Hablamos con el coordinador general de campaña de la asociación universitaria Progreso, Rafael Moreno Pozas, en un recóndito páramo de los confines de la Facultad de Filosofía y Letras. Con él, analizamos la situación actual de su asociación de cara a las elecciones a Claustro de este jueves.
El sol acaricia dulcemente la cara de Rafael Pozas Moreno, coordinador de campaña de la asociación universitaria Progreso. El viento sopla con lentitud, alboroteando con cariño la espesa melena de nuestro director, Javi Skan, dispuesto a realizar la segunda entrevista de cara a las elecciones a Claustro para La Taberna Global. Todo son risas. Todo es felicidad. El óptimo estado de ánimo de Rafa ni siquiera se enturbia con la aparición de Curro Troya, que le recrimina la lamentable situación de los hospitales malagueños dependientes de la Junta. “Un abrazo, Curro”, replica Pozas. Aprovechando la situación, la dirección decide trasladar la entrevista a un paraje natural cerca de la Facultad de Filosofía. Bajo un árbol similar al del logo de Progreso, para facilitar la comodidad de nuestro entrevistado. Un ambiente bucólico alejado del mundanal ruido. En un agradable gesto, Rafa ofrece una piruleta a los directores.
“Roja, ¿eh? ¿Como el PSOE?”, replicó Alberto.
Comienza el show.
La primera pregunta es obligada. “El Partido Socialista no tiene ninguna relación con Progreso… directamente”. Muchas han sido las voces que apuntaban a una posible subvención del PSOE a la asociación que lidera Rafa, o a una conexión más allá del rojo en común. El coordinador de Progreso alude a una coincidencia ideológica, ya que se trata de una asociación progresista, que defiende la educación laica y de calidad entre otros valores por encima de nuestras posibilidades. Además, Pozas recalca que personas que no pertenecen a Juventudes ocupan cargos de importancia en la asociación. “Vamos a nuestro aire”.
El aire de Progreso, sin embargo, es poco más que un ligero soplido en contraposición al huracán. La temida ola conservadora que destrozará el Estado del Bienestar según Valderas y que, según Rafa, es culpa de los males de Progreso, cuya estimación para el jueves gira entorno a un puñado de claustrales, cuando hace dos años consiguieron 14. También el cambio generacional ha hecho mella en la plataforma. Mucha gente comprometida ha terminado sus estudios y los amigos del rojo que cursan Bachillerato aún no puede participar. Y entre dos mares, Rafael. El hombre. El héroe progresista. Este año, Progreso sólo se presentará en dos facultades. “Pero nosotros no hacemos listas fantasma”, apunta orgulloso el joven. Ante la posibilidad de pactar con otras fuerzas, Rafa se muestra reacio a hacer predicciones. Pero acaba cediendo. “¿Pactarías con Reforma?” “Personalmente no”, dice. “¿Y con Conecta? ¿Y con Eureka?”. “Ya me estás preguntando por todos, Alberto.” “No cuela, ¿no?”
Aristóteles, allá cuando Grecia era un buen país, ya enseñaba a sus discípulos rodeado de naturaleza. Rafa se siente embriagado del espíritu clásico bajo la sombra del olmo. “Como dijo un filósofo: no todo lo legal es moral”. Se refiere al hecho de que algunos líderes universitarios utilizan la política de la UMA con otros intereses que no son simplemente representar a los estudiantes, sino conseguir créditos o escalar puestos dentro de un partido político. Él, afirma, prefiere el contacto directo con los estudiantes, gran baza de Progreso, que en ocasiones algunos confunden con él. “Progreso no soy yo, es una asociación ilusionante que se lo pasa muy bien y que trabaja con energía y con ganas”. Pero su Twitter personal es el que sirve para difundir las ideas de esta asociación. Y es que los regímenes izquierdistas tienden a ser unipersonales. Y por supuesto, en ellos abunda lo público. Abundancia que, casualmente, defienden los protagonistas del día: Cristina Fernández Kirchner y Rafael Pozas. La retórica, propia de los sofistas clásicos, posee a Rafa. Con la mirada perdida en el horizonte y el puño cerrado, arranca en un alegato a favor de la educación pública al ser preguntado por si la UMA tenía dinero para sufragar sus propuestas. “No hay que recortar. Para nada. La educación es el motor del futuro de la sociedad”. La burbuja inmobiliaria, según el líder progresista, impulsó a muchos ciudadanos a trabajar en la construcción , dejando de lado los estudios. Y ahora lo están pagando. Con lágrimas en los ojos, o un poco de polen que se le coló, expresa con rotundidad: “Cada uno aportará nuestro granito de arena para una sociedad mejor mañana”.
Algo que ya defiende la propia rectora, Adelaida de la Calle, presidenta de la Conferencia de Rectores Universitarios Españoles (CRUE). “Quiero que pongáis esto”, exige Rafa cual dictador sudamericano. “Muy poca gente tiene el valor de realizar la defensa de lo público que hace Adelaida”, refiriéndose a los últimos rifirrafes de De la Calle con el ministro Wert acerca de Andalucía Tech en particular y los Campus de Excelencia Internacionales en general. Para Rafa, es una cuestión de fidelidad. “Conocí a la rectora cuando era chico, cuando tenía ocho años. A mí siempre me han dicho que soy una persona leal”. Por ello, Progreso apoyó a la rectora. Con 8 años ya era jefazo de Progreso, seguramente. Además, las tendencias “ideológicamente contrarias” de Miguel de Aguilera se alejaban de las posturas rafapozistas (nueva corriente). “Esto no se acaba aquí”, avisa, respecto al futuro de la legislatura de De la Calle. “Ella ha hecho mucho pero puede aportar mucho más”.
En tiempos de campaña siempre se acaban oyendo comentarios del palo “sólo nos oyen cuando se acercan las elecciones”. En las claustrales de la Universidad de Málaga no podía ser menos, y Rafael Moreno Pozas lo sabe bien. Pero no podía estar más en desacuerdo. Alega que él sí asiste a clase, no como otros representantes de estudiantes. Que él sí da ejemplo a sus compañeros con su excelente expediente académico, que él sí sabe cuáles son los problemas de los alumnos… “No, mis notas no son una de las principales bazas electorales de Progreso”, ríe. Pero se pone serio para hablar de las tres razones por las que deberíamos votar a su asociación. Ilusión, ganas y fuerza. Y efusividad, por supuesto. “Un abrazo, Javi”. El viento seguía dibujando preciosas nubes en forma de tijeras: las que el Ministerio de Educación empuñará y que dificultarán la puesta en marcha del programa de Progreso. Pero Rafa se marcha sonriendo y sin perder su buen humor. “Os dije que lo pasaríamos bien”.
Rafael Pozas, portavoz de Progreso: “Muy poca gente tiene el valor de realizar la defensa de lo público que hace Adelaida de la Calle”,