La rectora de la UMA y candidata a su reelección en las elecciones del próximo 1 de diciembre, Adelaida de la Calle, estuvo reunida con alumnos de CCCOM el pasado miércoles. Nosotros, también.
Adelaida es De la Calle, pero subió en 2007 a un cielo donde los Dioses tardaron más de siete días en construir un aulario. Un cielo donde los rezos sólo cuentan el 25% del cómputo de los votos, un cielo que jamás coge el teléfono a los jóvenes periodistas. Adelaida, del germánico Athal (noble), concedió a sus plebeyos un poco más de media hora de su apretada agenda. Y para favorecer la comunicación, la diosa Adelaida, omnipresente en cada esquina del Campus, la gran Hermana que todo lo ve desde su propaganda electoral, tomó el cuerpo de una mujer para predicarnos su excelencia. Y estrenada su nueva condición de mortal, qué menos que inaugurar el bendito y humano placer del error: llegó media hora tarde a su cita con los alumnos de Ciencias de la Comunicación.
“Tengo que empezar pidiendo disculpas”. Pedir disculpas es de pobres, como diría @Infanta_Leonor. Pero muy útil para conectar con tus potenciales votantes. “Como habréis visto en los carteles (¿Carteles? ¿Dónde?) soy la candidata a rectora de la Universidad de Málaga”, explicó De la Calle, que incidió en la importancia que tienen los votos de los alumnos y recordó la baja participación de las pasadas elecciones por parte de los estudiantes, para luego alardear de los éxitos de la UMA durante su mandato. “No somos excelentes aún”, afirmo la rectora, “pero estamos en el camino”. Camino abierto por un comité internacional que otorgó el pasado año a la Universidad el título de “Campus de Excelencia”. El segundo error que como humana cometió es la contradicción. Empezaba a cogerle el gustillo Adelaida a eso de equivocarse.
“No solamente se vive de ilusiones”. Con los pies en la tierra explicaba la candidata su programa de gobierno. El resumen del programa se articula entorno a diez puntos, surgidos del “análisis sistemático” de los problemas que acucian a la Universidad. Se veía a Adelaida cómoda en su nuevo papel, con el que volvió a excusarse diciendo que “hay algunas cosas que no he caído en ponerlas en el programa, porque me parecen obvias”. Tras esta breve declaración de intenciones, dijo sentirse dispuesta a escuchar a los alumnos asistentes. Escuchar, como leen. Y nosotros, conteniendo el impulso para no levantarnos y pellizcarle en las mejillas, a ver si la Todopoderosa no resultaba ser una aparicion divina.
El chico que inauguró el turno de preguntas, sin duda, se quedó a gusto. Expuso a la rectora todos los problemas de su día a día, sean competencia o no de Adelaida: la falta de mesas en el patio interior para comer, los laboratorios en el exterior que molestan cuando llueve, la mala planificación de las asignaturas… De la Calle aludió a los problemas de infraestructuras de otras facultades y prometió hablar con el decano de Ciencias de la Comunicación. Pero el tema estrella de esta facultad es, sin duda, el Aulario Prometido, que debería estar situado en una llanura por allí por Israel en los aledaños de la cafetería.
Ya no había quien parara a la profeta Adelaida. “Es mi culpa”, afirmó, rotunda e incluso enfadada, ante la insinuación de nuestro medio de que el Vicerrectorado de Infraestructura incumplió la promesa de un comienzo de las obras para Diciembre de 2010. “Tenía que haber estado pendiente de que se cumplieran los plazos y no lo hice”. Incluso se ofreció a “ir a comprar yo misma los materiales, si hace falta”, ante los atónitos alumnos, desacostumbrados a una sinceridad tan violenta. Sin embargo, cuando De la Calle vuelve a su hábitat natural y deja de adoptar formas extrañas para convencer, abandona el perdón. La rectora cambia de registro ante una reciente entrevista con El Observador donde se le formuló la misma pregunta. Exactamente la misma. Leemos términos como “adjudicatario”, “procedimiento”, “concurso”… palabras, sin duda, demasiado complejas para un alumnado que prefiere contentarse con la firme determinación de su líder. Si es que cómo lo van a entender, ¡si ni siquiera votan!.
Entre tanto disfraz y tanto trajín, casi se le olvida a la candidata lo más importante. Terminó su conferencia con un recurso estilístico sublime. “Que me votéis”. Qué susto. Por un momento creíamos que la rectora había accedido a entrevistarse con los alumnos para solucionar problemas, intercambiar puntos de vista y escuchar la perspectiva del alumnado de Comunicación.
Adelaida de la Calle: "Que me votéis",
Acerca de Javi Skan
Anarcosindicalista. Igualdad, fraternidad y socialismo. Me duele la cara de ser tan GRAPO. ¡Venceremos! No, es broma. Dirijo este medio mientras hago como que me intereso en mi último año de Periodismo en la UMA. Vuestras opiniones me parecen una mierda.