No sabemos si la manifestación de ayer sirvió para algo. Si la lucha está justificada o si el movimiento se ha extremizado, disgregado y degenerado. Lo único que sabemos es que acudieron muchas, muchas personas. Y todas diferentes.
Desde que el primer rojeras salió a la calle enarbolando lo que Puig denominó “violencia pacífica”, medios de todos los colores e ideologías, desde la derecha radical hasta la derecha un poco menos radical, se lanzaron como gavio… como buitres a deslegitimar el movimiento 15-M. Y qué mejor forma que la simplificación y la generalización: en algunas mentes no cabía que los indignados no respondieran a ninguna causa, partido ni ideología más allá del afán por un mundo mejor. Así que empezaron a etiquetar: comunistas, etarras, jipis, perroflautas, vagos, sediciosos… menos “personas”, de todo se utilizó con el fin de encontrar una explicación fácil al acontecimiento. La Taberna Global, con el afán de comprobar de primera mano si las etiquetas eran ciertas -y bueno, para qué nos vamos a engañar, donde hay follón nosotros allí estamos- se fue al centro de Málaga, donde mediante el lema “unidos por un cambio global” los indignados preparaban golpes de Estado a ritmo de tambores y batucada.
“Yo iba a ir vestido de superche, pero me dejé el traje en la tintorería y sólo me han dejado la capa”, manifestaba uno de los primeros personajes con los que nos encontrábamos nada más comenzar la movilización. Marxista y revolucionario, se mostró a favor de una nacionalización en masa “para tener a chicas tan guapas como tú al frente de los informativos” y puso en duda la credibilidad de nuestro medio: “¿Quién te va a tomar en serio con un micro del colacao?”. A su lado, la comisión de universitarios del 15-M preparaba su pancarta. Nos pudieron confirmar que, en ocasiones, los tópicos se cumplen. Víctor, habitual en las manifestaciones perroflautas, nos confesó que estuvo 4 días sin ducharse cuando acudió a la marcha a Madrid. “Qué le ibamos a hacer, no teníamos medios… si nos hubieran puesto una ducha al lado, nos habríamos duchado”. Luego quieren que la policía no cargue contra ellos. La salubridad pública primero, la libertad de expresión después.
Nuestra reportera en acción.
Para sacar los trapos sucios de los golpistas del 15 de Octubre, nos vimos obligados a usar técnicas no demasiado éticas. Un repartidor de la revista “El militante” dijo no tener “ningún problema” con que fuéramos el medio oficial de Nuevas Generaciones. “Este es un movimiento plural”. Sin embargo, un espontáneo no hizo gala de la misma mesura: “Cuando privaticéis, no me privaticéis a mí, sino a vuestros concejales”. Ya nos íbamos a marchar, entristecidos por no encontrar a nadie que confiara en nuestro proyecto de regeneración democrática a través de las urnas, hasta que nos topamos con un señor con una pancarta a favor de empezar el cambio. “Nos hemos pasado por aquí para ver a esta manada de rojos”, manifestó mientras se anudaba su jersey al cuello.
La mayoría de los asistentes gritaban, bailaban, exhortaban a las masas alienadas, conscientes de lo que hacían y de por los motivos por los que estaban allí. Sin embargo, a algunos la movilización les pilló en el peor sitio y por sorpresa. “A nuestros padres no les gusta que nos metamos en estas cosas, vaya a ser que venga la policía”, confesaron un grupo de quinceañeros emocionados delante del micro. “Yo no voy porque no me gustan los republicanos, son muy chungos”. Cuando ya dábamos por perdida a la juventud de nuestra ciudad, una muchacha nos demostró ser fan de las teorías del cultivo: “no veo la tele porque me come el coco”, afirmó, justificando su desconocimiento del 15-M. “Yo vivo con Tuenti”, añadió, orgullosa. Otro grupo de jóvenes, inmovilizados en la mediana de la Alameda Principal ante el asedio de los comunistas, reconocieron que estaban “asombrados” porque “no tenemos ni idea” de lo que allí se estaba cociendo. Sin embargo, se mostraron conformes con la invitación de nuestra reportera a unirse. “Venga, vamos Isabelita, vámonos, venga ahí, a tomar por culo”, proclamaban al paso de la manifestación. Ante la claridad de ideas de los chavales, Jose Miguel, de 65 años, aportó la voz de la experiencia a nuestro reportaje. “Hay que darle la razón a los catalanes. Aquí en Málaga no hay 100.000 parados. Hay menos. Y es una pena”. Tras este enigmático comentario, se marchó. Sin añadir nada más, inmerso en su particular lucha. Sólo le faltó añadir: “sin ánimo de lucro”.
Por fortuna, el toque surrealista nos lo aportó un emblemático personaje de nuestra ciudad: el Mocito feliz, que accedió gustoso a realizar unas declaraciones de media hora en las que al menos siete veces mencionó que visitaría el Expogay de Torremolinos y otras ocho veces nos comentó que mañana salía en la televisión de Fuengirola. Nada más empezar la entrevista dejó claras sus intenciones: “ Me gusta chupar cámara, salir en televisión”, además de “cantar Corazón latino” y hacer particulares rimas: “Albertito, te pican los mosquitos, llevas una camiseta de Arizona, que vende muchas bombonas”. Se declaró “fan incondicional de la Pantoja, la sigo adonde va” y nos desveló en exclusiva su próximo proyecto: un documental sobre su vida y obra, que se estrenará el 11 de Noviembre. “El Mocito Feliz es un personaje entrañable, con esencia, perfecto para un documental, ¿no creéis? El Mocito es buena gente”.
Indignados de Casabermeja. Os dijimos que había de todo.
Tras nuestra experiencia por las calles de Málaga el 15 de Octubre, afirmamos sin ningún lugar a dudas que es imposible etiquetar a las personas que, por un motivo o por otro, creyeron que algo fallaba y que ya iba siendo hora de ser escuchados. Como os hemos demostrado, literalmente hay de todo. De todos. Una marea humana con distintas banderas, ideas, consignas, proclamas… pero con un sentimiento compartido: la indignación. Pero es más fácil sentarse en una mesa de debate y emitir una opinión sesgada al ver tres vídeos y cuatro fotos, sin darse cuenta que el mejor periodismo es ir al lugar a los hechos y simplemente contar lo que pasa. Bajen a la calle que tanto les importaba cuando estaba ocupada por la kale borroka y sean testigos de las mil y una caras de un sólo movimiento, un movimiento global que podrá ser demagógico, populista y utópico, pero que no confía en la resignación como herramienta para la revolución.
Las mil caras del 15 de Octubre,
Acerca de Javi Skan
Anarcosindicalista. Igualdad, fraternidad y socialismo. Me duele la cara de ser tan GRAPO. ¡Venceremos! No, es broma. Dirijo este medio mientras hago como que me intereso en mi último año de Periodismo en la UMA. Vuestras opiniones me parecen una mierda.
