El FBI comienza su lucha contra los malos malotes que roban películas
Frikis llorando mientras comen un bol enorme de palomitas con helado y chocolate delante del ordenador. Se ha desatado la locura. El cierre de la web Megaupload ha destapado la ira de cientos de miles de millones de personas que gustaban de robar ver series online por la cara.
El jueves por la noche el FBI se incautó de la página web en cuestión y de sus hijas: Megavideo, Megaclick, Megaworld, Megalive, Megapix, Megacar, Megafund, Megakey, Megamovie, y otras con nombres menos graciosos que no son dignos de mención. Los que son menos frikis y no se enteraron de qué pasó, intentaban desde ayer entrar en el portal para disfrutar de cine del bueno (ya se sabe, Dos rubias de pelo en pecho y sus derivadas) y, encontrándose un mensaje claro: “No se ha encontrado ningún dato”, comenzaron a pensar que se volvían locos y realmente no sabían a dónde tenían que entrar. Dentro de nada, las listas de espera para los psicólogos demostrarán la importancia de este hecho.
Pero, queridos incultos audiovisuales, ¿qué es Megaupload? Nada más y nada menos que una “mega conspiración, una organización criminal de dimensiones mundiales cuyos miembros tomaron parte en actos de infracciones criminales de los derechos de autor y en lavado de dinero a escala masiva” según la demanda del gobierno de EEUU, a la que no ha tenido acceso este medio.
Resulta que este complot ha logrado conseguir la friolera de 135 millones de euros gracias a la publicidad, sí, esa que estorbaba a la hora de intentar ver los filmes. Lógicamente, este dinero no pertenecen a los creadores de la web, sino a los verdaderos autores, esos que han visto cómo un despiadado Kim Schmitz (alias Kim Dotcom) les ha hurtado con alevosía y maldad. Por suerte, ya ha llegado el FBI (que no significa, como todos pensaban, Female Body Inspector, sino Federal Bureau of Investigation) y lo ha solucionado todo, deteniendo a este maleante en Nueva Zelanda y metiéndolo entre rejas. Se enfrentan, él y sus secuaces, a una pena máxima de 50 años de cárcel, sin tener en cuenta que ya les han quitado el dinero, al más puro estilo Robin Hood.
Las acciones del FBI ya han traspasado fronteras y, aquí en España ya se han puesto manos a la obra: han tumbado una página falsa del ministerio de cultura, por ser más mentirosos todavía que la de verdad.
Acerca de Ángela R. Bonachera
Interesada en todo. Preguntona, curiosa y muy perfeccionista. No paro quieta. De Erasmus en Londres aprendiendo todo el periodismo que puedo.¿Sonríes?