“Contigo hasta el finaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaal”
Este sábado se celebró, como cada año, el Festival de Eurovisión. Y no, no hubo suerte este año. Ni suerte, ni interés. Porque no se puede pretender ganar un festival de esta magnitud eligiendo a un grupo que en directo no estuvo a la altura y menos con una canción nada favorecedora. ¿Alguien se imagina a Melendi cantando “Sobreviviré”? Cada artista tiene sus limitaciones y sus puntos fuertes. Raquel del Rosario no puede presumir de que se le den bien las notas graves y claro, si la mitad de tu canción es en tonos graves pues pasa lo que pasó el sábado: voz temblorosa, desafines y nerviosismo. Tampoco ha habido promoción del grupo. Mucha gente no sabía quién nos representaba, otros no conocían qué canción llevábamos. Y por mucho que la televisión sueca (SVT) nos intentase ayudar con una excelente realización, poco más se podía hacer. Penúltima posición, 8 puntos de solo dos países: Albania (6) e Italia (2). Sólo quedamos por delante de Irlanda, que ni con unos tamborileros musculosos y embadurnados en aceite consiguió conquistar a Europa.
A estos los embadurnaron con todo el aceite que pierden los eurofans
Cuando hemos mandado a artistas como Soraya, D’Nash o Lucía no te conocen ni en tu casa Pérez y quedamos tan mal como este año, pues la responsabilidad es nuestra, por haberles elegido. ¿Pero y si no elegimos nosotros? Federico Llano es el responsable en Televisión Española del Festival de Eurovisión. De ahí viene la elección, la de El Sueño de Morfeo como representación por España. Con decisiones de este tipo es normal que la gente sea reticente a que nuestro representante sea elegido a dedo. Más aún tras la pifia que vivimos con Las Ketchup -ft. una que salió de la nada- (que, todo sea dicho, fue muchísimo peor y quedó mejor que El Sueño de Morfeo).
Pero el año pasado también hubo elección interna. También fue TVE la que escogió a Pastora Soler para ir a Bakú. La sevillana tuvo una actuación magistral con una puesta en escena excelente. Ahí sí se vio recompensado. Décima posición y 97 puntos. No es imposible quedar bien en Eurovisión. No está todo tan politizado. Es evidente que hay mucho favoritismo entre vecinos y que España está en el culo del mundo. Pero, al mismo tiempo que nos quejamos de eso, maldecimos a Reino Unido si no nos vota (“¡Gibraltar Español!”, corremos a escribir en Twitter) y esperamos como agua de Mayo las votaciones de Portugal y Andorra para que nos den un 10 o un 12. Y encima este año van y se retiran.
Luego están los que creen que TVE no debería participar en Eurovisión, que nuestra televisión pública no debería gastarse ese dinero de todos. Pero todos ellos, ¿estarán también de acuerdo en que TVE no pague por derechos deportivos? Aunque sí es verdad que deberíamos dejar de pagar por el privilegio de ser del Big 5* (Reino Unido, Francia, Italia, España y el país anfitrión), que nos supone un acceso directo a la final. ¿Por qué no?
Una teoría, nada descabellada, es la de que la propia Televisión Española no quiere ganar el festival por lo que supondría el tener que organizarlo en España. Ya se hizo en tiempos de Franco. En 1968 ganó Massiel con su “La, la, la” y al año siguiente, Laura Valenzuela presentó desde el Teatro Real de Madrid el festival, volviendo a ganar con Salomé y “Vivo Cantando”, aunque esta vez fue compartido con 3 países más.
Esta es Lydia. No hace falta decir nada más.
Una larga trayectoria de años que demuestra que hemos llevado productos muy malos. Remedios Amaya y su “Quién maneja mi barca”, última posición y 0 puntos, o Lydia y su “No quiero escuchar” (última posición y 1 punto); esta última se lo merecía por el estilismo, de verdad. Pero también hemos conseguido buenas posiciones. Los tres triunfitos que nos han representado han entrado en el Top 10. En 1995, una desconocida Anabel Conde logró la segunda posición con “Vuelve Conmigo”. ¿Alguien ha oído hablar de ella pese al gran logro?
Perrea, perrea
El desinterés de TVE tiene un ejemplo claro: Rodolfo Chikilicuatre. Lo que empezase como una broma de Andreu Buenafuente en su programa de laSexta, acabó siendo nuestro representante en Belgrado. La mala gestión hizo que un actor con una canción que no cumplía los requisitos consiguiera colarse en las galas de preselección y salir vencedor.
Lo que queda claro es que sí se puede conseguir una buena posición en Eurovisión, incluso alguna vez ganaremos y romperemos esa maldición, igual que rompimos la de “España no pasa de cuartos”. A lo mejor teníamos que haber mandado a Cali y el Dandee y Bisbal con su “No hay dos sin tres”. Lo único que creo y espero es que El Sueño de Morfeo hará honor a su canción y “Nunca Volverá” a Eurovisión.
*El Big 5 está compuesto por cuatro de los países fundadores de la Unión Europea de Radiodifusión a los que se suma el ganador de cada año y por cuya plaza se paga una tasa adicional. Esto es lo único por lo que paga TVE respecto al Festival de Eurovisión. Su participación va incluida al ser miembro de la Unión Europea de Radiodifusión.
Fotos: EBU
Eurovisión: ¿mala suerte o poco interés?,
Acerca de Miguel Ángel López
3º de Periodismo y aquí esclavizado me tienen.
