El Circo de los Horrores está a punto de partir de Málaga. Aún tienes tiempo, pero si eres un gallina y quieres saber qué te has perdido, lo mejor es que leas esta crónica.
¿Qué les parecería si el fantasma de una niña con cara de asesina les invita a jugar a la pelota con la cabeza de su madre muerta? O ¿que un alocado payaso le escoja de entre cientos para dejarle con el culo al aire?, literalmente. Pues esto es lo que ofrece ‘El Circo de los Horrores’. Un espectáculo de extraña receta donde los actores y acróbatas interactúan constantemente con el público combinando teatro, circo, cabaret y algo de ilusionismo con dosis de humor, para hacerles pasar dos horas “muy desagradables” en su compañía.
Media hora antes de comenzar el espectáculo, las cercanías de la carpa negra ubicada en el Recinto Ferial de Málaga estaba atestada de gente con una espectación digna de un Barça-Madrid. Según Rafael González, director de ruta de El Circo de los Horrores, “está siendo todo un éxito”. 700 butacas que se llenan a diario, y unos actores y acróbatas que no dan tregua al descanso para ofrecer al público un espectáculo que gasta más en cuidar su imagen que en el hilo argumental de la función.
En un cementerio de lápidas mohosas, en una tenebrosa atmósfera iluminada con color de la sangre, Belcebú abre paso a Nosferatu, el genuino maestro de ceremonias que nada más salir del ataúd empieza un monólogo que no deja a títere con cabeza con frases como: “Ínfimos, patéticos, desagradables mortales de Málaga”. “Quizás, alguno de vosotros esté esperando que salgan los payasitos del circo”, comenta con sorna y por arte de magia se mete al público en el bolsillo con un sentido del humor un tanto burdo pero efectivo.
Momias acrobáticas se mezclan con danzarines de vudú que juegan con fuego y bailan el limbo, niñas poseídas al más puro estilo de “El exorcista” vomitan fluidos verdes y se contorsionan hasta límites imposibles para el mortal común. Grimo, el payaso asesino, interpretado por Javier Travet, tiene guasa para parar un tren. Y así lo demuestra en sus actos, los cuales se van intercalando con Debora, una sexy vampirella a la que le gusta jugar con afilados cuchillos para poner al voluntario que está a su merced con las gónadas de corbata.
Maquillaje e iluminación son los puntos fuertes del espectáculo, una cuidada puesta en escena y una sincronización casi perfecta permite a los actores interactuar con el público, un respetable agradecido y entregado que no para de reír acto tras acto a pesar de que los precios de la barra sean abusivos.
El Circo de los Horrores es el retorno al clásico arte circense, pero con esa tónica particular, con esa extraña receta que le está otorgando a Suso Silva, su creador y ganador del Premio Nacional de Circo 2003, un éxito rotundo ciudad tras ciudad, gracias al elenco y al equipo que está detrás, trabajadores que hacen posible que en cada función se mezclen humor y circo para dejar a más de uno con la boca abierta o el sueño quitado en un show que está sobrevalorado.
CARMEN MATEOS | @La_Gataperra
El Circo de los Horrores y los errores,Acerca de Carmen Mateos
Estudiante de periodismo y fotógrafa de profesión. En mis ratos libres soy la bajista de un grupo que sólo existe en mi mente, el cual aderezo con agracio versionando clásicos del punkrock internacional