta con mucha ilusión y ganas, es algo especial. Sabes que no va el típico público que va a tus conciertos, sino que va más gente que va a ver a otros artistas y a los que puedes tratar de enganchar y de mostrarle algo que les guste. Para nosotros es un escaparate, más que nada.
¿Qué podéis aportar vosotros al Ojeando?
Lo que vamos a aportar es el directo que estamos presentando, que estamos bastante orgullosos de él. Creemos que es bastante contundente y mejora la grabación, que es lo que nos gusta a nosotros. Que no suene mejor un disco que lo que luego la banda es capaz de defender sobre el escenario.
El título de vuestro último álbum es “todo es automático”, pero editar un disco con vuestros propios medios no debe ser nada fácil. ¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de autoproducir un disco?
La ventaja es que tú decides todo. Cómo lo quieres hacer, cómo quieres hacerte los tiempos, cómo quieres sonar, cómo quieres hacer tu campaña de promoción. Sin embargo, lo que te da el sello es una visibilidad. El lanzamiento de tu disco se acoge en los medios como una nueva referencia del sello en cuestión, con un trabajo de comunicación hecho ya, y que de primera mano te va a abrir las puertas a conciertos, publicaciones y entrevistas que por tu propia cuenta no cuentas con ellos, que tienes que currarte a largo plazo. Esa es la gran diferencia. Porque en el tema económico, los sellos ya no ponen tanto dinero para grabar. Se valoran mucho más los directos y lo que el grupo intenta transmitir.
Además del enorme trabajo que tiene que tener detrás producirlo todo.
Claro. Si un sello te da miles de euros, te vas una semana o dos a un estudio, y sólo te tienes que preocupar de tocar, hacer bien tus tomas, y de estar con el productor y con los ingenieros tomando decisiones. Cuando lo tienes que hacer tú es que el trabajo se multiplica. Lo que ocurre también en nuestro caso es que pese a que tengamos capacidad para sacarlo adelante, no vivimos de esto y para obtener un resultado de calidad tenemos que echarle horas, el proceso se alarga. Canciones que tienes preparadas ahora, las grabas en unos meses y las puedes tener en en un año, o año y medio. Desde que el proceso empieza hasta que puedes tener el disco en la mano pasan muchísimas cosas.
Canciones que cambian su sentido original, por ejemplo.
Exacto. El disco lo sacamos en Marzo, pero hay canciones que empezamos a componer en 2011. En ese tiempo el tema va madurando, incluso deja de representar lo que nosotros tocamos en directo. Temas que aunque están grabados de una manera, luego en el directo se cambian algunas cosas, se interpretan otras, nos damos cuenta de cómo funciona mejor determinado tema… No es que improvisemos, sino que controlamos mejor la intensidad, la dinámica…
El álbum ha sido producido gracias a una campaña de crowdfunding, donde las aportaciones de pequeños mecenas hacen posible un salto cualitativo en el resultado final. ¿Cómo resumirías vuestra experiencia?
Muy emocionante. Veíamos la idea como algo complicado, pero al alcance. Pensábamos que la gente que nos sigue están realmente ahí, y decidimos tratar de ofrecer recompensas que fueran mucho más allá de una simple copia del disco. Desde un concierto privado por Skype, entradas… nos lo hemos currado mucho, hemos hecho los videos y todo en base a que el que estuviera aportando su dinero realmente no estuviera dando limosna, sino que fuera simplemente un adelanto de dinero, para poder hacerlo mucho mejor y más fácil. Hemos recibido apoyos de gente que no conocíamos de nada, la prensa ha recibido la campaña con curiosidad… ha sido muy gratificante.
Hay ciertos sectores que piensan que una campaña de crowdfunding es tal que “no me creo ni yo lo que estoy haciendo y voy a pringar a mis amigos y a mi familia para que me lo paguen”. Nosotros, habiendo visto algunas campañas también lo pensamos, la verdad.. En este país, cuando algo funciona, todo el mundo se sube al carro y al final parece el coño de la Bernarda. Hemos visto campañas en las que un artista de un grupo famosete hacía crowdfunding para arreglarse los dientes. Esas cosas ensucian y desvirtúan lo que es el concepto de crowdfunding, financiación en masa que empezó hace mucho tiempo y de muchas maneras, y hacen que pierda la credibilidad.
¿Cuánto hay de crítica social hacia el abuso de nuevas tecnologías en vuestro nuevo disco?
No es una crítica. Nosotros no somos un grupo de críticas, ni reivindicativo, ni nada. Lo que sí entendemos es de sensaciones. El hecho de llamar al disco así viene de una broma interna, de hace mucho tiempo, pero sí que el concepto es ese: automatismo, alienación… Hay veces que estas mas angustiado, otras estas mas enchufado… todo es positivo y negativo en cierta medida. Sólo tratamos de describir la sociedad que nos rodea.
¿Por qué cantáis en inglés?
Básicamente eso es cosa de Jesús, el cantante. Aportamos todos haciendo las letras, pero Jesús es el que las tiene que adaptar a su voz, a su manera de pronunciar y de expresarse. Siempre él les da el toque final y las deja a su gusto. El tema del inglés surgió solo. Al principio hacíamos instrumentales, y un día él se puso a cantar, lo hizo muy bien y le pedimos que cantase a partir de entonces. Teníamos muchas influencias de todo ese rollo experimental, y si algún día hacíamos una versión con letra, pues era en inglés. La música que hacemos nosotros no termina de verla en español. Hay gente que nos dice que si cantáramos en nuestro idioma tendríamos mucha más acogida de la que tenemos ahora, porque nuestro estilo tendría un hueco dentro del panorama nacional. Pero Jesús se siente cómodo con el inglés por el momento. Quizá en un futuro empecemos a sentirnos cómodos con el español, aunque si nos sentimos forzados no lo vamos a hacer.
El título de una de vuestras canciones hace honor al hijo de un tal Adrián Brownie, al que agradecéis su granito de arena durante la campaña de crowdfunding. ¿Quién es? Estamos intrigados.
Adrian Brownie es una persona que nos sigue desde hace mucho tiempo. Había una recompensa especial para los mecenas, “ponle tu nombre a una canción”, y él fue el primero que la consiguió. Hay una historia curiosa detrás de esto. Un día estábamos en el local de ensayo y escuchamos un coche fuera, que llegaba. Nos asomamos y vimos una silla de bebé en el coche vacío. Ese coche no tenía por qué tener una silla de bebé, así que pensamos que era porque esa persona tenía un hijo secreto. Ojalá tuviéramos 100 Adrián Brownies, que nos mostraran tanto cariño como él.
¿Cómo definirías la escena musical en Málaga? ¿Encontráis muchos impedimentos los grupos jóvenes a la hora de empezar a rodar?
El mayor impedimento de la escena es que no hay salas en el centro. Solo el Velvet que está ahí resistiendo como un campeón. Juandi es el mecenas de todos nosotros y de otros grupos de fuera que él acoge. Ahora parece que van a pasar a una sala más grande y que va a ir todo estupendamente.
Influye que el Ayuntamiento no conceda licencias para música en vivo desde hace años.
Ahí hay un lobby comercial. No queremos entrar en polémicas, simplemente describimos lo que hay. Evidentemente las salas de los polígonos están haciendo un gran trabajo, pero es difícil que un grupo que está empezando en Málaga lleve a gente a verlos tan lejos. Gracias al tiempo que llevamos, nosotros si podemos llevar a gente allí, pero si los convocamos en el centro va a venir muchísima más gente. Es por ejemplo lo que pasó en nuestra presentación del disco, en la Velvet, que hubo gente que se quedó fuera porque no cabía.
El segundo problema es una falta de una red, de punto en común en el que las bandas que estamos trabajando por nuestra cuenta y que en general nos llevamos bien entre nosotros dentro del espectro de rock-pop independiente tengamos un altavoz para que se sepa lo que se mueve aquí. Altavoz que por ejemplo sí tienen en Sevilla o en Granada, motivado por la presencia de oficinas de comunicación de revistas como Mondosonoro, Rockdelux, etc. Están en esas ciudades y salen bandas como churros que reciben atención mediática. En Granada no es que sólo salgan Los Planetas o Lori Meyers. Sale Napoleón Sólo, sale Aurora… y despegan. Y en Málaga no ha habido una sola banda en los últimos años que haya hecho eso.
El año pasado, el guitarrista de Love of Lesbian se refirió al pueblo como “Ójen” en vez de “Ojén”. Sacamos la conclusión de que hay que saber un mínimo del sitio al que vas a tocar, para no hacer el ridículo. ¿Cuál es el gentilicio de Ojén?
¿El gentilicio de los de Ojén? No tengo ni idea… bueno, espera, algo me suena… nosotros siempre nos referimos al Ojeando como el “Ojeteando”, pero el gentilicio… creo que es ojenetas.
¿Cuál es tu grupo favorito de los que comparten escenario con vosotros en el festival Ojeando?
Tenemos más afinidad con los grupos más noveles. Estuvimos tocando hace un mes con Trepat en Granada y la verdad es que su propuesta es sorprendente, no deja a nadie indiferente. Fresco, novedoso y con calidad. No me extrañaría que les llegasen muchos éxitos a esta banda. Personalmente también conocemos a Izal, que los trajimos a un festival en Estepona, y ahí los tienes, se han subido a la moto muy rápidamente. Quizá del viernes… bueno, son todos grandes artistas. Me gustan todos.
Por último: ¿cuántas cervezas hacen falta para que confeséis el origen del nombre de vuestro grupo? En la página web advertís expresamente que no os podemos preguntar.
Vas encaminado, se trata de eso. Tienes que venir a un concierto, y después del concierto te tienes que quedar con nosotros de fiesta, para beber y tal, y cuando termine la noche seguramente te lo confesemos. ¡Pero esto no lo publiques!
Javier Moral, guitarrista de Oh! Trikelians: "No somos reivindicativos. Nosotros entendemos de sensaciones",
Acerca de Javi Skan
Anarcosindicalista. Igualdad, fraternidad y socialismo. Me duele la cara de ser tan GRAPO. ¡Venceremos! No, es broma. Dirijo este medio mientras hago como que me intereso en mi último año de Periodismo en la UMA. Vuestras opiniones me parecen una mierda.