Grandes jugadores con calidad lideran el Málaga, las altas expectativas lo obligan a cumplir. Cuando un proyecto te promete Europa, se te da derecho a exigir buenos resultados y un buen juego. El Málaga lleva un promedio positivo con respecto a los resultados y sus aficionados están contentos, pero es difícil cambiar el chip y pasar a necesitar un buen juego. Subir el techo unos metros para llegar a los realmente grandes. Con un juego de cara y cruz podríamos definir el trayecto que ha hecho hasta ahora el equipo de Pellegrini.
Todos disfrutamos de la calidad de los fichajes del jeque, pero a la par que Cazorla mete goles increíbles en lanzamientos a balón parado, los marcadores positivos por individualidades aumentan. Y por cada chilena que da la vuelta al mundo, más se echa en falta a Baptista en sus ausencias ¿Qué pasa si los genios no están o les duele la tripa? Pues que un equipo modesto te puede montar el muro y estrellarte contra él mil veces.
Si hay algo que está definiendo el juego del Málaga es la posesión, no ha habido equipo que le quite el esférico ni el dominio del balón, objeto al que miman y lo hacer rodar por todas partes del campo. El problema es que en ocasiones llegan a marearlo, y no por la rapidez precisamente, sino porque no le encuentran destino. Es decir, pocas finalizaciones y mucho tanteo. Últimos metros lentos, sin carácter encarador.
El Málaga tiene un armario profundo, una colección de cromos que muchos querrían, si sale Monreal entra Eliseu (o al revés), si sale Van Nistelrooy entre Rondón, si se necesita más movilidad sale Sebas, se puede cambiar el esquema sin problemas. Pero hay un problema, quizás el más común en los últimos tiempos entre muchos equipos (hasta el Real Madrid): “Un acompañante para…” En este caso para Toulalan. Si ya con Apoño nos parecía que el equipo no iba seguro con él, pese a ser la mejor opción, ahora con su destierro al “país de nunca jamás” (o al país de “hasta que Pellegrini lo perdone”) las alarmas se encendieron. Poco ha tardado en sonar Granero. Tras el partido contra el Levante, muchos añadirían a la lista de la compra de Navidad a un portero, yo también. Y más por los antecedentes de paseo de guardametas que se vio en la pasada temporada. Para prevenir es tarde, así que habrá que curar en invierno. A la colección de cracks hay que añadir a los chicos que vienen de abajo, si bien la cantera está siendo uno de los puntos principales del proyecto del jeque, poco se refleja en las convocatorias del entrenador chileno, y menos aún en sus alineaciones. Falta sabor a Málaga.
Sin ánimos de meter el dedo en la llaga de la derrota, sino de confiar en la mejora de un muy buen equipo que a todos nos ilusiona y que nos puede ilusionar aún más. Porque no por haber cruces en las caras, las caras dejas de ser positivas. Ni por muchos millones que se haya podido gastar, menos tiempo necesitan los jugadores para ser un equipo en todos los sentidos. Que sea el tiempo por sí solo el que me quite la razón.
Acerca de Laura Molina Guerrero
Una catalana en Málaga. Estudiante de Periodismo. Fútbol internacional.