CCOO y UGT recorrieron las calles malagueñas el pasado siete de octubre para mostrar su oposición a los recortes efectuados por algunas comunidades autónomas en sanidad y educación.
Vendidos es el adjetivo más usado entre algunos sectores de la sociedad española para describir a los principales sindicatos, a saber, CCOO (Comisiones Obreras) y UGT (Unión General de Trabajadores). La cercanía y proximidad con los últimos gobiernos (encargados, también, de su financiación) han hecho que estas asociaciones estén, en gran medida, deslegitimadas. Esta frágil situación apela a una rápida refundación, además de a un mayor activismo sindical. Para esto, CCOO y UGT calientan motores a nivel nacional de cara al 20-N, por lo que el pasado siete de octubre convocaron en Málaga una manifestación para mostrar su descontento ante los recortes en los ámbitos de sanidad y educación.
La marcha partió desde la sede de CCOO, en la Avenida Manuel Agustín Heredia (esquina con Alameda de Colón) y comenzó a las ocho y media de la tarde. El distanciamiento de la izquierda por parte de los sindicatos se podía apreciar con sólo escuchar la melodía que entonaba la banda de música oficial del desfile: ni Compañías de acero, ni La Internacional: en la manifestación de los sindicatos se podía oír éxitos dignos de figurar en el Caribe Mix, tales como el Que la detengan, de David Civera, y Aserejé, de Las Ketchup. No se descarta que el estribillo de ésta última contenga algún tipo de mensaje subliminal comunista.
La manifestación estuvo encabezada por sindicalistas de CCOO y UGT, los cuales portaban una gran pancarta que rezaba “Por el empleo. Contra la destrucción de los de los derechos laborales y sociales”. Además, también figuraban en la marcha el Partido Andalucista, la Asociación de la Comunidad Gitana Palma-Palmilla y otros manifestantes que protestaban por causas más concretas, como los trabajadores de la cafetería del Edificio Negro. No es coña.
Centenares de personas marcharon por las calles de Málaga en un ambiente festivo en el que no resonaban las voces y las tradicionales rimas, pero sí los silbatos. Los distintos grupos que constituían la marcha estaban debidamente delimitados y organizados, lo que impidió que la manifestación perdiera su sentido unitario.
Además, La Taberna Global pudo charlar con un gran conocido entre todo perroflauta que se precie: el ilustre y célebre vendedor de El Militante, el periódico de la verdadera izquierda. Eso sí, éste extrapola lo del puño cerrado hasta límites insospechados: no nos quiso regalar un ejemplar de su diario.
El disgusto se hacía palpable entre los manifestantes, y el tema predominante de la jornada fue la preocupación por el riesgo en el que podía encontrarse el Estado del Bienestar. “Están en peligro muchos derechos que hemos conseguido entre todos, y por los que se ha luchado hasta la muerte, en algunos casos. Yo defiendo la enseñanza y la sanidad pública, y estoy aquí por eso”, declaró Carlos Callejón, un manifestante, a La Taberna Global. “También están amenazados otros derechos humanos como son los del aborto o el matrimonio homosexual. Esto va a ir a peor, pero nos tienen que escuchar, y tienen que retroceder”.
Entre tanto, los indignados exigen la convocatoria de una Huelga General, asunto que compete a los dirigentes de los sindica97du8wfyshfasofj9fhcagvha v bvsgauisfgbcazgfvbuzv7a b bov bj89DYHDNBCIHihshihdhbsacf bbwdnbinacb n baklidhfnadcahnchna zil9ahabcb lab cb aphc h9achabc bcbkjakjbcakñcb a cbavnvaqhvfffffffffv fd
Acerca de Isabel Bellido
Choni letrada. Último curso de Periodismo en la UMA. Escribo en La Taberna Global y en El Observador, y llevo dos veranos juntando letras también en Diario SUR. Aunque allí soy un poco más formal.