Adelaida de la Calle será rectora durante cuatro años más, aunque la mayoría de los alumnos depositaron su confianza en Miguel de Aguilera. Os contamos como La Taberna Global vivió la jornada electoral de ayer. Por Alberto Aguiar y Javi Skan.
“Ay, tía. A mí es que las votaciones me dan vergüenza. Me ponen muy nerviosa”. “Pues hay que votar tía, que si no te echan. Es obligatorio”. Y así, con el alumnado preocupado y partícipe de la fiesta de la democracia, abrían las mesas electorales ayer por la mañana. Desde las 10.00, el personal docente e investigador, el de servicios y los alumnos podían elegir quién gobernará la Universidad de Málaga durante los próximos cuatro años. Era de esperar. Adelaida de la Calle ha revalidado el apoyo de la comunidad universitaria, que en su mayoría votó al otro candidato que empapeló las distintas facultades. Y no nos referimos a Redoli, obviamente.
La jornada electoral transcurrió con total normalidad. Con toda la posible teniendo en cuenta qué medio era el encargado de darle cobertura. “¿Perdone, es usted Miguel de Aguilera?” “No, lo siento, no lo soy” “¿Cómo que no? Usted es Aguilera” “No, de verdad, lo siento” “Al perreo, al perreo”. Sí. Nos habíamos equivocado. Y más de una vez. No ocurrió lo mismo con la ganadora. Adelaida de la Calle contestó a nuestras preguntas y afirmó sentirse encantada de la alta participación de los alumnos. Pero la realidad es otra, y el sector estudiantil sólo alcanzó un 17’3% de participación. El sistema electoral menosprecia el voto del alumno, pero nosotros ejerceremos de altavoces de su otra gran herramienta: la voz.
“Yo voto por bocadillos más baratos”. Los estudiantes de la Facultad de Derecho parecían más implicados que el resto de sus compañeros. Así lo demostraba la bulliciosa sala dónde se encontraba la mesa electoral. O incluso algunas consignas de lo más pegadizas que se llegaron a cantar. “Paso de votar porque no sé a quién votar, y para votar por votar no voto”. La satisfacción democrática quedaba patente en los semblantes de los estudiantes que por allí pasaban. Dos alumnas, con sonrisas cómplices, tras introducir su papeleta en la urna, se miraron y mascullaron: “hemos votado, hemos votado, jijiji”. Y sin mediar más palabra, recogieron sus carpetas con fotos de Edward Cullen y abandonaron la sala. Aunque la jornada electoral era la protagonista, algunos alumnos no parecían mostrar interés: los condones que las Juventudes Socialistas repartían con motivo del día mundial contra el SIDA acaparaban el interés de los votantes. “Protégete contra los recortes: por si se cepillan la educación y la sanidad”. Aunque el SIDA no acaparaba la atención de las Juventudes, empeñados en hacer campaña hasta en el último resquicio que quedaba: la vida sexual de los universitarios.
Algunos afirman que somos un grupo de presión en lugar de un medio universitario. Y no les falta razón. En la Facultad de Ingenierías de Telecomunicación e Informática conseguimos convencer a ocho frikis jóvenes para que votasen. Tachamos lo de friki por temor a posibles represalias. Y es que algunos de los entrevistados secundaban la quema de la Universidad de Málaga al completo como solución a los conflictos y a la desigualdad electoral que aflige a los estudiantes. Otros, algo menos revolucionarios, afirmaban votar influenciados por la “mayoría”. Que no eran más que una media docena más de estudiantes: a media mañana se registraba muy poca participación por parte de los alumnos. En la mesa, temían que se debiese a la falta de información. Algunos alumnos siquiera sabían si podían votar en blanco.
Los votantes en la Facultad de Filosofía y Letras hicieron gala de su perroflautismo. A la hora escoger papeleta, no se molestaron en hacerlo en las cabinas preparadas para tal efecto. Transparencia ante todo. La fiesta de la democracia es para ellos eso: una fiesta. De modo que de buena mañana, los encargados de las mesas electorales disfrutaron de un copioso desayuno ante los envidiosos ojos de la enorme cola que se había formado para ejercer el derecho al sufragio. Allí nos encontramos con Adelaida de la Calle. Estaba segura de sí misma. “Voy a seguir siendo rectora”. Así, sin más. Y no se equivocaba. Algunos de los entrevistados afirmaron conocer nuestro proyecto -“corre, tío, que estos son de La Taberna Global”- mientras que otros, ignorantes y desinformados, prometieron visitar nuestra web. “¿Qué? ¿La Vena Global? ¡Ah, Taberna! Echaré un vistazo, el nombre suena interesante”.
En la mesa electoral de la Facultad de Turismo, que se ubicó en el vestíbulo principal del edificio, la afluencia parecía la aceptable. “No hay más que ver las urnas”, nos comentó el presidente de la mesa. “La plantilla de profesores con vinculación permanente es muy corta, por eso hay tan pocas papeletas”. En la mesa electoral de Ciencias de la Comunicación, que se dispuso en un salón de la tercera planta, no había tanto ambiente. Tan sólo en los intercambios de clase los alumnos se molestaban en subir las escaleras para ser partícipes en la democracia universitaria. Muchos quisieron acercarse a expresar sus denuncias a nuestros redactores. “Quiero quejarme. Soy un estudiante de movilidad desde Murcia y no puedo votar”. “Yo voy a votar a Redoli porque me parece mal que los alumnos que colaboren preparando la campaña de los candidatos lo hagan a cambio de créditos de libre configuración”. Poco antes de que diesen las doce nos encontramos con uno de los candidatos. Con Miguel de Aguilera, pero esta vez, el de verdad. Él si quiso responder a unas pequeñas preguntas de nuestro medio, que ya conocía de advertencias previas: “Ten cuidado con La Taberna Global, que están manipulados”. Que seamos unos cabrones no implica que no podamos pensar por nosotros mismos, consejeros del señor De Aguilera.
En la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación la comunidad parecía estar más informada que en ningún otro lugar. “¿Hoy se vota?” “Luego voto, ¿dónde es? ¿En Secretaría?” “¿Votar a qué? ¿A Rector? Es que no tengo tiempo”. Muchos alumnos querían votar. Pero no sabían a quién. “No nos han informado”. De hecho, algunos alumnos salieron al recibidor para intentar basar su decisión en torno a los carteles. “Mierda, los han quitado”. Era jornada de reflexión y pocos De Aguileras y De la Calles te pedían el voto con su sonrisas cómplices.
El PAS, Personal de Administración y Servicios, sólo podía votar en la facultad de Ciencias y en Económicas (situado en Mordor el campus de El Ejido). Así, la facultad de Ciencias tuvo el honor de ser la única cuya cola nunca menguaba: conserjes, técnicos y secretarios esperaban su sublime cita con la urna. Algunos estaban indignados. “Creo que nuestro voto debería contar más”, afirmaba uno de ellos. El voto del PAS cuenta un 10%, aunque según algunos la cifra real era un 7%,un porcentaje aún menor. Ante la alarmante falta de estudiantes en esta facultad esperando para votar, nuestros corresponsales bajaron a la cafetería en busca de respuestas. “¿Elecciones? ¿Qué elecciones? Ah, ni puta idea” afirmaba un chico con la boca llena.
Durante cuatro años más, Adelaida de la Calle continuará al frente de la institución académica. Lo hace en una coyuntura difícil. Lo sabe. Pero ella confía en ella. Tal y como nos respondió a nuestro medio: “Yo he votado a Adelaida de la Calle”. Pero no duden de que nosotros, acorde a nuestra ética periodística, ejerceremos de cuarto poder para denunciar… Qué va. Es broma. A la vista de los resultados, con el fin de asegurar nuestra supervivencia… Adelaida, adelante. Eres la mejor. Te queremos.
Adelaida de la Calle gana a pesar de los estudiantes,